La República Dominicana se levantó el jueves con una noticia terrible: un hombre suministró una sustancia tóxica a sus hijos de siete y catorce años para, luego, suicidarse en Ocoa.
De acuerdo a la hermana del homicida-suicida, éste se había separado de su esposa y había dado señales de que “haría algo, pero yo pensaba que era quitarla a ella del medio”.
No es suficiente repetirlo una y un millón de veces, pero necesitamos prestar más atención a la salud mental en nuestro país.
Los niveles de depresión, ansiedad y cualquier tipo de trastorno o enfermedad mental realmente no los conocemos, porque ni tenemos estadísticas que arrojen la realidad, ni contamos con la protección en seguridad social para este tipo de condiciones. En pleno 2022, todavía, hablar de problemas psicológicos o psiquiátricos continúa siendo tabú.
Combinamos esto con los altos índices de violencia con los que se vive en la República Dominicana y el resultado es el que hoy estamos llorando.
El país no puede seguir ignorando una situación que está golpeando duramente y esperar que, sin hacer algo distinto, las cosas serán diferentes. No es posible.
Fuente: Diario Libre
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