Gabriel García Márquez rememoraba con gratitud los consejos del escritor dominicano Juan Bosch, a quien le llamaba “maestro”. La amistad de estos se inició en Caracas en 1959, cuando el profesor Juan Bosch impartió la conferencia “Apuntes sobre el arte de escribir cuentos” y el joven García Márquez asistió. Desde ese día, el nobel quedo impresionado por el escritor Juan Bosch ;tanto asi,que posteriormente le dedico su libro “ El otoño del Patriarca”.
El profesor Juan Bosch, político, historiador y excelente cuentista dominicano, fue reciproco con el Nobel García Márquez, elogiando con justeza su valor literario: “La lengua de García Márquez no manifiesta un estilo personal; el estilo de García Márquez esta en lo que dice, no en la manera de decirlo, y lo que él dice no puede ser descrito y no puede ser explicado”. Mas tarde, el 3 de julio de 1972, Bosch le escribió al Gabo : ….” Pero después de haber escrito la increíble historia de La Cándida Eréndira de su abuela desalmada”, ¿Qué hace usted, Gabriel García Márquez, viviendo entre los hombres comunes?”.
Otro aspecto de la literatura del Nobel García Márquez que quiero resaltar es lo que el definió como crónica: “La crónica es la novela de la realidad. Es un relato en el que hay que respetar estrictamente la realidad”; aunque, vale decir, que en su Crónica de una Muerte Anunciada, usa hipérboles – una figura literaria usada magistralmente por él en sus novelas, a través de la cual se exagera la realidad-.Pero, esta obra es una narrativa corta, novelada, no una crónica en el sentido estricto de la denominación, como es su obra “Viaje por los Países Socialistas”…,publicada en 1978; cuyo compendio completo “ Viaje por Europa del Este”, fue publicado en el 2015.Por esto, el género crónica de viajes recobro su relevancia.
Ciertamente, las Crónicas de viajes, que parecía un género en extinción, recobraron su valor literario con García Márquez en 1978. También, era evidente su inclinación por la crónica en general. Pero, es Manuel Pombo – bien reivindicado por Pedro Felipe Hoyos, en un artículo publicado recientemente en La Patria, uno de los máximos exponentes de la crónica s de viajes: “La primera aparición de Manizales en la literatura la facilita el escritor Papayanejo Manuel Pombo quien realizó un viaje de Medellín a Bogotá en 1952 y redacto una crónica de su viaje. Era Manuel Pombo destacado poeta y escritor infantil que se inmortalizo con el Rin Rin Renacuajo y otros versos no menos inocentes” …
Manuel Pombo, en su crónica de viaje, “de Medellín a Bogotá”, describió el paisajismo, la toponimia, el costumbrismo… con indiscutible valor literario; lo que hoy podríamos reivindicar como Eco literatura, Eco poética, replanteando el valor de la naturaleza y el paisajismo para promover la conservación de los ecosistemas y de la biodiversidad del medio ambiente. En conclusión, “una literatura de montañas”. Esto, unido al rescate de las costumbres, de la toponimia de los grupos originarios, de la biodiversidad de especies de flora y fauna; pero, poniendo al “ser humano, como ente principal a preservar en la naturaleza”. Y no se trata de un “Naturalismo” a lo Emely Zola y los naturalistas del siglo XIX, que solo le daban preeminencia a la gente de estratos pobres; a diferencias de estos, debe ser una combinación de naturaleza y ser humano.
En tiempos actuales, la naturaleza recobra un valor literario debido a la profunda crisis ambiental mundial, tal como lo advirtió la joven Greta Thumberg: “estamos ante la posibilidad de una extinción masiva de especies, debido al cambio climático”. Por tanto, no solo los ambientalistas, entre otros; sino, además, los escritores, debemos expresarnos a través de la Ecoliteratura: de las
crónicas, las poesías, las novelas; una posición de vanguardia favor del medio ambiente y de los seres humanos, en una nueva literatura de vanguardia.
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