En una entrega pasada compartimos la crónica del Listin Diario del 11 de febrero del año 1925 que traía en primera plana la historia de una estafa que afectaba al munícipe ocoeño Manuel Pimentel (a) Liquito.
El asunto que se dirimió en los tribunales de la ciudad de Santo Domingo, llegó incluso a la Suprema Corte de Justicia. Los acusados fueron el propio Juan Bautista Davis y otra persona nombrada Juan Bautista Valerio. El haitiano Bivel nunca fue atrapado. En primer grado Davis fue condenado mientras que Valerio fue descargado, aunque en apelación mediante sentencia del 21 de octubre de 1926 se le condenó a pena de 6 meses de prisión, al pago solidario de 10 mil pesos por concepto de restitución de la suma estafada y de indemnización al señor Liquito Pimentel. Finalmente, el 13 de junio de 1928, la Suprema Corte de Justicia rechazó el recurso de casación interpuesto por el Dr. Valerio.
En cuanto a Davis, fue expulsado del territorio dominicano y en una búsqueda que hicimos lo volvimos a encontrar en Puerto Príncipe, haciendo las mismas estafas que estaba acostumbrado. El periódico haitiano Le Matin Quotidien de fecha domingo 17 de noviembre del año 1928, titulado Affaire dite des Tresors.
Pero volvamos a la crónica del Listin, para que el lector quede enterado de la sucesión de hechos acontecidos posteriores a la noche del desentierro de la dichosa botija llena de onzas de oro.
Listin Diario, 11 de febrero de 1925:
Todavía no.
Los días del 21 al 23 de enero discurrieron y no podía sacarse el dinero, ni aún después del sacrificio. (Ahora menos, dice el reporte). Faltaba que la esposa de Pimentel ordenara dos misas simultáneamente, una en Baní y la otra en Azua. Pimentel lo juzgó imposible; pero Binel concedió en su sacerdocio la dispensación del tributo de misas.
Binel contra Davis.
Dispensado del tributo de las misas, faltaba todavía descamisar a Pimentel. Para ello Binel apareció como contrario de Davis, poniéndolo como ambicioso, imputándole que aspiraba la mitad del tesoro enterrado y alegando él que solo debía dársele la cuarta parte. Binel propuso un trabajo para disminuir las ambiciones de Davis.
El Trabajo
El trabajo fue como sigue: Binel tomó una hoja de papel blanco, de dos o tres suministradas por el propio Pimentel y escribió su nombre en el centro. Pidió a Pimentel que escribiera su nombre en otra hoja y éste obedeció. Luego fue aparentado quemar esas hojas de papel y el mismísimo Pimentel preguntó en el acto que si iban a quemar sus nombres, cándidamente así…
Después
Sobre el nombre que Pimentel escribió en aquella hoja de papel blanco, aparece nada menos que un recibo de depósito por $10,000 dizque otorgado por Pimentel a Davis, para ser devueltos al primer requerimiento . No era esto último el total descamisamiento de Liquito Pimentel? Este documento fue ocupado a Davis y está en poder de la Justicia.
Como se fue Bivel.
Redimida del tributo de la misma en Azua la señora de Pimentel, Bivel expresó que él podría por mandato de ella, hacer celebrar la misa en Azua y no le faltó el concurso de Davis que expresó que él podría usar su automóvil para ir a Azua. Tomó Bivel el automóvil y ojos que te vieron…
Horas de labor.
Bueno es que se sepa que las horas en que laboraban en las excavaciones y en la consumación del sacrificio del dinero; eran las de la medianoche. A esas horas, complaciente, tal vez complacido en su pueblerina sencillez, el señor Pimentel facilitaba monturas a sus encantadores o a sus estafadores para dirigirse desde sus posesiones hasta la población de Bani.
Encargo Lejano.
Desde el remoto San José de Ocoa, fue concebido entre los hechos que debían rodear de misterio la estafa el de venir a encender en el cementerio de esta ciudad, dos velas a punto de medio día. Ese encargo ofreció cumplirlo Davis y cuando se le objetó acerca de su entrada al camposanto que causaría extrañeza, objetó que pagaría un peso al zacatecas para que encendiera las velas.
Triste despertar.
Huido Bivel, ausente de Baní Davis, Pimentel comenzó a despertar. Y se dirigió a Davis y éste le pidió nuevas entrevistas que no tuvieron lugar porque Pimentel escamado tal vez no concurría hasta que al fin Davis se diría que había que ir a la Montaña.
Hasta que a poco…
Davis fue a la montaña. En una entrevista con Pimentel en la oficina del Dr. Carrasco, Davis le dijo que Bivel parece que había huido con el dinero, pero que él se lo devolvería al día siguiente. En vano Pimentel pidió a Davis una constancia, pues fue replicado que como le devolvería el dinero al día siguiente no había necesidad de ello…
Gestión de Pimentel.
