Lic. Milciades Mejía
Todos los recursos naturales que posee la provincia San José de Ocoa, su producción agropecuaria, los servicios ambientales que ofrece y las demás potencialidades de que dispone nuestro territorio, algunas de las cuales no han sido vigorizadas todavía, están seriamente amenazadas.
El deterioro progresivo de las principales cuencas hidrográficas de la provincia San José de Ocoa, producto de las diferentes actividades humanas, como los desmontes, la tumba y quema, los incendios forestales, la producción de carbón, la deforestación, cultivos en laderas, la erosión de los suelos, alteración de las escorrentías y cursos de aguas. Todas estas actividades han acelerado la sedimentación de las presas, incidiendo de forma muy negativa en la capacidad de embalse, en la generación de energía, disponibilidad de agua para riego, consumo humano e industrial, poniendo en peligros la producción y la estabilidad ambiental de nuestra provincia.
En la Horma y la Nuez, por ejemplo, en los años 70 y 80 tenían una intensa actividad agrícola, que las convirtieron en las mayores productoras de papas y hortalizas a campo abierto de la región, hoy, es decir tres décadas después, como consecuencia de la pérdida de los suelos y la disminución de la capacidad productiva de estos, ya no pueden cultivar esos productos. El bosque, alfombra verde y viva que se encargaba de controlar y retener los caudales y amortiguar los daños, hace tiempo que gran parte fue eliminado. Incluso para la cocción de los alimentos los moradores de estos dos lugares, utilizan gas licuado de petróleo, no porque quieren, sino que no encuentran leña en sus alrededores.
Esta triste situación hace imposible la supervivencia de familias y comunidades completas, haciendo patente el fenómeno de la emigración causada por la degradación ecológica y ambiental en algunas localidades de nuestra provincia, las cuales deberían ser declaradas zonas de desastre ecológico y medioambiental. Nuestra provincia podría sufrir un dramático desabastecimiento de agua y una crisis en la producción de alimentos en los próximos años, por las precarias condiciones en que se encuentran las principales cuencas hidrográficas, a saber: ARROYO LAS VACAS: surtía de agua potable a Sabana Larga, prácticamente no alcanza para la mitad de sus habitantes. El Arroyo Parra: hasta el 1978 producía la energía hidroeléctrica que consumía la población y al mismo tiempo abastecía de agua al acueducto del pueblo; en la actualidad, aunque su cuenca se conserva medianamente, hoy solo tiene un caudal crítico que no es suficiente para abastecer a la población del municipio cabecera.
RÍO OCOA: desde su nacimiento hasta la desembocadura, su cuenca está sometida a un proceso intenso de deforestación y erosión acelerada de sus fértiles suelos, con una pérdida estimada en 507 toneladas por año; su caudal con aguas cargadas de sedimentos y altamente contaminadas, se ha reducido tanto que no es suficiente ni siquiera para irrigar los predios agrícolas de La Sabana, la Angostura, Sabana Larga, el Guasabaral, entre otros. Esta cuenca está enferma y grave de muerte, para restaurarla necesita de una intervención urgente del Estado. Cada fenómeno natural que impacta a San José de Ocoa, este río provoca pérdidas millonarias.
RÍO NIZAO: hablar, describir y evaluar las condiciones en que se encuentran los recursos naturales de esta fundamental cuenca hidrográfica, la mejor aprovechada en el área del Caribe, no es tan fácil. Por razones de espacio me limitaré a describir lo que se observa cuando se sobrevuela por su cauce, desde Valdesia, pasando por Las Auyama y Nizao, Rancho Arriba, Los Limoncillos, Arabia, Loma la Chorriosa hasta Valle Nuevo. Las imágenes no son halagüeñas, en esta cuenca la historia se repite, se observan los desmontes, tumba y quema, incendios, montañas sometidas a una dañina e inaceptable deforestación, incluso en cabezadas de agua; intensa actividad agrícola en laderas, la erosión de los suelos, cárcavas, deslaves y deslizamiento de tierra en alguna áreas, extracción de materiales del cauce y producción de carbón, entre otros.
Confieso con tristeza, que una cuenca tan importante como es la del Río Nizao, con la infraestructura hidráulica tan costosa y los valiosos servicios ambientales que brinda a una parte importante de la población dominicana, resulta inaceptable que se encuentre en las condiciones de vulnerabilidad en la que está en la actualidad. REFLEXIÓN FINAL Es una realidad que San José de Ocoa produce abundantes alimentos de insuperable calidad, suple agua potable y energía eléctrica limpia para una parte importante de la población dominicana, así como otros servicios ambientales no menos importantes. Pero estos invaluables aportes han tenido como soporte a nuestros frágiles ecosistemas, hoy fragmentados, degradados, los recursos naturales limitados, poca disponibilidad de agua, suelos erosionados y con poca fertilidad. Es decir, hemos consumido un parte importante del capital natural de nuestra Provincia, su capacidad de resiliencia o de reposición de estos recursos naturales está llegando al punto crítico de agotamiento. Por las razones antes expuestas, la situación ambiental que se advierte para San José de Ocoa en los próximos años, es un tanto preocupante, los Ocoeños tenemos planteado un serio y complejo desafío de cara al futuro, que hay enfrentar con valentía y decisión, ahora, mañana podría ser muy tarde. Es el momento para que todas las autoridades de la Provincia, encabezados por nuestros legisladores, alcaldes, regidores, funcionarios gubernamentales y todas las organizaciones sociales y políticas convoquen a un gran foro para elaborar una agenda común, integradora de todos los sectores de nuestro pueblo, a fin de plantear propuestas de soluciones a esta problemática.
Estamos conminados a revertir la degradación de nuestro legado natural, la protección de nuestras cuencas hidrográficas, la conservación de los bosques y suelos, el manejo racional del agua, implementar una agricultura sostenible, así como iniciar la gestión integral de los desechos sólidos y un plan de ordenamiento del territorio, entre otras medidas, todas ellas deben ir en la dirección de contribuir de manera marcada a lograr las metas acordadas y asegurar de esa manera la sobrevivencia de San José de Ocoa como territorio.
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