Por Milcíades Mejía.
El 15 de octubre del pasado año 2023, el Licenciado Luis Alcibíades Encarnación Soto recibió el premio, La Maraca Ocoeña, por ser el pionero en el cultivo de aguacates en San José de Ocoa. Este galardón le fue entregado durante la celebración del lll Festival Internacional del Sombrero, efectuado en Rancho La Vereda. Un justo y merecido reconocimiento a un destacado y disciplinado profesional ocoeño.
Luis Alcibíades nació en el municipio Sabana Larga en el 1945. Cursó los estudios primarios en la Escuela Luisa Ozema Pellerano y el bachillerado en el Liceo José Núñez de Cáceres, ambos centros educativos ubicados en Ocoa.
En su juventud, colaboró con organizaciones sociales de su pueblo. En los años de la década del 1960 se integró a la Asociación Despertar del Caobal, organización integrada por jóvenes inquietos, cuyo objetivo era reforestar algunas de las cuencas hidrográficas del municipio, así como educar a la población sobre la protección ambiente.
Sus compromisos con las mejores causas de su pueblo altruismo se manifestaron cuando ingresa a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) a principios del 1970, se percata de lo difícil que era para los bachilleres ocoeños de escasos recursos económicos viajar a la capital para continuar sus estudios universitarios.
En la UASD, se integró al grupo de jóvenes de Ocoa que estudiaban en esa universidad y el 8 de agosto de 1970, junto a José Sánchez Reyna, Juan Bautista Chalas, Frank Matos, Negro Ramírez, Henry Pichardo, Bienvenido Ruiz y Teotiste Encarnación (Morena, su hermana), entre otros, crearon la Asociación de Estudiantes Universitarios Ocoeños con el objetivo de ofrecer ayuda y orientaciones a los bachilleres del municipio para que puedan ingresar a esta casa de altos estudios. Fruto de ese loable esfuerzo y trascendente iniciativa, hoy se cuentan por decenas los profesionales de Ocoa que se han graduado en distintas disciplinas.
Alcibíades ingresa a la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Autónoma y en el 1977 se inviste de Licenciado en Sociología, luego de defender su tesis titulada, Producción de Papas en San José de Ocoa y Relaciones Capitalistas de Producción; estudio de caso. Esta es una interesante investigación que devela importantes datos acerca de la agricultura en el municipio y la transformación que sufrió el sector agropecuario en aquella época.
Su carrera profesional la ha dedicado a trabajar para instituciones ligadas al desarrollo social y servicio público. Ha ejercido su carrera con mucho ahínco y dedicación y una parte de su tiempo lo usa en la agricultura, actividad que realiza con mucho entusiasmo. La inclinación por las labores agrícolas y su interés por el campo forman parte su formación académica y de la arraigada tradición familiar inculcada por su padre, el señor Eleodoro Encarnación, reconocido agricultor y productor de papa en el municipio de Ocoa.
Como sociólogo, conocedor de las relaciones de producción predominantes en el municipio y de la injusta cadena de intermediación, observaba que por más esfuerzo que hacían los agricultores, los mayores beneficios de sus cosechas quedan en manos de los comerciantes e intermediarios.
En el 1975 decide incursionar en la agricultura con una visión distinta, intentando romper con la tradición de los agricultores de ocoeños, los que por décadas se dedicaban exclusivamente al cultivo de frutos menores y café y que por más trabajos que realizaban, nunca salían de la pobreza.
Con estas ideas innovadoras, decide establecer una modesta plantación de toronja roja en el Guazabaral. Con esmerado cuidado logra obtener buenas cosechas, viéndose en la obligación de desistir de este cultivo, debido a que la demanda de este cítrico era muy limitada en el mercado nacional y al no tener la rentabilidad esperada.
Este revés no lo amilanó, al contrario, continuó buscando otra alternativa para hacer realidad el proyecto ideado. Decide probar con otro frutal que se adapte a las condiciones agroecológicas de su predio. Conversa con su amigo el ing. Agrónomo Rafael Torres, le comenta la experiencia que tuvo con las toronjas y le expone acerca de su proyecto. El señor Torres lo convence y lo motiva a incursionar en el cultivo de aguacates.