Pimentel obtuvo consultas de su abogado y principalmente los consejos que obtenía eran los de ver si por encima de todo conseguía el dinero que Davis le ofrecía devolver. Todo resultó vano hasta que la autoridad judicial fue enterada…
Cunde el rumor.
El rumor de los hechos cunde al público y el índice de la opinión estaba encima de Davis sin concretar el hecho y creció el sábado último en la noche cuando en una entrevista con Pimentel en un baile que se celebraba en Baní, saltó a relucir el documento de depósito que fue confeccionado encima de su nombre escrito por Pimentel sobre la hoja de papel que mencionábamos en párrafo anterior.
Incidente.
En aquella reunión de caballeros en Baní, Davis encontró realmente su perdición pues uno de los caballeros al persuadirse de su presencia, exclamó: Y cómo esta Sociedad admite aquí este sujeto que no es más que un estafador.
Caballerosa lealtad.
Entre los caballeros que se encontraban en la reunión de Baní se encontraba el Magistrado Juez de Instrucción señor Bonetti y él a fuero de leal, pues no hacía más de quince días que conocía a Davis, no sólo no admitió semejante imputación sino que habría dado garantía de la honestidad de Davis, a quien hasta entonces tenía por persona decente.
No obstante…
Hubo quien se acercara al Juez Bonetti y le diera prendas. El escuchó y desechó de sí el concepto de que Davis se había hecho merecedor y sigiloso, inteligente, ha esclarecido los hechos y se los ha imputado al verdadero autor, Juan Bautista Davis, quien defraudó la caballerosa lealtad del amigo que lo creyó indigno de aquellas imputaciones.
Rechazo de imputaciones.
Las imputaciones deducidas del relato de Pimentel, que es la procedencia de cuanto antecede, fueron rechazadas por Davis, quien además ha hecho imputaciones a otras personas y entonces airadamente sereno, como un hombre de educada voluntad, ha pretendido negar capacidad al Juez Bonetti, quien en el caso está obrando dentro de la plenitud de sus facultades de Policía Judicial.
Mandamiento.
Inmediatamente después el Magistrado Juez de Instrucción dictó mandamiento de prisión preventiva contra Juan Bautista Davis, que ejecutó el Sargento de la Policía Municipal Siudulfo Benavides, después de un registro de Davis, en el cual le fueron ocupados un reloj y leontina que parecen de oro; una cartera conteniendo ocho billetes de banco de $5; unas dormilonas de moneditas de oro y algunos papeles cuyo contenido no hemos conocido sino de uno que s una relación de las propiedades del señor Manuel de J. Pimentel (Liquito).
Antes de desfilar.
Antes de desfilar con destino a la cárcel pública, Juan Bautista Davis pidió que se le concediera dirigir un cablegrama al Presidente de Cuba, Dr. Alfredo Zayas, concebido en estos términos o parecidos, que recogió al dictado el mismo Juez Bonetti: “Alfredo Zayas, Presidente de Cuba. Estoy preso. Ordene Encargado de Negocios investigación imparcial.” Y fue conducido a la cárcel con las prendas que Ojeda escogió para engalanar a Caonabo…
Allanamiento.
Entonces el Juez de Instrucción dispuso el allanamiento de la casa No. 137 de la calle Padre Billini, domicilio de una barragana que se gastaba Davis. Allí fueron encontrados algunos documentos, pertenecientes a Davis y un retrato del haitiano nombrado Esteban Balbino, David Vile o Antoine Bivel.
Otros detalles.
El tinajón que figura en este caso sensacional, que se hizo aparecer en la imaginación del estafado Pimentel preñado de onzas de oro, una verdadera antigüedad, fue adquirido en esta ciudad, por compra al anciano señor Juan María Trabous. Las onzas españolas, que figuraron en aquel puñado seductor, fueron adquiridas por mediación del señor Raul Ricart, negociante.
Juan Bautista Davis había sido antes de ahora huésped de la cárcel pública de esta ciudad. Allí lo encontraron nuestros compañeros Prats Ramirez y Durán, cuando lo llevó allí la delatación y el abuso que la Ocupación Militar tenía erigidos en sistema. Davis no pudo explicar con precisión por qué causa se encontraba allí detenido. El caso fue que más luego fue conducido a Haití, y dizque se fugó en el camino.
Al parecer fue capturado luego y volvió a ser preso y procesado por el crimen de falsificación de billetes de banco. Sobre este tópico de falsificación tenemos algo en la cartera que daremos junto con el pedigrí de esa fiera en sucesivas informaciones.
Nota: En otra crónica del día siguiente, se indica que Davis con el dinero recibido de la estafa, adqurió un vehículo marca Buick en la Santo Domingo Motors Company, vehículo que fue secuestrado por orden judicial.
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