Le debo mucho a los consejos de Kalimán. Ya sé que suena raro, pues este nombre se convirtió en mote recurrente para amigos con cualidades especiales, al igual que para perros, de diversas procedencias y condiciones de vida. Podíamos encontrar un perro llamado Kalimán tanto en el fino patio de una familia adinerada, como haciéndole la corte a los sobrantes de cocotes y patas en una fritura cabaretera. Pero no me refiero a ninguno de estos casos. Se trata de Kalimán, el superhéroe.
Fue escuchando sus radionovelas en la emisora La Voz del Trópico, donde mi imaginación recibió tremendo corrientazo, a traves de sus emocionantes capítulos, mientras recreaba en mi cabeza cada escena. A veces se me hacía difícil sintonizar la emisora, pero peleaba en el dial hasta conseguir una buena recepción. Todavía me impresiona recordar las escenas de La Reina de los Gorilas, las que solamente escuchaba, pero en mi imaginación veía con asombrosa claridad.
Recordé a Kalimán debido a estos tiempos de adversidad colectiva, donde tenemos que refugiarnos más en nuestro interior, no perder la cordura y hacernos esquivos a la secuela de histeria que provoca la peste andante. Específicamente una de las frases de Kalimán viene ahora como anillo al dedo: “no hay fuerza más poderosa que la mente humana y quien domina la mente lo domina todo”.
El caos auspiciado por la falta de humildad con que se ha enfrentado el virus en el mundo entero, nos pone en una encrucijada: o le hacemos el juego a las noticias diarias, confusas, inconsistentes y aterradoras… o fortalecemos nuestro juicio y tratamos de sobrevivir. Hoy los seres humanos somos víctimas no solo de la amenaza del virus, pero de declaraciones confusas y contradictorias de la OMS, Ministerio de Salud Pública, científicos, gobernantes, curanderos y de todo el que pueda ejercer una opinión pública influyente.
Se ha jugado a la lotería con la vida y con la tranquilidad de la gente, mientras un día se dan esperanzas y al día siguiente se retiran. Lo peor es que, al final de la jornada alguien saldrá muy beneficiado. Como sucede en cada crisis.
En ese mar de confusiones, es la imaginación el refugio perfecto. Es el campo donde inicia cualquier capítulo victorioso y la casa del árbol para encontrar paz en un mundo turbulento. Con ella proyectamos un futuro mejor cuando el presente huele mal. Y no me refiero a una abstracción amiga de la locura. Me refiero al uso consciente de la imaginación como principal arma de un guerrero emprendedor.
Las escuelas de emprendimiento se sustentan en la imaginación de la gente; en la aplicación voluntaria de la creatividad que posee la mente humana. En este momento, fomentar la creatividad y la imaginación juegan papeles fundamentales en la cotidianidad de la gente. En momentos así es que se impone el apoyo al trabajo científico, artístico y cultural.
Esta íntima y breve reflexión me llegó y quise compartirla por esta vía. Y quise comenzar con Kalimán, este místico personaje hindú, creado en México y bautizado en 1963 por Modesto Vázquez González, gerente de Radio Cadena Nacional. Fue una de las radionovelas más exitosas de ese tiempo, llevada con éxito luego a los cómics y al cine.
Para finalizar y como complemento a lo antes expuesto, tomo prestada y comparto con mis lectores otra frase del héroe, la que utilizaba cuando el pequeño Solín (su acompañante) comenzaba a desesperarse por la adversidad ante cualquier situación: “serenidad y paciencia, mucha paciencia”.
Mientras dure la pandemia y durante la temporada ciclónica, seguiré recordando los consejos de Kalimán.
Comentarios...