Por: Laura Casado Ortiz
El World Economic Forum predice que el 50% de las habilidades que necesitan los trabajadores para conseguir empleo estarán desactualizadas en los próximos cinco años. Las habilidades manuales, tareas administrativas, manejo de inventarios, transporte y hasta la atención al cliente, poco a poco van a dejar de ser relevantes porque la automatización, la inteligencia artificial (IA) y la transformación digital están cambiando el juego.
Esto es un gran reto para las universidades, porque necesitan actualizar constantemente sus programas y carreras para que los estudiantes realmente aprendan lo que el mundo laboral va a pedirles. Sin embargo, la velocidad a la que evolucionan dichas habilidades supera la capacidad de revisión y ajuste curricular, ya que los métodos tradicionales que utilizan todavía algunas universidades para dicha actualización son procesos lentos y esto genera un desfase entre lo que aprenden los estudiantes y lo que realmente requiere el mercado.
Pero ¿Cómo pueden las universidades mantenerse vigentes y preparar a sus estudiantes para un mercado laboral en constante transformación? Aquí es donde entra la inteligencia artificial (IA) que ofrece la siguiente solución: Algoritmos que analizan tendencias laborales y proponen actualizaciones automáticas a los planes de estudio.
¿Como funciona este sistema?
Según Andreas Kaplan y Michael Haenlein (2019), «La Inteligencia Artificial (IA) es la capacidad de un sistema para interpretar datos externos correctamente, aprender de dichos datos y emplear esos aprendizajes para lograr objetivos y tareas específicas a través de la adaptación flexible.»
Para el caso de las universidades, el big data se fusiona con la IA quien recopila información de diferentes fuentes como páginas de empleo, redes profesionales (como Linkedin), analiza ofertas y perfiles laborales que sugieren las competencias y perfiles más demandados, informes de la industria, publicaciones, foros especializados, opiniones de egresados y empleadores recopiladas mediante encuestas inteligentes, entre otros.
Combinada con el análisis predictivo, la IA analiza grandes volúmenes de información y los algoritmos identifican cuales son las habilidades y tendencias nuevas que emergen, las competencias tradicionales que van en declive y así la IA sugiere incorporar nuevas competencias, nuevas asignaturas, modificar unidades o temas de un programa académico, cambiar objetivos de aprendizaje y un aspecto importante eliminar o fusionar planes de estudio que sean obsoletos.
De esta manera, las universidades y los profesores ahorran tiempo al no tener que actualizar ningún programa desde cero, ya que la IA ya ha hecho la mayor parte del trabajo, mejorando la empleabilidad de los graduados además de mantener los programas actualizados.
No obstante, hay que considerar que existe un sesgo algorítmico al utilizar IA, y esto es un factor preocupante en la aplicación de esta tecnología. La IA hace recomendaciones, pero ¿quién decide qué información es relevante? Por lo tanto, antes de aplicar cualquier recomendación sugerida por la IA, los expertos deben revisar y verificar si sus recomendaciones tienen sentido.
Las universidades que incorporen la inteligencia artificial en sus programas de estudio actualizados podrán anticiparse mejor a los cambios del entorno y formar profesionales.
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