Por: Fabio Herrera Miniño
Los primeros días del 2020 les ofrecen a los dominicanos el panorama de un sistema vial de primera calidad y que abarca en su extensión poder llegar a todos los rincones del país, salvo algunas excepciones en la región Suroeste.
Más de 4 mil kilómetros de carreteras, unas muy buenas y otras regulares y con más de 6 mil kilómetros de caminos vecinales junto a cientos de kilómetros de trochas ofrecen al ciudadano un panorama de un país comunicado en toda su extensión.
En los pasados siete años el país se ha beneficiado por carreteras con una red vial de gran impacto para la agricultura, el turismo y la industria. Eso aparte del desplazamiento de la ciudadanía entre las poblaciones, donde la imprudencia y el descuido con el guía han elevado el índice de siniestralidad a uno de los más elevados del mundo. Y es que por la calidad actual de las carreteras, la imprudencia y la vorágine de la velocidad, llevan a los conductores a ser muy temerarios.
El sistema vial ha venido evolucionando desde los inicios del siglo XX. En 1907 y 1911 se construyeron los primeros kilómetros de carreteras, uno para llegar al río Haina y luego seguir a San Cristóbal y otro a Los Alcarrizos con 18 kilómetros. Después, con la ocupación americana, se inició el despegue de las carreteras y el sistema ferroviario del Cibao se fue quedando atrás.
Hasta mediados de la década del 70 del siglo pasado estuvo en servicio el último tramo de la vía férrea desde Villa Riva, pasando por Arenoso hasta Sánchez. La gente comenzó a viajar cómodamente desde el norte hacia el sur. Era que el sistema ferroviario por más de 30 años era el preferido en el Cibao para ir desde Santiago a Puerto Plata o de La Vega a Sánchez pasando por Sanfrancisco de Macorís. En 1924 se inauguró la carretera Duarte hasta Santiago.
A partir de 1930 fue surgiendo el sistema vial con modernas carreteras y numerosos puentes metálicos. El país en la década del 50 estaba comunicado por todas sus poblaciones. Se comenzaban a construir los proyectos puntuales de carreteras imprescindibles para el desarrollo. Brotó la carretera de San José de Ocoa a Constanza para completar la que se había construido desde Constanza a la carretera Duarte. Y de pronto a finales de la década del 60 se rescató el proyecto de la carretera de la costa norte desde Puerto Plata a Samaná.
El impulso a las vías del Este fue a finales del siglo pasado y mayor empeño en el presente siglo de manera que la moderna carreteras, que une el próspero polo turístico con la capital, enlaza esa región de Higüey y ha abierto las hermosas playas orientales al turismo nacional y extranjero. Desde Punta Cana a Miches y Sabana de la Mar y desde Miches a El Seibo son hitos viales de importancia para entonces volver la vista hacia otras regiones para dotarlas de mejores vías de comunicación.
Los caminos de la vertiente norte de la Cordillera Central en la zona de Santiago a Santiago Rodríguez sintieron la presencia de las maquinarias para abrir y mejorar senderos para que la gente viviera mejor y contribuir a un desarrollo agrícola de calidad. En la Sierra se le ofreció a los viajeros excelentes carreteras que desde San José de Las Matas comunican con toda la zona en especial con Monción y se puede llegar al pintoresco Juncalito desde Jánico por una excelente vía de montaña.
Notable ha sido el esfuerzo en la llanura oriental en zona de Bayaguana, Monte Plata y Hato Mayor donde excelentes carreteras comunican esa zona agrícola y ganadera por excelencia y a la vez permite a los viajeros disfrutar de los excelentes balnearios en algunos ríos de la zona. Al igual la provincia de Azua ha sido beneficiada por un sistema vial increíble en el entorno de Padre Las Casas, Guayabal y Arroyo Cano en la parte norte del embalse de la presa de Sabana Yegua.
Tan solo el segmento vial del extremo suroeste del país en la provincia de Pedernales permanece en un limbo. Llegar a esa población fronteriza desde Barahona constituye una odisea por la carretera deteriorada. Poco interés oficial ha existido para rescatar la vía que comunicaba a Pedernales con Duvergé pasando por el río Mulito y Puerto Escondido.
En fin, el sistema vial tan excelente ha invitado a la gente a viajar más, pero al mismo tiempo ha sido una invitación al aumento de los accidentes por las imprudencias cotidianas de los conductores que se creen con una patente de arrasar en las vías a altas velocidades contribuyendo a que el país registre una estadística nada envidiable del mayor número de accidentes en el continente.
Fuente: Hoy.com
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