Plinio Radhamés Sánchez Sención (Radhamés Sánchez) El viernes catorce (14) de agosto del año mil novecientos cincuenta y tres (1953) nació en San José de Ocoa el niño Plinio Radhamés, fruto de la unión matrimonial formada por los señores Plinio Sánchez Pimentel y Gladis Sención Pereira; el primero de estos fallecido el 28 de agosto de 1992.
Desde muy temprana edad se inició en el trabajo, esto porque al ser su padre el fundador de la funeraria Sánchez en 1945, desde sus primeros años estuvo ligado a la misma, mostrando desde pequeño su responsabilidad y perfilando lo que sería posteriormente su personalidad, pues ante Radhamés Sánchez estamos ante un ocoeño que prestigia al pueblo de San José de Ocoa, siendo como es, un ciudadano correcto, decente, trabajador y de un trato respetuoso y agradable.
El niño Plinio Radhamés pasado los años se habría de convertir en lo que nadie duda en señalar como el mejor bateador que ha conocido la historia del béisbol de la provincia de San José de Ocoa, siendo en esencia, una celebridad dentro de ese maravilloso mundo del deporte, como se evidenciará en líneas posteriores cuando abordemos ese aspecto que en su vida es sencillamente preponderante.
Volviendo al aspecto familiar, preciso es señalar que es el cuarto de una descendencia de nueve (9) hijos procreados por la unión matrimonial Sánchez-Sención; son sus hermanos Amauris Danilo, Francisca Yolanda, Gladis Josefina (Mary), Plinio Orlando (Piro), Julia Idelis, Carmen Amanda, Dionisio Olivo y Fabio Federico (Tita) Sánchez Sención.
Otros hermanos de Radhamés Sánchez son José Altagracia (Aride) y Adalgisa Sánchez Aguasvivas, los que su padre procreó de un primer matrimonio formado con la señora Altagracia Aguasvivas (Tatica). El primero de estos fallecido en 1969. Igualmente son sus hermanos los señores Plinio (Plinito), Carmen Idelis, Amauris Andrés y Carmen Lovelis Sánchez Báez, procreados por su padre junto a la señora Olga Báez.
Tanto él como sus hermanos (Sánchez Sención) nacieron en el mismo sector donde se han mantenido viviendo en su gran parte y donde permanece ubicada la residencia familiar, lo mismo que el negocio-servicio de la funeraria, pues a excepción del primero de ellos, todos nacieron en la calle General Cabral, No. 54. En el caso de Amauris Danilo, nació en esa misma calle, pero a esquina Duarte, a unos escasos metros de la dirección antes indicada.
Inició sus estudios en la escuela Luisa Ozema Pellerano, sin embargo, producto del fuerte terremoto que sacudió a Ocoa la planta física de la escuela terminó agrietada y tuvieron que ser trasladados, tanto él como los demás estudiantes a la escuela de varones que estaba ubicada en la calle Sánchez Esq. Mella, una casona de madera que permanece en la actualidad. Se trataba del terremoto producido el día 8 de enero de 1962, el cual alcanzó la magnitud de 6.4 en la escala Richter y que “se sintió en toda la isla, afectando mayormente a Ocoa”.
Tiempo después se produjo el regreso a la escuela Luisa Ozema Pellerano, en la que permaneció hasta el sexto (6to.) grado ya que llegando al séptimo (7mo.), dado que no podían seguir en dicha escuela, fueron enviados nuevamente a la escuela ubicada en la calle Sánchez Esq. Mella, pasando luego al liceo José Núñez de Cáceres, donde alcanzó el segundo grado del bachillerato.
De esa época de estudiante recuerda entre sus maestros a William Sánchez (William Meneíto), Pedro Pimentel y a Rafael Díaz, los dos primeros fallecidos y entre sus compañeros de clases al también legendario beisbolista Cruz Martínez, ya fallecido, con el que compartió toda su vida en la arena deportiva.
Preciso es destacar que si bien sólo alcanzó el segundo grado del bachillerato esto obedeció en gran parte a las circunstancias que rodearon su vida, ligado al trabajo desde su niñez, como se ha anotado, y es el caso de que incluso en varias ocasiones iban a buscarlo al propio liceo para realizar determinada tarea, lo que terminó consiguientemente alejándolo de las aulas para permanecer en las labores junto a su adorado padre; labores en las que se mantuvo hasta muy recientemente, haciendo con esto honor a lo expresado por Cervantes en Don Quijote de la Mancha, en el sentido de que: “… bien es que los hijos hereden y aprendan los oficios de sus padres”.
