Educar en valores es la meta principal de todo padre, o por lo menos debería serlo. Esta tarea consiste en la transmisión de reglas y actitudes que conlleven a los infantes a comprender la importancia de respetar a los demás, ser tolerantes, honestos, sinceros, asertivos, amistosos, pacientes y tener temor a Dios (un temor basado en el respeto).
La familia, que es la primera institución creada por Dios y es en ella donde se cultivan estos valores, dado que la edad más idónea para su iniciación es desde el momento del nacimiento, propiciando un ambiente de amor, donde prime el diálogo, la confianza y el respeto.
Educar en valores supone, además, la formación de sujetos íntegros, coherentes, respetuosos y capaces de establecer relaciones sociales seguras. Sin embargo, esta tarea es cada vez más difícil para las nuevas generaciones de padres producto de la ausencia de valores que experimenta la sociedad en los últimos tiempos.
Otra desventaja que tienen los nuevos progenitores es la vida laboral, pues muchos trabajan a tiempo completo teniendo que recurrir a terceros para el cuidado de los hijos. Por otro lado, está el auge de la tecnología, que, si bien es cierto es un gran aporte para la sociedad moderna, se constituye en un enemigo silencioso que si nos descuidamos podría afectar las intenciones de inculcar valores. Los videojuegos, programas televisivos, uso de redes sociales, entre otros, son sólo algunos de los desafíos que enfrentan las familias de este siglo para poder lograr sus objetivos.
Es importante también referirnos a aquellos padres que solo se dedican a procrear, sin asumir la responsabilidad de la educación, olvidando que la familia es la primera escuela de la vida y que como tal tiene una cuota de responsabilidad en la formación de los niños, sino que en contraposición a esto, dejan ese papel a los profesores, lo que dificulta que estos puedan hacer lo que sí les corresponde que es enseñar ciencias, y en cuanto a los valores, reforzar los que traen los individuos del hogar.
Otro factor que dificulta la educación en valores, es la descomposición social que afecta tanto a aquellos niños que se crían en las grandes urbes donde la peligrosidad de dejarlos salir, obliga a los cuidadores a tenerlos exentos de conversaciones y acciones dañinas, pero a merced de equipos tecnológicos por tiempo muy prolongado, convirtiéndose estos en sus maestros y guías, y, por otro lado los que crecen en sectores marginados exponiéndose a escuchar palabras obscenas, expresadas por adultos, jóvenes, adolescentes e incluso niños. Estos últimos también se exponen a ver episodios de pleitos, drogadicción, insultos, música con contenido no apto para ser escuchado por ellos, entre otros, que en muchos casos los separan de cualquier posibilidad de crecer en valores.
A pesar de esto hay algunas acciones que podemos implementar para educar en valores:
- Instruirlos desde pequeños en los caminos de Dios:
Es importante que, aunque no tengamos alguna inclinación religiosa, inculquemos a nuestros hijos valores cristianos, pues estos les ayudarán a tener una mejor formación.
- Ser ejemplo para ellos:
No hay mejor forma de educar que predicar con el ejemplo, de ahí que nuestros hijos deben ver en nosotros los valores materializados, entonces no será necesario enfatizar en la teoría.
- Hablar con los hijos:
La comunicación es nuestra mejor herramienta para lograr los objetivos en la familia no importando la situación por la que estemos pasando. Esto genera confianza y respeto, lo que permite un mejor acercamiento entre padres e hijos y por ende facilita la crianza positiva.
- Ver programas educativos juntos y reforzar lo que queremos que nuestros hijos practiquen:
Esto nos ayuda a fortalecer los valores en el seno familiar y permite que juntos podamos aprender sobre temas de interés y, sobre todo facilita a los padres dedicar tiempo de calidad a sus hijos.
- Involucrarnos en acciones de ayuda al prójimo (repartir ropas que ya no usan, donar alimentos…):
Ayudar a los demás es una acción que poco a poco se ha ido perdiendo, sin embargo, es muy importante que como padres ayudemos a personas que lo necesiten y hagamos a nuestros hijos participes de esto, así aprenderán que siempre tenemos algo que dar y el valor de servir.
El mejor día para empezar es hoy, los niños son el presente y el futuro del país. En ese sentido, es importante que como familia prestemos especial atención a los hijos y que como padres asumamos de forma responsable nuestro papel a fin de que estos puedan tener una adecuada formación integral.
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