Por: Marcionilo Castillo.
En la naturaleza del planeta tierra la muerte es parte de la vida. El tope de vida de un ser humano, puede llegar hasta más de los 125 años como último extremo, pero aunque esto varía de país en país dependiendo de variados factores tales como: genes hereditarios, estilos o calidad de vida, avances en los sistemas de salud, alimentación, educación, la calidad de los servicios públicos que garanticen los estados y muy particularmente el ambiente en que se desenvuelvan las personas.
En este sentido, este 2025 que recién inicia es un año de retos y desafíos, en el caso dominicano, por lo que vemos qué sucede cada vez más con los fenómenos atmosféricos y el ambiente de vida que nos rodea en lo referente al cambio climático.
Se hace necesario y urgente medidas radicales para controlar y detener las actuaciones que cada día agravan o aceleran el cambio climático, donde cada décima de grado que aumenta el termómetro atmosférico representa la cercanía del peligro que amenaza la supervivencia de los seres vivos. donde ningún ser vivo está exento de escapar, si el medio donde se desenvuelve no es el adecuado a su contextura ambiental; visto así nadie está exento de escapar, si seguimos en este derrotero terrenal que hoy vive la humanidad con el deterioro progresivo de los recursos naturales.
Y aunque es un asunto global de nuestro planeta, hablemos de la República Dominicana y es que los números no mienten, porque cada cierto tiempo vemos como las temperaturas se mueven manifestando frecuentemente cambios bruscos , por la erosión implacable de nuestras tierras y costas, por un mar que cada vez más avanza por desbordarse hambriento hacia nuestras tierras, los ciclones son más frecuentes y fuertes, las sequías son implacables para devorar la producción agropecuaria: el calor o frío son más fuertes y cambiantes drásticamente en corto espacio de tiempo, cuando creemos estar en verano hace frío y viceversa, en invierno hace calor. La lluvia se desaparece con largos periodos de sequía y en tiempos de sequía aparecen tempestades de grandes precipitaciones de lluvia y hasta ciclones fuera de temporada y así sucesivamente, es decir cambios bruscos en casi todo el sistema climático y atmosférico del planeta.
Este drama que vive la humanidad, habría que preguntarse, Qué nos espera si seguimos con este deterioro progresivo de los recursos naturales que llevamos en todo el globo?
Pensemos que le dejamos y les espera dentro de los próximos 30, 50, 100 o 500 años para las generaciones descendientes: hijos, nietos, biznietos, … sobrinos, primos y demás; Donde los ríos, arroyos, manantiales, Océanos o mares, disminuyen se secan y hasta desaparecen; las tierras fértiles, los bosques y las plantas convertidas en áridas, las ciudades se inundan y las costeras están en lucha contra las subidas y penetración del mar, las playas desaparecen bajo las aguas, y las precipitaciones no se producen con la frecuencia normal y cuando lo hacen son con intensidad destructora.
Por lo que se hace imprescindible y sin demora, acciones drásticas y urgentes para la producción de energía limpia, manejo correcto de los desechos sólidos y sobre todo el cuidado y preservación serio y responsable de nuestros recursos naturales; bosques, agua, animales, tierras… y sobre todo algo que no es tan difícil, solo de voluntad que es eliminar o reducir al mínimo la contaminación al medio ambiente y detener la depredación innecesaria de los recursos naturales.
Se trata de retos y desafíos de los dominicanos y que como habitantes consientes y responsables de la tierra, que se percibe grave, casi al borde de colapsar, pero que “hay tiempo todavía”, y los habitantes de esta parte del planeta, tenemos el compromiso de rescatar y preservar, para nuestras generaciones. Pero en primer lugar está el rol y la responsabilidad de las autoridades gubernamentales y locales, en cada periodo de gobierno en dar seguimiento y continuidad al problema ambiental, encabezado por el presidente de la República, el Ministerio de Medio Ambiente, el empresariado y los ciudadanos,para hacer que esto sea posible.
Controlar cada ves más la ocurrencia de incendios, talas de árboles, extracción minera sin la prevención de los daños a la naturaleza, tomando en cuenta el pasivo ambiental y social ahora que se habla de “tierras raras” (Bauxita, arcilla y más en Pedernales), la mina Romero de Oro en San Juan de la Maguana, la explotación de Petróleo en Azúa, la Presa de Cola para la explotación de Oro en Cotui, la extracción de arena de los ríos, las dunas de Bani y otras áreas protegidas y preservadas como los parque Nacionales.
Es decir que tanto los dominicanos como la comunidad internacional deben dejar de hacer como hasta ahora; anuncios, promesas que no cumplen e iniciar cuanto antes acciones serias y concretas y dejándose ya del bla, bla, bla, con la realización de tantas reuniones, foros, cumbres, reuniones, diálogos y más y donde se adopten las medidas y desiciones correctas y necesarias para frenar de una vez y para siempre la catástrofe que afecta y que no es ya amenaza sino la realidad que vivimos día a día y nos maltrata en cada rincón del país.
Esa una la verdad irrefutable del cambio climático y el deterioro progresivo a que está sometido el medio ambiente y los recursos naturales.
Terminó este escrito con esta frase…
“Hay un planeta muy bello y( agradable) llamado tierra y dentro de él, un pedacito de su geografía llamado República Dominicana; iluminado y calentado por el sol, (refrescado por la lluvia), cubierto por una capa de aire a su alrededor, donde viven los seres humanos, los animales y las plantas…”
Actuemos ahora que hay tiempo, para que más adelante no sea demasiado tarde, y si amamos la patria ahora que estamos en el mes patriótico de Duarte,Sánchez, Mella, Luperón y más … He dicho.
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