La precaria situación de salud de Jack Veneno, volvió a colocarlo sobre la palestra y de paso se mencionó de nuevo, que es oriundo de San José de Ocoa. Como consecuencia, se anunció su designación como hijo distinguido y el encargo de una pintura alusiva a sus logros, en la entrada de nuestro Maniel. El tema resultó controversial y hubo cuestionamientos por la distancia mantenida por el luchador. Hasta se llegó a plantear que su primo Cachán, era más merecedor de cualquier distinción. Respetando a todos, les presento mi opinión “interesada”.
San José de Ocoa viene luchando por darse a conocer como destino turístico, desde hace varios años. Es mucho lo que se ha hecho y lo que se hace, buscando entrar en competencia con los destinos ecoturísticos ya bien establecidos.
En cualquier parte del mundo, las celebridades locales se convierten en patrimonio intangible. No importa si vivieron mucho tiempo en el lugar o no. Tampoco si regresaron o hicieron aportes significativos. Son celebridades y sus logros se convierten en parte de la historia del lugar y los lugareños; en el caso de Rafael Sánchez (nombre real del campeón), nadie podrá borrar de su biografía que nació en San José de Ocoa. Él mismo lo menciona en entrevistas.
En el siglo pasado, cuando la lucha libre nacional tuvo sus años dorados, Jack Veneno encabezó un movimiento que llevó entretenimiento y diversión a gran parte del pueblo dominicano. Sus habilidades para este espectáculo deportivo, le llevaron a presentarse en gran parte del mundo, incluyendo el famoso Madison Square Garden, de Nueva York. Compartió con las grandes figuras de entonces, incluyendo al legendario actor y luchador El Santo y el no menos famoso Andrés El Gigante.
En el país sus presentaciones tuvieron su clímax al enfrentarse en 1982 a Ric Flair, uno de los dos nombres más famosos de esta disciplina en la segunda mitad del siglo XX. El mismo Ric Flair que acompaña a Bad Bunny en su video «Chambea» y al cual el urbano menciona constantemente. En su lucha, Jack Veneno obtuvo el campeonato mundial completo de la National Wrestling Alliance (NWA), en su momento la máxima presea de la lucha libre a nivel mundial. El suceso fue tan importante para nuestro país, que el hijo del Presidente subió al ring para entregarle el cinturón al hijo de doña Tatica.
Usted puede argumentar contra la lucha libre, pero es un espectáculo deportivo que genera billones de dólares a nivel mundial, poseedor de los más altos porcentajes de televidentes en horarios estelares. Es decir, estamos hablando de una actividad que tiene millones de seguidores. Oleadas de personas siguen sus historias, especies de telenovelas deportivas a las cuales se les da seguimiento semanalmente. En nuestro país, todavía son miles los que persiguen las nostalgias de sus años dorados y eso ha llevado a la creación de importantes espacios digitales, dedicados a la lucha libre de antaño.
Una pintura alusiva al Campeón de la Bolita del Mundo, en la entrada de Ocoa, significa un reconocimiento a esa trayectoria de estrella internacional que ha tenido uno de los nuestros. También es un interesante estímulo que puede captar visitantes, tendentes a tomar fotos y difundirlas en medios digitales.
Yo comparto el argumento de que hay mucha gente en Ocoa que merece monumentos y reconocimientos, más que el campeón. Pero sus méritos nacionales e internacionales son perfectos motivos para convertirlo en una especial referencia a nuestro terruño. Al igual que deben serlo todas nuestras celebridades y las ocasiones especiales en que Ocoa es utilizada para filmaciones, eventos deportivos maratónicos y todo aquello que la lleve a la palestra nacional o internacional.
Philadelphia tiene su estatua de Rocky (un personaje ficticio, aunque inspirado en uno real). Esa estatua es un referente para cada visitante. Ocoa debe tener un punto de referencia para nuestro campeón de carne y hueso. Yo hubiese copiado a Philadelphia e incentivado una estatua, como esa de 9 pies que le hicieron David Collado y otros a Jack Veneno, en el parque Eugenio María de Hostos. Pero si es pintura, es pintura, bien encomendada a uno de los mejores pintores nuestros: el artista Ernesto Guerrero.
Espero con gusto el homenaje al Campeón de la Bolita del Mundo. Iré a tomarme mi foto.
Como decía Silvio Paulino: “¡Oigan la algarabía!”.
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