El sábado 15 de septiembre del año mil novecientos setenta y nueve (1979) se unió en matrimonio con la distinguida dama ocoeña, Maritza Mejía Duvergé, con la que va a procrear a sus hijos Amauris Manuel, José Francisco y Radaritza Sánchez Mejía, respectivamente.
A propósito de su boda, como nota curiosa cabe resaltar que todo estaba pautado y tuvo que posponerse, pues varios acontecimientos se sucedieron en esos días que así lo determinaron. Es el caso del ciclón David, en fecha 31/08/1979, que con furia azotó el país y Ocoa lo sintió en toda su plenitud, provocando grandes daños en todos los órdenes.
Pospuesta la boda, el 4 de septiembre del mismo año va a morir la abuela materna de la novia, luego moriría el abuelo y ya con todo planificado, decidieron formalizar su relación, no obstante todos los obstáculos que se presentaron. Fueron sus padrinos de boda Rafael Guillermo Castillo Cordero y Cruz Melba Mejía, en tanto que los testigos fueron Julián Alonso Sánchez Fernández (Golán) y Moraima Tejeda.
La referida unión matrimonial se formalizó por ante la Oficialía del Estado Civil de San José de Ocoa, pero que tiempo después se formalizaría por ante la iglesia, en ceremonia celebrada en la parroquia San José.
Así como se inició en los trabajos propios de la funeraria Sánchez, junto a su padre como se ha indicado, del mismo modo estuvo ligado de la mano de su progenitor al Cuerpo de Bomberos Civiles, pues siendo su padre uno de los fundadores del mismo en 1954, la relación en ese sentido queda explicada. Allí trabajó por varios años, la mayoría de ellos de manera voluntaria, entrando a dicha institución en 1968, permaneciendo allí hasta el año 1990.
Cuando decimos que permaneció hasta el 1990, esto de manera formal, pues los bomberos de verdad, como es su caso, jamás dejan de serlo; esa llama del espíritu de servicio se mantiene por siempre ardiendo en su corazón. Alcanzó el rango de 1er. Tte.
No es de extrañar que en lo adelante sea objeto de ascensos y distinciones en la institución a la que entregó parte importante de su vida.
El deportista Tal y como se ha dicho en líneas precedentes, este aspecto del deporte en su vida es sencillamente preponderante, pues como se ha afirmado y reafirmamos aquí, nadie duda en señalarlo como el mejor bateador que ha conocido la historia del béisbol de la provincia de San José de Ocoa, siendo en esencia, una celebridad dentro de ese maravilloso mundo.
Así las cosas, pasemos a ver algunos aspectos de su vida en ese sentido. De entrada establecer que Radhamés Sánchez inició la práctica del béisbol contando con la edad que oscilaba entre los 11 y los 12 años, jugando en el recordado Play de Las Canas, siendo primera base.
Jugando pequeñas ligas, cuando corría el año 1964, viaja a San Juan para participar en un torneo. Radha, como por cariño le decimos muchos de los que le apreciamos, fue colocado en su posición (1B), y ante un descuido de él, movido el corredor de primera, el receptor, que lo era Juan Santiago González Medina (Chago), hizo un fuerte disparo a la inicial, resultando golpeado el defensor de esa almohadilla, al punto que tuvo que salir de juego.
Esa circunstancia es la que hace que Radhamés Sánchez pase a jugar en el center field (jardín central), donde descollaría, siendo un jugador élite de esa posición, lo que acompañado del bate prodigioso que siempre tuvo lo convirtió en la figura preponderante que fue, siendo de agrado para los seguidores de su equipo verlo en el cajón de los bateadores, pero en contrapartida fue sencillamente un verdadero azote para los oponentes.
No obstante haberse convertido en center fielder, en Baní, dirigido por La Moña, volvió a jugar en la inicial. El caso es que en Ocoa, como Luis Báez era primera base, para aprovecharlos a ambos, Radhamés jugaba en el center field; Luis Báez a su vez era un inicialista de alto nivel.
Era tal el nivel deportivo de Radhamés que reforzó en “los juegos nacionales”, donde participaron los equipos de Azua, Baní, San Juan y San Cristóbal, impregnando su sello de jugador de alto rendimiento, pues donde quiera que vio acción su bate se hizo sentir, lo mismo que su calidad defensiva, mostrando lo que se llama en el argot beisbolístico como un brazalete, pues tenían una gran potencia en su brazo.
