Ada Iris Soto Pujols llegó a la ciudad de San José de Ocoa a finales de la década del sesenta para residir en la calle Altagracia junto a su tía Nurys Pujols viuda Contreras.
Junto a Nurys vivía su hijo mayor Francisco (Tranquilino), Caonabo y Nurita Contreras Pujols (EPD), y por cortas temporadas, también su tío Raude, quien se radicó en Estados Unidos por largo tiempo.
Yo y mi familia materno-paterna vivíamos al frente. Mi madre Dolores y Nurys tenían una relación muy cercana, mientras Nereyda, Leónidas, Deyanira, Fernando, Farida, Manuel y yo, manteníamos una gran amistad y cercanía con los hijos de Nurys y con Ada Iris.
En el liceo José Núñez de Cáceres, yo compartía aulas con Tranquilino y Caonabo, pero coincidíamos a diario con Ada Iris que estaba un nivel superior al nuestro.
Ada Iris era una muchacha muy elegante, blanca-rubia, alta, con una energía superior y una sonrisa a flor de labios.
Hija de Lero Pujols y Elpidio Soto, pareja que tenía un colmado en el centro de Sabana Larga, frente al Bar Topacio, Ada Iris dejó una huella de sincera amistad y elegancia en todos los que la trataron.
Una joven saltarina que ponía temas de interés a sus compañeros de aula y a los vecinos, Ada Iris, acaba de fallecer para tristeza de toda su familia y de todos los amigos que la tratamos y la disfrutamos por años.
Detrás de Ada Iris, pocos años después, llegó a la casa de Nurys, Jazmín Soto Pujols, su fiel hermana, quien compartió aulas con Farida, mi hermana, y todos nos tratamos como hermanos.
Ante la partida de Ada Iris, a quien vi por última vez el año pasado en Sabana Larga cuando llegaba a la casa campestre de Jazmín y su familia, expreso mi profundo pesar a toda su familia y espero que todos los sabanalarguenses y ocoeños que disfrutamos de la jovialidad de esa chica alegre y amistosa, hagan un momento de recordación por su memoria.
Sus restos fueron velados en la Funeraria Blandino, en la avenida Abraham Lincoln, en Santo Domingo y luego sepultados en medio de un gran dolor, en el Cementerio Puerta del Cielo.
Adiós, Ada Iris, adiós, que sigas volando bien alto y confía en que quienes te conocimos, tratamos y disfrutamos de tu compañía, siempre te recordamos con una sonrisa y un fuerte apretón de pechos.
Vuela alto, Ada Iris, vuela, que quienes van al cielo no tienen techo que los pare.
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