Por: José Henríquez
Satanás, quien fue expulsado del cielo, luego de ser derrocado por el Arcángel Miguel, fue acusado por Jesucristo de querer »hurtar lo que es mío a menos que yo le dé lugar y le abra una puerta que le permita entrar»… (Hurtar significa robar, basado en un abuso de confianza). Jesucristo, el elegido de Dios, fue el principal objetivo de Satanás, tratando de sonsacarlo para romper su lealtad hacia Dios, tal y como lo hizo con Adán y Eva, a través de la serpiente. Satanás intentó sobornar a Cristo por todos los medios. Su recelo hacia éste era incontenible. Sus intentos de corromper a Jesús para que traicionara a Dios fueron consuetudinario.
Veamos las tres tentaciones principales de Satanás le hizo a Jesucristo, según (el evangelio) San Mateo: 4:1:11: «Entonces Jesús llevado por el espíritu santo al desierto, para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a él el tentador, y le dijo: si eres hijo de Dios di que esas piedras se conviertan en pan. El respondió y dijo: escrito está no solo de pan vivirá el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Entonces el diablo le llevó a la Santa Ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: si eres hijo de Dios échate abajo porque escrito está: a sus ángeles mandará acerca de ti, y, en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra. Jesús les dijo: escrito está también: no tentarás al señor Dios. Otra vez le llevó el diablo al monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: todo esto te daré, si postrado me adoraras. Entonces Jesús le dijo: vete, Satanás, porque escrito está: Al señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás. El diablo entonces lo dejó; y he aquí vinieron ángeles y le sonrieron».
La tercera sensación es esencial para entender la actitud moralista de Jesucristo. Pero también confirmamos la actitud corruptora de Satanás mediante el soborno, una modalidad (de cohecho) que se originó con la humanidad y con Satanás, según la Biblia, y continuó manifestándose en secuencia histórica hasta nuestros días. Desde el punto de vista religioso es un pecado (en todas las religiones) es un pecado y desde el punto jurídico (desde la creación de las leyes y decretos, desde el surgimiento de los Estados) es una flagrante violación.
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