Tan notoria fue su participación en dichos juegos que no vacilaron en seleccionarlo para los Juegos Deportivos Nacionales, celebrados en 1977, siendo para entonces el atleta marcado con el No. 501, de conformidad con el carnet de identidad expedido por el Comité Organizador, perteneciendo a la región sur central; carnet que aún conserva en su poder.
En el caso de los “Primeros Juegos Deportivos Nacionales” los mismos se celebraron en 1937, y fueron patrocinados por el gobierno de Rafael L. Trujillo, instituidos mediante la Ley 1272 del 20/03/1937, los cuales tuvieron como sede la ciudad de Santo Domingo, para ese entonces “Ciudad Trujillo”.
Los “Segundos Juegos Deportivos Nacionales” fueron celebrados a su vez 31 años después, esto es, en 1968, escogiendo como sede nuevamente al Distrito Nacional, patrocinados esta vez por el gobierno del presidente Joaquín Balaguer y que se celebraron del 11 al 20 de diciembre del año indicado. En tanto los “Terceros Juegos” fueron celebrados en el Distrito Nacional con el auspicio del gobierno del presidente Joaquín Balaguer, instituidos mediante Decreto No. 3124 del 18/10/1977, del 5 al 11 de diciembre de ese año “para ser celebrados cada dos años”.
Esa calidad de bateador temible que fue durante toda su carrera empezó a quedar en evidencia desde sus primeros años, pero en lo que respecta a su primer liderato de bateo, el mismo se produjo en 1969, en un torneo regional donde participaron jugadores de gran nivel, como es el caso, entre muchos otros, de Iván Cuello, que jugada del representativo de Barahona y que era un gran bateador.
Tiempo después se harían dos selecciones de posibles y probables jugadores, y en una competencia bien reñida entre el nuestro y Adalberto Díaz, fue escogido este último, el cual jugaba para el equipo de la Colgate, en la ciudad de Santo Domingo y que sin duda era también tremendo jugador y defensor del jardín central. Tan apretada fue la escogencia que se sentaron con Radha para explicarle la razón por la que se decidieron por Díaz, lo que humilde como siempre ha sido, Sánchez aceptó sin rechistar.
Otro torneo donde se iba a seguir poniendo en evidencia su calidad fue en el Premier, equipo amateur en cuyo torneo participaron representativos de la UASD, Cancino, Colgate y Baterías Meteoro. En ese torneo Radhamés Sánchez, jugando para el Premier, como se dice popularmente acabó, pero ante el llamado de su padre para las labores propias se vio en la necesidad de abandonar y regresar a Ocoa a mitad de temporada.
Es bueno señalar que en ese torneo, para que sepamos de qué tipo de jugador es que estamos hablando, Rafael Landestoy, que era el center field fue movido al left field para ceder la posición a Radhamés Sánchez, que era además nada más y nada menos que el tercer bate de esa temible alineación. El uniforme del Premier era el mismo que el de los Gigantes de San Francisco en la MLB, con la única diferencia del nombre colocado en el frente de la chaqueta. En ese torneo los juegos de noche eran en el Estadio Quisqueya, por lo que en el coloso del ensanche La Fe el bate de Sánchez también se dio a sentir, cual ocurrió donde quiera que vio acción, como hemos señalado precedentemente.
De regreso a Ocoa, dejando escapar aquel importante escenario que pudo haberlo llevado al profesionalismo, Radhamés Sánchez se integra a jugar en el torneo doble AA, con excepción de un año en que no se jugó y se fue a jugar a Baní, pues con la calidad que tenía es obvio que era pieza codiciada por los demás equipos.
De esos años del beisbol romántico, cuando se dejaba el pellejo en el terreno de juego sólo a cambio del triunfo del equipo, Sánchez recuerda algunos momentos emocionantes que le tocó vivir. Es el caso del torneo celebrado en 1973, cuando el equipo de Ocoa se medía en una semi final al equipo de La Famosa, enfrenando al serpentinero Máximo Cruz, selección nacional que luego jugaría varios años con el glorioso equipo de los Tigres del Licey.
