El 30 de junio se celebra en nuestro país el día del maestro y la maestra. La fecha fue seleccionada a propósito del natalicio del profesor Juan Bosch.
Es un momento perfecto para reflexionar acerca de ese ser, funcionario público que vive para servir a la comunidad y no para servirse de esta, ni para estafar al Estado.
La profesión docente es la más hermosa de las ocupaciones. Es la madre de todas las demás porque sirve de base para lograrlas, para llegar a ser profesional. Por las manos del maestro pasa el médico, la enfermera, el ingeniero, el arquitecto, abogado, científico, psicólogo, psiquiatra, terapeuta, economista, dentista, contable, publicista, escritor, periodista, maestro… en fin.
Enseñar es un arte y cada docente es un artista porque diseña sus clases, las adorna, las embellece, las anima, las vive con pasión. Un buen maestro sabe cantar, dibujar, jugar, planificar. Vive para su público, que son sus alumnos. Hace que ellos se enamoren de la física, química, literatura y hasta de las matemáticas.
El maestro es un ser humano al cual adornan cualidades que lo hacen excepcional: liderazgo, seriedad, compromiso, honestidad, equilibrio emocional, entrega responsabilidad, apertura, empatía, comunicación.
Un maestro que se respete y se considere como tal, debe tener amplio dominio de los contenidos que imparte, así como conocimientos de cultura general, la historia de su país y del mundo, manejo de las tecnologías, entre otras destrezas y capacidades ¡No es un todólogo, pero tiene que saber de todo! Es capaz de interrogar la realidad, realizar cambios y buscar soluciones o alternativas.
Es un lector ávido, investigador incansable y posee un buen diccionario. Es un ente innovador, critico, autocritico, altruista, solidario, moralista. Apegado al código ético y las buenas costumbres. Respetuoso de las ideas de los demás, tolerante, amable cariñoso.
Es un segundo padre, una segunda madre, un hermano más, un amigo, confidente, espejo, molde, ejemplo a seguir. Se viste como maestro, actúa, se comporta, piensa, siente, vive como maestro.
Y la cualidad más importante que debe poseer, más bien la virtud, VOCACIÓN. El diccionario la define como: Disposición para hacer una cosa o un oficio con amor, con el alma. ¡Que gran verdad! Quien carece de ésta, no puede enseñar. Es una cuestión de voluntad, de actitud, inclinación.
La ausencia de vocación hace a la educación débil, la pone en peligro por aquello de que “nadie da lo que no tiene”. No es cierto que pasó de moda. Aún en estos tiempos difíciles y convulsos, sigue siendo la esencia del educador y lo que más lo acerca al Divino Maestro, Jesucristo.
Para terminar, una frase del excelso maestro puertorriqueño Eugenio María de Hostos: “Educar puede cualquiera; Enseñar, solo quien lo considere un sacerdocio”.
Feliz día a todos los docentes de la provincia y del país.
Por: Ircania Báez
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