Luis F. Subero
En la medida en que fui conociendo los textos producidos por don José Subero, el interés por ahondar más en su vida y obra se apoderaron de mi espíritu. Un afán por entender cómo pudo tener una cultura y conocimientos tan vastos que lo hicieron incursionar, no sólo en el magisterio, sino en la oratoria, la poesía, el cuento, el periodismo, además de ser un munícipe altamente comprometido con el avance social de su región.
Leyendo la reseña escrita por Angel María Peña Castillo, fundador de la revista Páginas Banilejas, de la cual Subero fue un colaborador consuetudinario, nos enteramos de los profesores que formaron al joven Subero cuando asistió a la escuela en Baní.
Profesores de la estatura de Arístides Fiallo Cabral, doctor en Filosofía y Letras, en Medicina, licenciado en Matemáticas y licenciado en Derecho. Subero colaboró, además, con don Joaquin Incháustegui, periodista, autor de una reseña histórica de Baní, en el periódico Ecos del Valle.
No es de extrañar, pues, que con semejantes mentores se haya sembrado y germinado en José Fco. Subero la pasión por la lectura, la oratoria elocuente y la pluma fecunda.
Desde que emigró a San José de Ocoa con su madre Catalina Saber viuda Subero y el resto de sus hermanos, Antonio, Santiago, Francisco y Amelia, se identificó a tal punto con esta nueva tierra a la que amó y legó a las futuras generaciones su esfuerzo, sus conocimientos y las más bellas descripciones de los paisajes montañosos para deleite de todos.
Quienes escucharon sus discursos, nos indican que eran de una gran belleza estilística y de una fuerza y elocuencia encomiables. De verbo fluido, salpicados de bellas metáforas y de grandilocuentes adjetivos y comparaciones. Lamentablemente en nuestra búsqueda no pudimos encontrar ninguno de sus memorables discursos.
A la par de sus dotes de orador, cultivó además la sensibilidad de poeta, la precisión del periodista y la fluidez del narrador.
La obra de Subero se enmarca entre los versos libres y la prosa poética. Hay, en todos sus escritos, la sensibilidad del poeta natural, libre de forjar sus propias imágenes sin estar encadenado a la formalidad de la métrica o la rima, el uso de un lenguaje evocador de imágenes y sonoridades, colorido y transmisor de impresiones.
Es por estos motivos que me he dedicado a recopilar sus trabajos publicados en revistas y periódicos de la época y que estaré compartiendo a través de este medio en entregas periódicas. A manera de introducción reproduzco la siguiente semblanza:
Revista Páginas Banilejas, Página 7, Febrero 1948:
“JOSÉ FRANCISCO SUBERO nació el 16 de mayo del año 1894, en la ciudad de Cumaná, Estados Unidos de Venezuela y, desde el año del 1905, vino con su señora madre y sus hermanos a esta República, radicándose en esta ciudad de Baní, donde pasó toda su infancia, asistiendo a la escuela. Fueron sus maestros don Marino Miniño, don Francisco Abreu, don Fabio F. Herrera y Dr. Arístides Fiallo Cabral.
Luego se trasladó a San José de Ocoa, en donde fundó un respetable hogar y una distinguida familia, al casarse con la gentil señorita Carmita Sajiun.
Desde los primeros años de su juventud empezó a ser ferviente enamorado de las letras y, desde temprana edad de 16 años escribió pequeños y lindísimos poemas, en los cuales se anunciaba el futuro escritor y atildado periodista.
Su labor literaria es bien conocida dentro y fuera del país. Ha colaborado, con algún acierto, en los principales periódicos y revistas de la República y, sus producciones literarias y de gran fondo panamericanista han sido acogidas y bien comentadas en periódicos y revistas del extranjero, siendo por ello designado Miembro Honorario del Comité Cultural Argentino.
Fue el primer corrector de pruebas del banilejísimo “ECOS DEL VALLE”, fundado por el inolvidable compañero don Joaquín S. Incháustegui y, las páginas de esta hoja periodística lucieron numerosas producciones literarias y políticas del compañero Subero.
Varias han sido las conferencias pronunciadas por él en muchos de nuestros centros culturales y políticos. Suman a algunas las poblaciones del país que han escuchado su voz como conferencista y como orador de fuste.
Su labor en pro de la cultura de San José de Ocoa no deja que desear. Ejerció el Magisterio por más de veinte años, llegando por escalafón y por mérito desde el modesto cargo de Monitor de la Escuela Superior de Varones de Baní, hasta la de Inspector de Instrucción Pública de San José de Ocoa.
Y, de esa su labor educacionista hay fehacientes ejemplos, en donde descansa actualmente la verdadera cultura ocoeña.
Tiene escrita, en preparación, su obra EL MANIEL, novela histórica que corrije ciertas lagunas de nuestra Historia y pone un dejo romántico en cuanto a la fundación de San José de Ocoa, secuela del rapto amoroso de Ana Lucía Tejeda, bella matancera, por el apuesto galán banilejo Andrés Pimentel Acevedo, quien hizo de las selvas abruptas de Ocoa su lindo nido de amor.
Después que abandonó el Magisterio, ha ocupado estos delicados y altos cargos de confianza: Inspector Especial de Frutos, Jefe de la Oficina de Pagos de O. Públicas, Gobernador Civil de la Prov. San Rafael y actualmente Diputado al Congreso Nacional por la Provincia del Baoruco.
Se hizo ciudadano dominicano en el año 1925.
Don José Fco. Subero, periodista, escritor y orador, es un banilejo de corazón. Sus años juveniles se deslizaron en nuestro Baní, y cualesquiera que hayan sido las alternativas de este pueblo, su pluma ha estado siempre en defensa de nuestros intereses.
Cuando nosotros nos iniciamos en el periodismo, el periodista Subero fue de los primeros en darnos sus buenos consejos y prestarnos su ayuda. Desde que fundamos a “Páginas Banilejas” nos ha prestado su cooperación material e intelectual, la cual nos ha sido eminentemente valiosa. Don José Francisco Subero, es para nosotros, un maestro, un amigo sincero, un compañero jovial y acogedor en nuestras luchas de prensas. “
Escrito por Ángel María Peña Castillo.*
Nota del Recopilador: Ángel María Peña Castillo (Don Chichí) fue el fundador y director de la Revista Páginas Banilejas, desde su fundación en 1941, hasta su muerte en 1972. La Revista circuló durante 33 años, con un total de 420 números, lo que la convierte en una de las publicaciones en su género, de más larga duración en la historia del país.
Su éxito no se limitó a la provincia Peravia, sino que logró repercusión nacional e internacional. La colección de la revista fue inscrita en el año 2015 en el Registro Memoria del Mundo para América Latina y el Caribe, una iniciativa de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
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