Por Miguel Soto E.
La ausencia de integridad de la clase electoral de la República Dominicana convierte en arrastrados a los actores medios y los segmentos de menos formación académica o por lo que menos actitudes busca aplicar de lo procedimentado.
La ausencia de valores éticos en quienes ocupan o buscan ocupar posiciones cada vez es más escaso en todos los partidos políticos en donde someterse a las mayorías en igualdad de condiciones es la cruz al diablo para esa clase.
La formación académica no es suficiente especial cuando es subjetiva y amortiguada al interés particular de una sociedad cada vez más dependiente de sus actores sin importar su labor.
Tener conocimientos académicos no da las competencias en sí mismas, ante los analfabetos intelectuales que pernotan en los círculos de los llamados partidos políticos.
La clase electoral apuesta a la dadiva, al reciclaje, a generar necesidad que a su vez fabrique una dependencia permanente de lo que se caiga de la mesa lo cual arrastra a todos incluidos los que no forman parte del sistema empresarial de Partidos, con la colaboración directa de un circulo comunicacional corrompido y que se ha perdido en la perspectiva de su mejoría económica sin importar el precio y, una clase electoral que no acepta sugerencias ni tolera críticas.
Entra el 2019 y diciembre 2018 va alineando los astros.
Arrastrarse al fango es la opción de actores electorales ineptos, cuya tibieza y ausencia de gestión para cumplir con sus responsabilidades y deberes constitucionales les hace «invertir» en una actividad en la que solo debe ser asunto de proponer.
Los legisladores están lejos de poder presentar iniciativas legislativas efectivas y en 2 años hemos pasado de una de las primeras 9 provincias en inversión del gobierno a la penúltima para el 2019.
Los 12 kilómetros Sabana Larga – Rancho Arriba, los 7 km de la Barra – Parra; la falta de calidad y supervisión de la carretera del Pinar indican que los gobernantes elegidos y designados por decreto no han hecho su trabajo; no han defendido, ni ofendido lo suficiente para que San José de Ocoa se conserve fuerte económicamente.
Las obras de interés «social» se vuelven interés particular y se juega a las muñecas vociferando lo que se ha hecho de forma narcisista para tapar de forma infectante las garras del grado a grado y las comisiones legalmente corruptas; los regidores ya no representan a nadie más que a ellos mismos; y la municipalidad se conforma con las migajas que caen de la mesa antes de pelear y batallar por un 10% que daría a las Alcaldías autonomía y realizar 10 veces lo que se hace o por lo menos daría calidad a sus responsabilidades principales como el ornato, la urbanidad y la seguridad ciudadana.
El panorama no es muy favorable a los intereses electorales si en definitiva se aplica la Ley de Partidos políticos; aunque de posponerla sería un duro golpe a las aspiraciones naturales de quienes creemos en procesos de elección basado en las propuestas, el debate de las ideas y la formación de los ciudadanos.
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