Es penoso que nuestro pueblo (incluyendo parte importante de la izquierda) no conozca las relaciones históricas del pueblo haitiano con nosotros.
Que no sepa el rol de ese heroico y solidario pueblo en los hechos más trascendentales de nuestra historia.
Que desconozca el apoyo que nos brindaron para sacar a los franceses de estas tierras en 1809.
Que ignore (porque se lo han ocultado de manera perversa) que fueron los haitianos los que abolieron la esclavitud en esta parte de la isla, primero en 1801 y luego en 1822.
Que no estemos informados correctamente del rol fundamental del gobierno y pueblo haitiano, habiendo sido su territorio y su gente, una sólida retaguardia de nuestras luchas en la Guerra de la Restauración (1863-65) contra la dominación española.
Es doloroso que nuestro pueblo no sepa todo el apoyo que recibimos del pueblo haitiano en la guerra de los seis años contra el gobierno anexionista de Buenaventura Báez.
O que hayamos tirado al zafacón del olvido, la sangre generosa derramada por los combatientes haitianos en la guerra patria de 1965 contra la ocupación yanqui.
Los enemigos de siempre del valeroso e intrépido pueblo haitiano, han tratado siempre de sepultar y mantener en el olvido eterno, los inmensos aportes que hizo ese pueblo, en armas, tropas barcos y recursos económicos a la empresa independentista encabezada por el libertador Simón Bolívar en América del Sur; ayuda que fue imprescindible para derrotar el colonialismo español.
Y pretenden los enemigos de nuestros dos pueblos, distanciarnos y que nos odiemos y partiendo solo de los excesos cometidos por Dessalines en 1805, por Boyer en esta parte de la isla en el período 1822-44, por la masacre contra haitianos en 1937, cometida por la dictadura de Trujillo o por la sobreexplotación a que han sido y son sometidos nuestros hermanos haitianos en las plantaciones cañeras y en otras plantaciones agrícolas; acciones todas estas reprochables, pero que está suficientemente claro, que no han sido comentidas, ni por el pueblo haitiano, ni por el pueblo dominicano.
Lamentable es además, que tratemos de ignorar los extraordinarios aportes que hacen los trabajadores haitianos en nuestro país en áreas tan vitales como la construcción, la agricultura, el comercio y en diversos servicios.
Nos corresponde a los revolucionarios hacer entender esa realidad a nuestro pueblo, para que vayamos superando la telaraña racista y anti haitiana con la que han querido mantenernos alejados de un pueblo hermano y que ha hecho enormes sacrificios a favor de nuestra independencia.
Es más que evidente, que las clases dominantes de nuestro país, serviles incondicionales al poder del imperialismo de los EEUU de norteamérica, cumpliendo su rol al servicio de la dominación neocolonial, hacen todos los esfuerzos políticos, culturales e ideológicos para presentar al pueblo haitiano como nuestro enemigo y como una grave amenaza para nuestra soberanía nacional, para ocultar a quienes nos oprimen y saquean desde hace más de un siglo, que es el imperialismo yanqui.
De similar manera tratan de sembrar odio en nuestro pueblo hacia el pueblo haitiano, levantando la consigna de «la maldita dominación haitiana de 22 años» al tiempo que ocultan maliciosamente los más de 300 años de dominación del imperio español que exterminó a nuestros habitantes originarios mediante genocidios abominables.
Ocultando también los crímenes durante la ocupación francesa de1802-1809.
Y claro, tratando de obviar lo sucedido en 1916 y 1965 y las funestas consecuencias de esas intervenciones yanquis para nuestro pueblo y nación dominicana.
Los pueblos dominicanos y haitianos somos hermanos, tenemos una historia de resistencia similar contra los viejos y nuevos colonialistas y juntos forjaremos un luminoso porvenir en nuestras dos naciones
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