Varios aspectos llaman la atención a la hora de analizar los resultados electorales de mayo. Fenómenos a ser discutidos y puestos en las agendas de los diversos partidos que hacen vida en la República Dominicana, asunto que será necesario para armar las estrategias del proceso 2028.
Ganar la senaduría en la principal plaza (centro financiero) del país es, sin lugar a dudas, muy representativo para la oposición. Independientemente de que Guillermo Moreno no fue la mejor apuesta del PRM, la victoria de Omar Fernández envía un poderoso mensaje. Las nuevas generaciones en la era blockchain quieren cambios profundos en formas y fondos. Las organizaciones políticas y estructuras deben ponerse al día porque el pueblo, tarde o temprano, buscará su Bukele.
Llama la atención ver figuras emergentes desplazando a caciques como Cristina Lizardo, Rafael Calderón, Bauta Rojas, Sonia Mateo, entre otros. El hecho puede obedecer a dos cosas: el pueblo está aprendiendo a votar y apuesta al relevo, buen punto para la democracia. La otra posibilidad es que estemos frente a un efecto dominó o en cascada y eso no necesariamente es positivo, puede ser un caso grave de falta de liderazgo auténtico.
Máximo Castro Silverio con 38 años (1986-2024) en el congreso es un caso increíble porque hay que ser extremadamente eficiente o contar con suerte sobrada. Sale porque el pueblo no siempre está en “dictaduras con respaldo popular” o, una vez mas, hace presencia el resultado en cadena.
El Partido Esperanza Democrática (PED) conquistó el 4to lugar y desplazó al Partido Revolucionario Dominicano (PRD). El partido de Ramfis, una organización emergente dando pela a un histórico. Quiérase o no, hay mensaje.
El triunfo aplastante del presidente Luis Abinader y el Partido Revolucionario Moderno (PRM) es motivo de gran júbilo y celebración porque “el que gana es el que goza”. Ahora bien, existe un posible peligro de cara al futuro. Estamos mal si el cambio de liderazgos obedece al arrastre antes referido y no a un despertar de la conciencia ciudadana o el surgimiento de nuevos líderes reales. La debable puede venir cuando Abinader no esté aspirando y el PRM tenga 4 a 6 figuras enfrentadas procurando la candidatura presidencial para 2028.
Hay una Abinader mania desde el proceso 2020, el pueblo ha delegado y concentrado mucho poder en sus manos. El presidente tiene el reto de hacerlo mejor, ir mas allá del tema anti corrupción que enamoró por completo al electorado y mantener su partido cohesionado. El anunciado plan de desarrollo puede ser la punta de lanza y, si hay éxito en su primera etapa, por una cuestión de continuidad de Estado, tendremos PRM por mucho tiempo. En caso contrario los desplazados volverán o surgirá algo diferente.
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