Por: Frank Casado Arias
SAN JOSE DE OCOA-Fallecío en la tarde de ayer, en la ciudad de Canadá, María José Mazerolle, una de las Hermanas Hospitalarias de San José, que se radicó en las montañas de Ocoa, con la misión de trabajar en el Hospital San José, luego en el Hogar de Ancianos San Antonio de Padua y más tarde en la construcción del Centro de Rehabilitación Filial Ocoa.
Junto al Padre Luis, María José se convirtió en un ícono de la idiosincracia de San José de Ocoa.
«Las hermanas hospitalarias San José llegan a San José de Ocoa procedentes del Canadá en el año 1964. Encomiable la labor que realizaron en esa comunidad, destacándose el trabajo realizado en el hospital y en el Centro Padre Arturo. Predicaron el cristianismo sirviendo con el mayor desprendimiento a los demás, sobre todo a los más necesitados.
Me acabo de enterar del fallecimiento de una de ellas, la queridísima María José. Me entristece mucho esta noticia. María José vivió para servir. Así la voy a recordar». Escribió el Profesor Alberto Estrella al enterarse de la triste noticia.
«Cuántas veces vimos a la hermana María José recogiendo botellas, haciendo rifas y actividades, como: limpiar zapatos en el parque para buscar fondos, de manera que pudiera beneficiar a al hospital y el hogar de ancianos». explica Julián Hernández, en su libro «Padre Luis Quinn, Sacerdote ante todo».
La hermana María José nació el 5 de Marzo de 1920 y llegó a Santo Domkingo el 5 de Marzo de l965, exactamente el día de su cumpleaños número 45. Llegó con las Misioneras Hospitalarias de San JOsé desde Canadá, su primera misión fue trabajar en el JHospital San José, luego en el Hogar de ancianos y más tarde en la construcción del Centro de Rehabilitación. Se especializó en los trabajos sociales, esencialmente en la enseñanza.
La misión de María José fue muy amplia; desde curar los enfermos, hasta alimentar a los niños, limpiar el templo, visitar a las personas discapacitadas, llegando hasta a bailar en público con la única finalidad de alegrar a la gente.
Hoy todos los ocoeños lloran la partida de de Sor María José, quien con su labor altruista y desinteresada a favor de nuestro pueblo durante tantos años será siempre recordada, al punto que aún fuera de Ocoa y ya enferma seguía tejiendo y vendiendo los gorritos para enviar ese dinerito al Hogar de Ancianos San Antoniode Padua.
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