Felipe Ciprián
En República Dominicana hay una dificultad en materia de actuación política: se trata de uno de los países más politizados de América Latina, pero en realidad es un zoológico de activistas sin formación y cultura suficiente para forjar verdaderos partidos, elaborar estrategias y tácticas acertadas para poner los recursos naturales y las fuerzas productivas al servicio del bienestar de su pueblo.
A falta de dirigentes con capacidad política y compromiso social, tenemos una fauna de logreros soberbios, corruptos y corruptores, que hacen sintonía con un “empresariado” que aprovecha ese vacío estructural para forjar alianzas para obtener beneficios familiares y grupales, mientras el país se va paulatinamente al abismo en todos los órdenes.
¿Acaso no es al abismo que va el país cuando cuatro oficiales de la Policía -según el ministerio público- se ocupan de una querella por un robo en Los Alcarrizos, allanan una vivienda, recuperan millón y medio de pesos, se componen con el ladrón, le dan 250,000 pesos y se quedan con el resto del dinero y aquí no ha pasado nada?
Esa acción es una muestra mucho más perversa que los frecuentes asaltos a personas indefensas en las calles, porque aquel fue cometido por miembros de la “autoridad” que están precisamente para imponer el orden y garantizar que quien tiene negocios no sea víctima de ladrones.
Mientras el país se va al abismo por el auge de la delincuencia y la coparticipación de la autoridad en múltiples niveles, ningún dirigente político traza una ruta honesta, creíble, esperanzadora, para revertir este proceso malvado de destrucción de las bases sociales y morales de la dominicanidad.
Esos elementos confluyentes: falta de dirigentes capaces y comprometidos con su pueblo, más la ruina moral e institucional que vive el país, impide que quienes se pretenden líderes políticos, puedan ver la magnitud de la incertidumbre que se cierne sobre el porvenir inmediato de la nación.
¿Cuál es la incertidumbre?
Aunque Melvin Mañón lo ha descrito en uno de sus más recientes artículos, “Gobernabilidad en peligro”, yo me apuro a sazonar algunos elementos que no pueden pasarse por alto y que podrían ayudar a formarse un cuadro de la magnitud de los peligros que amenazan al país.
Actualmente hay un cuadro político ilógico en República Dominicana: los partidos divididos internamente por la competencia por ser candidatos para llegar o retener el poder.
En el PLD se enfrentan a exclusión Danilo y Leonel porque ambos quieren ser candidatos de ese partido. Ninguno de los dos acepta que sea el otro el candidato.
El PRM castró su proceso de construcción como alternativa al PLD cuando sus dos cabecillas de grupos (Hipólito y Abinader), pese a que compiten por la candidatura presidencial, pactaron para colocar sus títeres en la cabeza de esa organización y ahí tienen a su Carolina sin experiencia para conducir masas y a su Paliza sin tiempo ni posibilidad de responder como cabeza del principal partido “opositor”.
Por ahí no hay que esperar el dinamismo y el encanto de una fuerza de vanguardia para liderar un cambio, ni siquiera de rostro, mucho menos de sistema.
El PRD es una reliquia de la historia cooptado por el poder y listo para aliarse con quien pueda ser opción de poder, llámese Danilo, Leonel, Hipólito o el nieto de Trujillo.
A ese viejo buey blanco solo le queda el “yo era” y mucha capacidad de negociación. Cero esperanza.
El Partido Reformista es un siamés del PRD y todo lo anteriormente dicho se aplica a él y uno se ahorra el daño ambiental de estropear más papel y tinta en vano. Negocios y alharaca, nada para beneficiar a nadie más que a sus dirigentes y a sus acaudillados.
Por último están mis vecinos de los grupos “alternativos” que se quedaron paralizados hace mucho tiempo en el juego de administrar fondos públicos para sostener mini burocracias internas, sin ningún resultado de impacto en forjar una alternativa popular para el pueblo trabajador.
Son microempresas políticas para ir a procesos electorales a repetir la historia de amagar y no dar y multiplicar la cosecha de frustraciones para quienes aun creen en el sacrificio de los mártires que dieron otras lecciones de moral política e integridad ciudadana.
Un tranque peligroso
Con un poco de visión, se podría advertir que el cuadro anterior avanza hacia un abismo incierto, pero que al final tiene que encontrar una salida porque no se puede arrojar al mar Caribe a 20 millones de habitantes de la isla de Santo Domingo, que está muy próxima a las costas de Estados Unidos y muy lejos de Europa.
Estados Unidos -no hablo del presidente ni de sus instituciones políticas, sino de sus corporaciones que dominan al amparo de sus intereses el curso de la política- no se va a quedar cruzado de brazos ante la posibilidad muy probable de que un quiebre en la Isla desate una migración masiva (legal e ilegal) hacia su territorio.
Ahí es que está el peligro mayor. Y ese inmenso poder frente a este enano país, ha comenzado a enseñar sus energías y a poner sus condiciones.
¿Fue una evolución normal que República Dominicana abandonara el respaldo a Venezuela en la OEA en momentos en que Estados Unidos presiona una negociación con ese país en condiciones ventajosas? No lo fue. Se trató de una capitulación de una solidaridad que parecía estratégica. Y el gobierno dominicano lo hizo a pedido, público, de Washington.
Esa fue la bota “Made in USA” en el cuello del sector de Danilo en el PLD.
Entonces vino la decisión del Departamento del Tesoro de Estados Unidos de considerar que el senador Félix Bautista, que representa el 25% de la fuerza de Leonel en el Senado -pero mucho más que eso-, no puede hacer negocios en el norte ni con empresas que a su vez los hagan con el sistema financiero norteamericano.
Se trata de un bloqueo en forma al financiamiento a las aspiraciones de Leonel, que unido al que se tiene en el país contra Víctor Díaz Rúa por su encartamiento en el expediente de Odebrecht y el hundimiento a Diandino Peña, y las amenazas de enjuiciarlo si saca la cabeza por su líder, forman un cuadro caótico de las aspiraciones de Leonel de intentar volver al poder en 2020.
Del juicio e inmovilización de fondos internos y externos a Ángel Rondón no hay ni qué hablar, pero como lo que es igual no es ventaja, eso afecta a todos casi por igual porque sus generosas fortunas llegaban a las bolsas de cada candidato, no importa el color, pues todos son iguales.
Pero si Estados Unidos fuera determinante para decidir quién gobernaría entre 2020-2024 -y yo creo que si no lo es le falta poco ante tanta gente gritando ¡Yes, sir!- tendría que buscar una opción en el futuro que ahora no tiene para deshacerse de Danilo y Leonel, a los que menos quiere.
¿A quién escoger?
Al día de hoy no tienen opciones porque sus preferidos -permítanme no citar nombres por pudor- pesan más que un buque con cien toneladas de basura en un río de poca profundidad.
He ahí la gran incertidumbre: los “americanos” no quieren a los del PLD y en la oposición no hay nadie que aunque dóciles por montón, puedan ser pasados por el voto mayoritario en unas elecciones tan limpias como las de Venezuela.
Mientras la gente se entretiene hablando de si afectaron a Leonel con la disposición de la JCE que prohíbe las caravanas proselitistas fuera de tiempo… que si Hipólito apoya la reelección de Danilo… que si se resquebraja el Bloque Opositor (que yo dije que no existía realmente)… que si habrá Ley de Partidos… sobre el país se cierne la más peligrosa de las incertidumbres: que el futuro se vuelva una repetición del pasado donde los poderes extranjeros impongan el orden.
Cuando pase la tempestad, contaremos las estrellas.
Felipe Ciprian-Listin Diario
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