Genichi Taguchi fue un gurú de la calidad, nacido en Japón y con influencia en el mundo entero. Su intervención en la telefonía nipona, sirvió de gran impulso al concepto de la calidad. También legó su influencia a Toyota y a Fujifilm, dos marcas de renombre mundial. Su filosofía sobre Control de Calidad, extensa y detallada, propone lo que él llama el “Diseño Robusto”, planteando que se haga mayor énfasis en satisfacer las necesidades que le interesan al consumidor y que, a su vez, se ahorre dinero en lo que no le interesa. Al mismo tiempo, plantea un diseño de alta calidad desde el inicio del proceso, tratando de determinar y corregir cualquier debilidad en la etapa temprana.
Aunque sus políticas no fueron destinadas a la administración pública, su filosofía debe servir de referente para autoridades con poder de gestión y ejecución. Y es que muchas veces, en la administración pública se pierde mucho tiempo cacareando “realizaciones” que no les interesan a la población, mientras sus principales demandas no son atendidas.
Otras veces, se satisfacen demandas inmediatas con productos o servicios que, al poco tiempo, son obsoletos. La negación de la necesidad de adaptar normas estandarizadas de control de calidad, como por ejemplo las ISO 9001, hace que estemos a expensas de caprichos y pareceres.
Hay que copiar de nuestros agricultores bajo ambiente controlado, o nuestros productores de aguacates, que se han sometido a estándares internacionales y por eso han logrado insertarse en los mercados del mundo.
Ocoa ha dado muestras sólidas de ser una provincia progresista y ha tenido avances importantes en materia de infraestructura y servicios básicos, pero eso no ha sido suficiente. No importa el esfuerzo que se haga, si no se consiguen las grandes soluciones que demanda el grueso de la población, aplicando rigurosos estándares de calidad.
Necesidades
Se me ocurren algunas necesidades. Por ejemplo, necesitamos ese acueducto. Y digo “ese” acueducto, porque las buenas intenciones han sobrado y ya todos sabemos el acueducto que hace falta. Suplir la demanda de agua se hace cada vez más difícil y en tiempos de sequía es una labor imposible. A pesar de que la crisis parece estar pasando, el año que viene seguramente volverá. La madre naturaleza nos cobra el mal manejo de nuestros recursos naturales y nos pone a “coger lucha” de manera periódica.
También necesitamos fuentes de empleo: reales, múltiples, comunitarias y duraderas. No para hacer ruido y seguir igual. El desempleo nos convierte en una provincia pobre, aunque no todos sientan la pobreza. Pero no hay justicia social donde solo pocos obtienen mucho y muchos obtienen poco o nada.
Otra necesidad es esa “luz de la presa” (haciendo referencia a la presa Jigüey). No conozco la viabilidad de esta iluminación, pero cada noche miro hacia Tatón y de repente mi esperanza es una casita allí, en la pequeña Suiza, iluminada 24 horas al día, por energía que es hija del apareamiento de nuestras aguas con la tecnología. Todos deberíamos tener algún beneficio generado por esa importante obra.
Se me ocurren esas tres. Cada cual tendrá su lista de “necesidades principales”. Ni las que menciono yo, ni las que diga otro, son necesariamente las más importantes. Lo serán las que la mayoría de la gente determine. Por eso es necesario que nuestras autoridades identifiquen cuales son las que el pueblo, mayoritariamente, coloca en la cima de su pirámide y luchen unidas por satisfacerlas, priorizando estas sobre las pequeñas realizaciones individuales.
Tomando prestado el término de Taguchi, en Ocoa necesitamos que nuestras autoridades, al unísono, entonen las melodías de nuestro “Diseño Robusto”.
Comentarios...