Por: Daniela Norilissa Pujols Minyetty
Carmen Ramona Díaz Matos fue un ejemplo de madre y esposa, de trabajo, dedicación, humildad, hospitalidad, ayuda y servicio a la comunidad de El Pinar, en la provincia de San José de Ocoa.
Nació en la comunidad El Pinar de esta provincia, el día de 17 de julio de 1938, hija de Félix María Díaz y Leticia Matos. Cuando pequeña, fue bautizada por la iglesia católica, religión que predicó hasta su muerte.
Cuando cumplió los siete años de edad ingresa al centro educativo de la demarcación a realizar los estudios primarios hasta llegar al sexto grado de la educación básica, siendo su maestra Juan María aguacéis. Luego tuvo que dejar la escuela para dedicarse a trabajar con sus padres en el espíritu de obra de la comunidad.
En las anécdotas que Carmen contaba en vida, decía: «Mi madre Leticia me ponía a trabajar encima de una caja porque no alcanzaba la mesa; le cocinaba a los trabajadores que cogían café, a los 10 o 12 años aprendí a coser, oficio que ejercí toda la vida. Mi padre me compró una máquina de coser donde aprendí con mi madrina de bautizo, quien me enseñaba a hacer camisas; también le cosía los pantalones y vestidos para regalárselos a los padres de la iglesia, al igual que a los recogedores de café. Asimismo, me dediqué a preparar dulce de coco en El Bejucal para vendérselos a los trabajadores, a quienes también les regalaba de esos dulces».
A los 14 años ayudaba a las vecinas que alumbraban: les ayudaba a cocinar, a buscar agua y lavar. El agua se buscaba a pies o en burro.
A los 22 años de edad, se casa con el amor de su vida, el joven de 25 años Andrés Euclides Pujols Casado, en la iglesia católica de El Pinar, en diciembre del año 1960. De esa unión nacieron sus 10 hijos ayudados por la comadrona Altagracia Piñales: Félix Eudoro (Moreno), Rafael Euclides, Ana Leticia, Manuel Emilio, Luis Daniel, Carmen Elena (Mary), Martina Elizabeth, César Guarionex, Yohanny del Carmen y José Gregorio. Todos se han desarrollado exitosamente en la vida familiar y laboral y casi todos son profesionales gracias al enorme esfuerzo de Euclides y Carmen. Para el sustento de la familia, Carmen Ramona Díaz Matos tuvo que coser hasta largas horas de la noche, terminando muchas veces de 12 a 2 de la madrugada.
Fue una luchadora incansable por la comunidad. Con 50 pesos se trasladaba a las comunidades Rancho Francisco, Los Martínez y El Rosalito, donde salía a buscar a los niños casa por casa para brindarles servicios de salud.
En el 1978, por recomendación de su suegro Eudoro Pujols y por el destacado trabajo que fue realizando desde su niñez a favor de la comunidad, fue nombraba promotora de la salud en la clínica rural, cargo que desarrolló hasta el 1983. Entre todas sus funciones ella debía planificar a las mujeres entregándoles preservativos y pastillas. Además de vacunar a los niños y adultos, entre otros tantos aportes. Esta mujer valerosa también les confeccionaba el vestuario o la llamada mortaja a los difuntos de escasos recursos, especialmente a las mujeres.
Además, tenía que llevar el control de las embarazadas y niños inmunizados de la comunidad, así como detectar casos de desnutrición que se les hacían a los menores de 5 años. Había que determinar de acuerdo a la edad, el grado de desnutrición y después había que llevarlos al peso adecuado.
También, llevar el control de los enfermos de tuberculosis, tomándoles una muestra de saliva, de los cuales se encontraron cuatro casos positivos que luego fueron curados después que se hacia el tratamiento con los médicos pasantes.
En 1981 trabajó con una organización comunitaria llamada Campromet. Allí Carmen trabajó junto a otras grandes mujeres en la agricultura y la crianza de ovejos y conejos. Después de dos años el proyecto desapareció pero ellas no se detuvieron y siguieron trabajando y luchando por un nuevo progreso, de los cuales se vieron algunos logros y beneficios para el futuro de las mujeres campesinas.
Resultado de eso fue la asociación Martina Díaz que se fundó el 5 de octubre de 1983, con el objetivo de sembrar frutos que posteriormente eran vendidos para ayudar a la comunidad, iniciando con una matrícula de 15 mujeres hasta llegar a unas 34, dando un aporte mensual de RD$ 5 pesos. En la actualidad, esta organización cuenta con alrededor de 12 mujeres, siendo Ramona Colombia Pujols Casado de la misma generación.
Carmen siempre mostró el conocimiento y la intención de trabajar con proyectos agrícolas, cursos caseros, y luchó porque a la institución se le diera el puesto que merece.
En su tiempo libre de trabajo como promotora de salud se dedicaba a su otro oficio, la costura. Tuvo que realizar tres semanas de capacitación mas otra semana en Vicente Noble de Barahona, después comenzó a trabajar en afiches familiares, una labor muy difícil.
También se tuvo que trasladar desde Ocoa a Los Martínez, en un trayecto de 9 kilómetros a pies para realizar un censo.
En 1986 fue nombrada supervisora en la campaña de desparasitación y tenía a su cargo cinco promotores. Desde 1974 se hacían diversas campañas de vacunación de una comunidad a otra pero no había una fecha fija. Carmen, iba casa por casa con los promotores a llevar las vacunas y en el 1991 pasa a ser supervisora.
Su casa era un lugar que siempre estaba lleno de personas. Allí ponía las inyecciones y siempre tenía a mano un plato de comida y agua para los necesitados, sillas y café.
En sus últimos años le dedicó todo el amor y el tiempo necesario a sus primeros nietos, quienes tuvieron la dicha de ser abrazados, cuidados y amados por ella.
Siguió, hasta el último momento, siendo una mujer amable y trabajadora. No descansaba de visitar a los comunitarios y de recibir con una grata sonrisa a todas las personas que pisaban su hogar.
Fue, es y será un ejemplo de mujer llena de valores al servicio de la familia y la comunidad.
Murió el 4 de julio del año 1998 a los 60 años de edad.
Calle de su comunidad El Pinar lleva su nombre
El pasado miércoles 16 de agosto de 2017, 19 años después de su partida es para la familia y la comunidad un día de júbilo y a la vez de nostalgia, nostalgia porque no está con nosotros, y de júbilo porque su nombre queda inmortalizado en una calle de El Pinar para las presentes y futuras generaciones. Al igual que el de su padre, Félix Díaz. Gracias a los gestores de tan importante acontecimiento.
Y mientras pase el tiempo y se haga memoria del nombre de Carmen Díaz, que sea recordada como una mujer y madre con una gran historia de servicio en El Pinar.
Biografía de Carmen Ramona Días Matos
(17 de julio de 1938- 4 de julio de 1998).
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