Ocurrió que con Chichí Encarnación corriendo en la primera base, perdiendo el partido 2 carreras por 1, Radhamés conectó tremenda línea de hit al right fielder, la que tras el impacto en la pared fue cortada por el jardinero derecho, el que hizo el disparo de relevo al segunda base, siendo mandado para el home play el corredor, y al volar el disparo de relevo al segunda base, el siore stop hizo la asistencia, haciendo un tiro al plato que “puso out” al corredor, en una jugada en la que se entendía había llegado safe, lo que provocó la indignación de seguidores, dirigente y jugadores, armándose un tremendo pleito.
Fue tal la magnitud del pleito que se armó tras el umpire (árbitro) decretar out la jugada en home en el séptimo episodio, que por un largo rato el partido fue detenido, siendo incluso agredido físicamente el ampaya pero sin mayores consecuencias.
Para colmo de males, con Radhamés en segunda, base que alcanzó con el disparo a home, Luis Báez conecta rodado entre tercera y siore, desprendiéndose Sánchez hacia la tercera, siendo atrapado. “Fue tal la dificultad que tuvimos para ganar” —nos narra Sánchez— que una vez atrapado intentó hacer el round down, haciendo contacto la pelota con su casco protector, y en una extraña coincidencia, lejos de la pelota tomar otro rumbo, va a caer directamente en manos del tercera base poniéndolo out.
Con Luis Báez en la segunda base, Benjamín Urbáez conecta rodado al campocorto, llegando quieto a la inicial, mientras Luis se rodaba a la tercera almohadilla. Con corredores en las esquinas Luis Manuel Sánchez conecta una línea entre tercera y siore (terreno corto del left field), pero que jugando adelantado el defensor pudo capturar de frente sin mayores dificultades, logrando el equipo contrario sacar el cero, permaneciendo el partido 2×1, que a fin de cuentas iba a ser el score final. De esa forma Ocoa “caía” ante el combinado de La Famosa, que finalmente venció al equipo de Nizao, el que a su vez tras el retiro de Paya, frente al cual le faltaban varios juegos, terminó en primer lugar, cayendo derrotado fácilmente en la final.
Otro momento donde la emoción llegó al clímax, pero que igualmente los nervios se pusieron de puntas, se produjo en el año 1976, cuando nuestro equipo se coronó campeón por primera vez en el torneo de beisbol amateur, precisamente frente a La Famosa. (Ver Págs. 385-386 del Tomo I de Cómplices de una Historia, segunda edición).
En ese partido histórico, como ocurre en muchísimas ocasiones en el beisbol, los grandes turnos están reservados para los grandes bateadores, y perdiendo nuestro equipo por dos (2) carreras, llegó el turno para Radhamés Sánchez, el que prácticamente se había quitado el uniforme y se encontraba montado en la guagua para el viaje de regreso, pero ante el repunte del equipo, le correspondió agotar un turno para la historia.
Sabiamente se acudió a tácticas dilatorias para posibilitar que Radhamés estuviera listo para agotar el turno, y éste, en cierto modo improvisando su vestuario, llegó al home play para ser parte de la historia en ese primer campeonato. Con dos out y dos corredores en posición anotadora, el lanzador que había sido traído al montículo para enfrentarlo, lo colocó en dos strikes, y luego de dos pitcheos en curva fuera de la zona de strike con los que no pudo engañar al finísimo bateador, en una batalla campal, luego de 7 foul, terminó ganando el duelo el nuestro, con línea de hit al center fielder, defendido por el ocoeño Cruz Martínez, quien jugaba en el jardín central de La Famosa. Cruz no estaba jugando de Ocoa por falta de amor ni nada que se parezca, sino por circunstancias propias del juego.
Con la línea de hit de Radhamés se empataron las acciones y el juego se fue a extra inning, lo que fue un duro golpe para el equipo contrario, cuyos jugadores, con dos out en el noveno tiraron los guantes hacia arriba en señal de victoria, llamando incluso para que prepararan la celebración, triunfalismo que lejos de desalentar a nuestros jugadores sirvió más bien de motivación para hacer aquel histórico comeback.
Retirados en el décimo por Orlando Vásquez, llegó el momento de escribir la historia. Luego de dos out, Luis Báez logró embasarse, llegando a tercera tras algunos pitcheos, y así se preparó el escenario para que Héctor Soto (Niño), banilejo que defendía el jardín central de nuestro combinado, diera el otro hit de oro para ganar el partido y con él la serie final. Se trató de una línea por encima de la cabeza del center field, el que jugando adelantado no pudo capturar el batazo, anotando Luis Báez desde la tercera base con la carrera de la victoria.
