Sin ánimos de sortilegio o hacer vaticinios muy adelantados, la carrera de la diputada perremeísta Yari Encarnación puede ser efímera, sobre todo si mantiene la imagen mediática que exhibe y no sabe gestionar esa estrategia política de «colocar piezas». Eso último es cosa de grandes ligas, donde no todo el mundo sabe nadar en tales aguas llenas de tiburones y, para colmo, no es capaz de leer «las señales».
No es malo que un político electo ubique a su gente pero las formas o métodos deben cuidarse, no sea que salga mas cara la sal que el chivo. Si es como dicen medios formales y redes sociales, esa guerra entre la congresista y la Comisión de Empleos del Partido Revolucionario Moderno (PRM) no es buena consejera. Los miembros de esa dependencia coyuntural también tienen poder de movilización, gente clave dentro del partido y/o voz de influencia. Si bien es la diputada del pueblo, Yaris es la única pieza local del PRM en el congreso. Conviene la sana convivenvia con los suyos porque la factura puede que se salcoche temprano. No esperes de amigo aquel cuyo pan quitaste de su boca.
Encarnación está creando una percepción mediática negativa. Le sugerimos un acercamiento a los medios formales. Si a los actores de ese sector les da de a malas para ella, con o sin razón, «está fea pa’la foto, greñúa pa’l video y sin cuartos pa’la la fiesta». Desde luego, no hay que entrar en chantajes, pago de payola y complacencias a posibles mercaderes de la información.
Desconozco si se confirmó o no su presencia en el destacamento policial a los fines de procurar la liberación de una o varias personas vinculadas a violación al toque de queda. Si se trató de ella y comprobó el hecho imputado como injustificado, su presencia allí restó porque la hace ver como cómplice de lo mal hecho y traficante de influencia. Muchos políticos recurren a ello pero, al menos, hay que guardar las apariencias.
Josefa Mejía, diputada del Partido de La Liberación Dominicana (PLD), está concitando toda la atención y no necesariamente por hacer grandes cosas. La congresista morada ha sabido «administrarse, venderse y/o congraciarse, bastando un figureo por aquí, una foto por allá y una resolución o conversación prometedora. La gobernadora Oliva Castillo es la figura que está eclipsando la opinión pública, mientras el senador José Antonio Castillo se esfuerza por no perder distancia.
No es una carrera o competencia pero hay que imprimir velocidad para llegar a la meta. Yaris es joven y suponemos de potencial sobrado. Si quiere sobrevivir al 2024 debe ponerse para lo suyo, dejarse sentir con mas fuerza, procurar espacios entre los jóvenes y mujeres dentro y fuera del partido. El PRM y Ocoa pusieron una fe ciega en esa muchacha y esperan mucho de ella, no en vano resultó con una votación abrumadora. Es un fenómeno político porque no se le conoce experiencia en las luchas electorales, al menos de forma directa.
Yaris ha sido vista en algunas cosas interesantes pero, por alguna razón, el brillo ha sido escaso o sin mayor trascendencia. Hay que explotar la mina y cacarear mas esos huevos.
Apenas ha transcurrido poco menos de 4 meses y, por ende, no es es objetivo hacer un análisis a largo plazo. Hay que permitir a la diputada calentar la silla, pesar en balanza y manos a la obra.
La percepción es un arma poderosa de doble filo en el quehacer político…
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