Harris Castillo.
San José de Ocoa, tiene un dilema que resolver en estas elecciones municipales de febrero con la participación de Aneudy Ortiz, Fernando Castillo y Wilfredo Tejeda, actores de primer orden en los dos últimos procesos de ese nivel de elección.
Tres jóvenes con proyección importante para el futuro inmediato en el ámbito político local, en el caso de Fernando y Wilfredo; y nacional en el caso de Aneudy. Igual pasa en Sabana Larga, y puede extrapolarse a este municipio el dilema, donde Julio Lluberes es a Sabana Larga, lo que Wilfredo es a Ocoa, Milton Brea, lo que Fernando aunque en el trabajo comunitario, y Pedro Castillo, una combinación de Fernando y Aneudy.
¿Qué hacer con estos jóvenes políticos?
La falta de identidad que acusa nuestra sociedad, el hecho de no saber cuáles valores defendemos, ni las creencias que en verdad profesamos, nos impide tener objetivos comunes, a falta de los cuales es imposible construir una sociedad en beneficio de todos, en tanto que no garantice primero mi beneficio particular. Esto como reflejo de la ignorancia sobre los beneficios del bienestar colectivo.
Si supiéramos a qué aspiramos, estaría clara la solución al dilema. Si supiéramos los valores que defendemos y las creencias que profesamos, sería fácil decidir sobre este dilema que, forzosamente privará a nuestra sociedad ocoeña de alguno de estos jóvenes políticos.
Algunos lectores se llamarán a confusión en cuanto al señalamiento de que no sabemos los valores que defendemos ni las creencias que profesamos, ya que cada quien entiende tener resuelta esta cuestión. Nada más alejado de la verdad.
Todos queremos un modelo que nos privilegie, sin importar la suerte del vecino. Queremos dos jueces, uno que aplique la ley, y uno que nos libere de ella. Queremos dos políticos, uno que haga un buen trabajo en la administración de los fondos públicos, y otro que utilice los fondos públicos para mi provecho, solo para ilustrar que en realidad no sabemos qué valores defendemos.
En cuanto a las creencias, la confusión es mayor. No sabemos en realidad en qué creemos. Si somos evolucionistas, el dilema está resuelto, el poder es para usarlo. Si somos religiosos debiera estarlo, pues no hay contradicción en los valores que promueve la biblia, pero aquí también se da el deseo de un sistema de privilegios que nos garantice la salvación sin la obligación de observar las enseñanzas. Solo eso explica por qué un religioso apoye a un corrupto, retando al mismo Dios en su sabiduría.
Wilfredo Tejeda, es el modelo de ciudadano que cualquier pueblo quisiera tener al frente de sus intereses. Académicamente capaz, formado y en ejercicio. Moralmente intachable, prudente, respetuoso. Familiarmente estable, emocionalmente equilibrado. ¿Qué haremos con él? ¿Nos privaremos del privilegio de ponerlo como modelo para que nuestros hijos sean mañana ciudadanos felices?
Fernando Castillo, tiene una buena parte de su vida, joven aun, apostando por el desarrollo de San José de Ocoa. Ha invertido su tiempo con dedicación a construir un patrimonio, ha generar riquezas, a generar empleos, a generar disponibilidad. Fernando ha creído en Ocoa. ¿Qué haremos con él? ¿Privaremos a nuestro pueblo de tener al frente de los intereses públicos a un individuo que ha demostrado tener visión de futuro, compromiso y sobre todo, vocación de servicio?
Aneudy Ortiz, ya va a cumplir diez años al frente de los intereses públicos de nuestro pueblo. Ha acumulado una experiencia importante y útil en el arte de la política. Ha construido relaciones de poder con sectores que gravitarán en la vida nacional “per saecula saeculorum”. Ha crecido política y personalmente y aun tiene amplio espacio para crecer. ¿Qué haremos con él? ¿Lo dejaremos tirado en el camino, perdiendo la oportunidad de construir sobre él un liderazgo nacional del que tal vez mañana nos podamos sentir orgullosos?
¿Cómo resolveremos entonces este dilema?
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