Por: Lic. Box Elhlin Ruiz Huges
Los griegos son considerados como los primeros que pensaron que podían pensar: le llamaron episteme: pensamiento lógico racional, que hoy llamamos conocimientos científicos. El autor en lengua franca Lipovetsky piensa y escribe un ensayo sobre el individualismo contemporáneo, fenómeno cuya principal a su juicio característica es la personalización de la experiencia, que “rompe con el instituido desde los siglos XVII y XVIII”.
Se destaca una marcada impresión sistemática de la esfera privada, que se configuró como uno de los grandes muros construidos por el Liberalismo en respuesta a invasivo Ancient Régime. Claro está, se plantea esta apertura de la esfera intima, pero sin perder la dignidad, pues “lo que desaparece es la imagen rigorista de la libertad, dando paso a nuevos valores que apuntan al libre despliega de la personalidad íntima, la legitimación del placer, el reconocimiento de las peticiones singulares, la modelación de las instituciones en base a las aspiraciones de los individuos.”
Todo esto en el contexto de la sociedad posmoderna en la que reina la indiferencia de masa, donde domina el sentimiento de reiteración y estancamiento, donde lo nuevo se acoge como lo antiguo, donde se banaliza la innovación, en la que el futuro no se asimila ya a un progreso intelectuable. El ensayo La Era del Vacío trata de explicar algunos fenómenos emergentes surgidos a partir de la decepción dejada en el subconsciente colectivo por el modernismo, movimiento que había dominado los círculos intelectuales durante los dos últimos siglos, prometiendo un hombre nuevo, libre, completo, científico.
A pesar de un propósito tan noble, el logro más notable fue el individualismo, que trajo consigo la estandarización del hombre, bajo unos parámetros dictadores desde ámbitos legítimamente dudosos.
El autor es Abogado – Docente
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