Muchas personas dirán que es charlatán, mentiroso, borracho como decían de Edgar Allan Poe, «el maestro del horror»; quien murió en la miseria. Benito Pérez Galdós, autor de los «Episodios Nacionales», obra maestra de la historia de la literatura castellana, murió pobre, ciego y en el olvido. Emilio Salgari, Herman Melville y James Joice (autor del Ulises, obra maestra de la Literatura Universal); también murieron en la pobreza, aquejados de salud.
Los dominicanos Domingo Moreno Jimenes, «el vate bohemio Lacay Polanco», Héctor J. Díaz, vivieron en precariedades, motivo de consternación.
Lo más triste es que en nuestro país no hay una institución de asistencia social que acuda en ayuda de prominentes intelectuales, próceres o escritores, nacidos o que residan y hayan aportado al desarrollo inmaterial o cultural de Rep. Dom.
Jhon Weikfield, escritor, músico e intelectual, de quien podríamos decir que es hijo adoptivo de R. D. y de San José de Ocoa, por los años que tiene residiendo en nuestro país; deambula en las calles de Ocoa, come en el comedor económico o en el hospicio, se guarece en el parque Libertad, bajo las sombras de los árboles; vivía en una habitación, en condiciones de pobreza, en la que estaba, gracias a la ayuda del Cura Félix, de la parroquia San José y del historiador Roberto Cassá (su amigo), director del Archivo de la Nación, pero tiene que entregarla porque no está recibiendo la cooperación. A esta institución le está escribiendo una biografía de Max Henríquez Ureña por encargo…
Pero, ¿cómo es posible?
Sin importar su origen, su raza o religión, elevo mi voz solidaria para que ayudemos con un granito de arena a Jhon; tal vez, Salomé Ureña, Pedro Henríquez – quien, según Borges y Cortázar, vivió en los embates de la miseria, en argentina- y Max Henríquez, desde sus tumbas, se alegrarán por la gratitud de nosotros con Jhon…
«Porque el que da solidaridad, recibe solidaridad» !!!
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