Félix Jacinto Breton
Sin dejarnos absolver totalmente por la campaña política, justamente este domingo estamos en elecciones municipales en el país, no debemos ni podemos dejar pasar por alto que este 16 de febrero se cumple un nuevo aniversario “de la caída de cara al sol” del coronel de Abril y de Caracoles, Francisco Alberto Caamaño Deño, el inolvidable Francis.
“Viva la República Dominicana, coño”, cuentan testigos de excepción que gritó el valiente coronel mientras recibía las descargas de los jenízaros que terminaron con su vida física en los montes de San José de Ocoa, donde lo capturaron vivo aunque herido.
Caamaño había llegado el 2 de febrero de 1973 encabezando un grupo de ocho hombres con la intención de librar al país del gobierno represivo que desde 1966 encabezada el “dictador ilustrado”, como les llaman algunos, Joaquín Balaguer.
Los demás patriotas que llegaron por Playa Caracoles la noche del 2 de febrero de 1973, 47 años se cumplen este 2020, fueron:
Ramón Euclides Holguín Marte (Braulio), Hamlet Hermann Pérez (Freddy), Mario Nelson Galán Durán (Juan), Claudio Caamaño Grullón (Sergio), Juan Ramón Payero Ulloa (Ismael) y Toribio Peña Jáquez (Felipe). Aunque del grupo lograron sobrevivir Claudio, Hamlet y Peña Jaquez, quienes lograron asilarse y salir del país, posteriormente los tres murieron en circunstancias diferentes.
VERDUGOS ESTAN VIVOS
Mientras que los responsables de ordenar el fusilamiento de Caamaño y demás acompañantes en esta aventura guerrillera, siguen vivos y pendientes del juicio que les tendrá que pasar la historia.
Ha trascendido que al supuestamente informársele a Balaguer de que Caamaño había sido herido y capturado y preguntársele que hacían con él, su respuesta fue “que en el país no había cárceles para un hombre como él”, lo que se interpreta como una “sentencia de muerte”.
EL CHE Y MANOLO
Salvando el tiempo y las distancias, la muerte del coronel de Abril y de Caracoles tiene muchas similitudes con las del guerrillero heroico Ernesto –Che-Guevara y la de Manolo Tavarez Justo.
El 8 de octubre de 1967 el Che encabezaba un levantamiento similar en las montañas de Bolivia. Tras ser apresado, fue llevado herido a la escuelita de La Higuera, un lugar intrincado, y allí fue muerto. Entre sus últimas palabras dicen que estuvieron: Apunte bien, que usted va a matar a un hombre”. Esto se lo diría a su verdugo.
En cuanto a Manolo, en noviembre de 1963, este se decidió, junto a un grupo aguerrido de seguidores, tomar las montañas para demandar la vuelta a la constitucionalidad lo que ocurrió tras el derrocamiento de Juan Bosch en febrero de 1963.
La guerrilla fue desarticulada y Manolo y otros guerrilleros, creyendo en una oferta de respetarle la vida, se entregaron. Los historiadores serios dicen que Manolo fue fusilado junto a varios otros combatientes y sus cuerpos enterrados en Las Manaclas, San José de las Matas, donde se produjo el desenlace final.
Sin embargo, hay muertos que van subiendo mientras más su ataúd baja, como bien lo apunta en uno de sus versos el poeta Manuel del Cabral.
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