Con este histórico regreso nuestro equipo hizo recordar los grandes comebaks hechos en la historia de los mayores, como los ocurridos en la serie regular de 1989, cuando el equipo de los Phillies de Philadelphia regresó de un gran déficit de 10-0 ganando el partido frente a los Piratas de Pittsburgh 15-10; el ocurrido en la temporada regular de 1990, cuando los Piratas de Pittsburgh remontaron de un déficit de 11-1 en la octava entrada frente a los Dodgers de los Ángeles, anotando 2 carreras en ese inning y 9 en el noveno, para terminar ganado el partido 12-11.
Otro gran comeback que hizo recordar nuestro equipo con su regreso fue el ocurrido en el 2001, cuando en la serie regular los Indios de Cleveland (hoy Guardianes) ripostaron frente a los Marineros de Seattle de un déficit 12-0, estando ese choque 14-2 en la baja de la séptima entrada, reaccionado Cleveland ganando el partido 15-14 en 11 entradas, así como el ocurrido en la Serie Divisional del año 2016, en el que los Cachorros de Chicago lograron regresar frente a los Gigantes de San Francisco cuando todo parecía indicar que los Gigantes extenderían la serie a un quinto juego en el Wrigley Field, logrando Chicago anotar 4 carreras en la parte alta de la novena entrada, alzándose con la victoria y de paso clasificando para la serie de campeonato.
Para recordar un comeback verdaderamente dramático, a propósito del que realizó nuestro equipo en 1976, también hay que referirse al producido la tarde del sábado 03/08/2019, cuando en el juego que enfrentaba al equipo dominicano con el cubano, el cual llegó empatado a 1 carrera por bandos hasta el noveno episodio, yéndose a extra inning, cuando el representativo de Cuba anotó 8 carreras en la parte alta del décimo, con lo que parecía aseguraba el quinto lugar del torneo de beisbol de los XVIII Juegos Panamericanos Lima 2019, pero que para sorpresa de todos, el equipo de la República Dominicana remontó de manera milagrosa, dejando atrás una desventaja de 9-1, anotando 9 vueltas en la parte baja de esa décima entrada para dejar en el terreno a su rival, ganando 10-9, con doblete de Garabez Rosa para empatar las acciones, terminado el partido con hit por encima del siore stop de Rafael Ynoa.
La condición de excelente bateador de Radhamés Sánchez ha quedado demostrada con 5 títulos de bateo y con un número superior a éste de lideratos en carreras anotadas, pues esta categoría era en la que se entregaba un trofeo, el cual donaba Rolando Pujols a nombre de la farmacia Mireya; condición que posibilitó que el mismo fuera declarado como Pelotero del Siglo en San José de Ocoa.
Dejando atrás esta faceta deportiva, preciso es resaltar que Radhamés Sánchez definitivamente ha estado ligado a los servicios fúnebres desde sus primeros años, como se ha indicado. Hasta hace poco permanecía en dichas labores siendo el responsable del servicio de transporte de la funeraria Sánchez, en cuya condición le correspondió ir a buscar para trasladar a su morada final a cientos de hijos de San José de Ocoa, recordando entre los más notorios los cadáveres de Tomás Antonio Isa Isa (Tony) y del padre Luis.
En lo que respecta al cadáver del padre Quinn le correspondió ir a buscarlo al Aeropuerto Internacional de Las Américas Dr. José Francisco Peña Gómez, llegando a la funeraria Blandino de la Av. Abraham Lincoln a cambiar el féretro para continuar a San José de Ocoa, para luego de una parada oficial en el municipio de Baní de la provincia Peravia, donde se le rindieron algunos honores al Guayacán, entró al pueblo en horas de la tarde del día miércoles 17 de octubre de 2007 donde lo esperaba todo un pueblo. (Ver Págs. 198-199 del Tomo I de Cómplices de una Historia, segunda edición).
En la actualidad su vida discurre de manera tranquila, en sus compromisos familiares, el ejercicio físico permanente para cuidar la salud (lo que le ha permitido superar algunas pruebas), el juego de dominó con algunos amigos, las interesantes y edificantes pláticas sobre el beisbol y el seguimiento a los juegos no sólo de las Grandes Ligas, sino del beisbol invernal, ya que es un fiel seguidor de los Leones del Escogido, así como sobre otros temas, pues compartir una conversación con Radhamés Sánchez es sencillamente muy agradable.
Tomado del Tomo II de “Cómplices de una Historia”, páginas 499-515, de la autoría de José Manuel Arias Martínez.
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