En aquel momento, Alcibíades estaba consciente que establecer una plantación comercial de aguacates en Ocoa constituía más que una novedad, una arriesgada aventura. En esa época no se conocían las técnicas de producción de este cultivo en el país, tampoco las estadísticas de mercado, no había literatura local de las variedades que le sugirieron plantar y la bibliografía extranjera existente era de difícil acceso. Confiesa que siempre lo animó lo dicho por el poeta: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.”
Como sociólogo, Alcibíades sabía que romper con la arraigada tradición cultural de un pueblo no es tarea fácil, siempre se paga un alto precio e incomprensiones, los esfuerzos a realizar son mayores y es difícil convencer a los incrédulos. No era fácil sustituir un cultivo permanente ya establecido en el que dedicó años de trabajo y dinero que no se recuperaría. Aventurarse en otro, era arriesgarse a perderlo todo, tiempo y dinero.
Conociendo todos esos factores adversos, con la seguridad puesta en su proyecto, decide aceptar la sugerencia de su amigo Torres y decide iniciar las gestiones para establecer su parcela de aguacates. Uno de sus objetivos fue que su proyecto se convirtiera en un modelo de diversificación agrícola, que se pudiera replicar en otras partes del municipio y que los agricultores ocoeños pudieran obtener mejores beneficios.
Cuenta que al presentar su proyecto al Banco Agrícola, con la finalidad de conseguir financiamiento, el técnico que lo recibió fue Esteban Bonifacio Fermín García, (Boni, apodo como se le conoce en Ocoa) quien lo ponderó con entusiasmo. Pero no ocurrió lo mismo con el responsable de aprobarlo, quien quedó sorprendido e incrédulo, calificando la propuesta como inviable.
Como se sabe, en todas las zonas bajas y de mediana elevación de San José de Ocoa, los campesinos tenían en sus cafetales y en distintos predios numerosas plantas de aguacates de variedades muy buenas y que en la época de la cosecha, los frutos se vendían en la población a muy bajos precios, una gran parte se perdía en el terreno y la otra era utilizada para engordar cerdos. Es probable que el gerente de esa época fuera oriundo de uno de esos lugares en los que había aguacates en abundancia y conociendo esa realidad no se animara en aprobar el crédito.
Vencer este rosario de dificultades y a pesar de todas estas limitaciones que le impuso el medio, Alcibíades nunca perdió el ánimo, perseveró e insistió, hizo las diligencias pertinentes y consiguió los recursos financieros. El siguiente paso fue traer las yemas de las variedades Semil 34 y Pollock de la Florida y Puerto Rico. Con antelación, ya los patrones estaban listos en el Centro Sur de Desarrollo Agropecuario, CESDA, en San Cristóbal. Allí también se hicieron exitosamente los injertos.
En corto tiempo, las plantitas estaban listas, se llevaron al Guazabaral y por fin se realizó la siembra de las variedades antes citadas, convirtiéndose en la primera plantación de aguacates injertos en San José de Ocoa.
Pasaron unos años y cuando llegó la primera cosecha, se le presentó otra dificultad. En nuestro país no había tradición de consumo de aguacates injertos y colocarlos en el mercado representó una tarea titánica, pero al fin logró su objetivo.
Con una mirada retrospectiva, con su pensamiento puesto en el 1978, hace más de cuatro décadas, dice que a pesar de las dificultades que tuvo que superar para establecer su proyecto, hoy es una de mis gratas inspiraciones y un compromiso de vida.
Expresa con mucha satisfacción y orgullo que cuando inició su cultivo nunca soñó que San Jose de Ocoa y otros pueblos del país se convertirían literalmente en bosques aguacateros.
El ejemplo de nuestro compueblano, Lic. Alcibíades Encarnación es digno de imitar.
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