La libertad, es la capacidad de la conciencia para pensar y obrar según la voluntad, en tanto que el libertinaje es actuar con desenfado, haciendo uso del derecho a la libertad, pero sin asumir las consecuencias. El libertinaje implica quebrantar las normas, sin importar los resultados.
Desde el mes de marzo del presente año, el país sufre los estragos de la pandemia Coronavirus o Covid-19, y nuestra provincia, San José de Ocoa no escapa a esa realidad. Son evidentes los esfuerzos de las autoridades de Salud Pública y otras instituciones para orientar a la población con relación a la prevención del contagio; no obstante, al parecer no es suficiente para que los ciudadanos puedan entender la peligrosidad de este virus.
Hay una frase que se ha hecho popular con esta pandemia «hasta que los muertos no sean nuestros muertos, o los contagiados nuestros familiares», no tomaremos en serio esta realidad.
Con la puesta en marcha de las fases I y II de reapertura de la economía, se le otorga a la ciudadanía una especie de libertad para reabrir los establecimientos comerciales, respetando el protocolo emitido por Salud Pública, que incluye: distanciamiento físico, toma de temperatura, higienización, uso de mascarillas, entre otras. Es penoso decir que esa libertad se ha convertido en un libertinaje. La implementación del protocolo, a mi juicio, en la mayoría de los casos es un cliché, digo, donde se implementa, pues a pesar de que los comerciantes hacen su mayor esfuerzo para acogerse a los lineamientos, a fin de poder mantener abiertos sus negocios, el trabajo es cada día más difícil, la gente ha perdido el miedo al virus.
Las filas en los establecimientos públicos y privados parecen más bien mítines, al entrar quisieran pasar desapercibidos para no recibir un poco de manita limpia o alcohol que brindan los empleados como parte del protocolo, esto a pesar de que cada día los casos siguen en aumento.
En los barrios los negocios de bebidas alcohólicas, aunque “permanecen cerrados”, los fines de semana se observa la aglomeración de personas en sus alrededores, irrespetando las normas establecidas y a las propias autoridades. Ofrecen servicios sin ningún tipo de medidas sanitarias; la policía cumpliendo con su trabajo se apersona y, estos se «recogen», pero desde que se ausentan, todo vuelve a la normalidad.
Es penoso decirlo, pero si, es un libertinaje; personas de todas las edades se van a distintos lugares cercanos de la provincia a “gozar”, toman bebidas alcohólicas, se aglomeran, comportándose como adolescentes, es decir, sin medir las consecuencias de sus actos que de hecho es una actitud irresponsable, ya que no solamente se exponen ellos al peligro, sino que, de ser contagiados, trasmitirían el virus a sus familiares, vecinos, amigos y relacionados.
En los velatorios también se observa muchedumbre de personas y así mismo en las calles y aceras de algunos sectores, reafirmando así el famoso dicho «con la gente no hay quien pueda». Los toques de queda se han flexibilizado, sin embargo, aún no es suficiente; la gente quiere más, quiere ser libre, les cuesta acatar normas, incluso cuando estas son para proteger su vida y la de los suyos.
Ojalá que este libertinaje no nos cueste caro y se salga de control la situación sanitaria del país. Es mejor prevenir antes que lamentar; estoy de acuerdo en que poco a poco debemos volver a la normalidad, pero la salud es un asunto serio, algo que no se puede comprar. El llamado es a crear conciencia por ti, por mí, por los tuyos y por los míos.
Dios nos ha otorgado libre albedrío, es decir, que somos libres de elegir entre hacer lo correcto y lo incorrecto, no obstante, su deseo es que todos optemos por hacer lo que es debido, esto incluye respetar a las autoridades terrenales. El libertinaje al que se están disponiendo muchos ciudadanos puede conducir a que se restrinja la libertad, es decir, que habrá que endurecer nueva vez las medidas. La prudencia es la única arma que tenemos para contrarrestar esta pandemia.
El virus es invisible, cualquiera puede estar contagiado, por tanto, es nuestra responsabilidad acatar las normas emitidas por los organismos correspondientes, que son: distanciamiento físico, uso obligatorio de mascarillas, lavado de las manos y evitar las aglomeraciones; si así lo hacemos pronto experimentaremos plena libertad para compartir más de cerca con nuestros seres queridos, abrazarnos, realizar eventos sociales, en fin, volvernos a encontrar, mientras tanto, Quédate en casa.
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