Prof. Lourdes Féliz Ortiz
A la manera de expresarse en alguna actividad, ya sea artística, deportiva, cultural o de cualquier otra índole, al mostrar una pose corporal, un gesto facial, de un modo peculiar, personal e inconfundible se le puede definir como Estilo, también se manifiesta como un sello particular que deja impreso alguien en lo que hace y por lo cual es reconocido en cualquier escenario.
El estilo depende en gran medida del temperamento, del modo de ser y de la personalidad. Existen tantos estilos como áreas en las que se destacan las grandes personalidades, dando por cierta la afirmación desde tiempos inmemoriales respecto a que “El estilo es el hombre”.
En el ámbito literario existen quienes coinciden en presentar similares características y posturas frente a las mismas situaciones; todo esto tiende a darse ante la posibilidad de que habiten en una misma región o época o, porque estén enfretando una experiencia social parecida.
El estilo en Literatura va desde el sencillo, en el que prevalece la claridad, la espontaneidad y la naturalidad, hasta los que exhiben uno más cuidado, elegante y florido, pero además existen los que son considerados como grandiosos, magníficos y sublimes.
Numerosos son los escritores que han traspasado los linderos del tiempo sin importar que surjan otras tendencias, movimientos o corrientes porque han proyectado su visión del mundo con estilo propio, colocándose por encima de los demás, logrando transmitir su mensaje fácilmente y haciendo que el lector sienta lo mismo que él o ella a la hora de su creación, demostrando autenticidad en sus discursos, lejos de la imitación y el plagio, elementos tan comunes en la historia de la humanidad.
El estadounidense Ernest Hemingway, autor de “El viejo y el Mar” cultivó un estilo realista y crudo, por el conjunto de su obra obtuvo el premio Nobel de Literatura en 1954, El ruso León Tolstói cuyo estilo bello, breve, simple y, sobre todo, claro, logró plasmarlo en la clásica novela “Ana Karenina”, otra personalidad excéntrica fue Oscar Wilde, cuya extraordinaria fantasía y extremado gusto por la belleza se ve reflejado en su novela “El Retrato de Dorian Gray”, la chilena Isabel Allende, autora de “La casa de los espíritus” figura cimera de la narrativa, mezcla realidad, magia y un toque de humor en sus escritos, colocándose entre las grandes de las letras hispanoamericanas , Edgar Allan Poe con su narrativa de terror y su maestría del relato de influencia gótica, considerado el padre del género detectivesco lo disfrutamos a plenitud en “El Gato Negro”. Todos ellos desfilan ante los lectores, inconfundibles entre la muchedumbre, hoy en día convertidos en íconos de la Literatura Universal.
Apostar a un estilo capaz de atraer la admiración y el respeto de parte del público, es a lo que aspira cada ser humano que crea una obra de arte, pero esto no se consigue fácilmente, es un asunto que conlleva esfuerzo y dedicación, aparte del conocimiento del género o del tema a tratar, el asunto va más allá, hay que tomar en cuenta un detalle imprescindible: el conocimiento en sí mismos, sin intentar imitar a quienes admiramos. Definir un estilo es definir nuestra personalidad al margen del resto, que sea algo que nos haga sentir cómodos y diferentes para poder proyectar El estilo que nos define.
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