Por Nóbel Mejía
A más de uno le asombra el hecho de ver a Carlos Castillo levantando la mano del precandidato a senador Felix Estrella y, con dicha actitud, demuestran conocer poco o nada las intríngulis del quehacer político.
Para comenzar debemos estar claros en el asunto, la actividad política es coyuntural y las enemistades son relativas o circunstanciales. Lamentamos por los hijos de machepa que viven matándose y creando verdaderos enemigos por pleitos ajenos cuasi de marido y mujer.
La decisión es lo más lógico, natural y esperado por varias razones: el exsenador ahora es danilista y, según refirió en una entrevista, entró al Partido de la Liberación Dominicana de la mano de Danilo Medina. Gonzalo Castillo es el hombre del presidente, Estrella es el hombre clave de Gonzalo y Carlos tiene vínculos de hermandad con el precandidato presidencial. Es una cadena cuasi obligada, necesaria, difícil de romper y, de hecho, no conviene hacerlo. El senador Pedro Alegría puede darse el lujo de no apoyar directamente a precandidato alguno porque es una paloma que vuela con libertad absoluta y, en cierto sentido, su único atrayente en el PLD es Danilo.
Usted puede decir lo que sea, calificarlo de traidor, perderle la confianza, no votar jamás por él, entre otras acciones. Lo cierto es que se mueve con sentido común y nadie puede borrar la historia, Carlos es el gestor número 1 de la provincia y Félix es lo más parecido a él en esa materia, quedó demostrado cuando fue gobernador. Castillo nunca se hizo enemigo, Estrella se obsecionó con eso de ser senador y nubló la razón. De manera que, en cierto modo, el exsenador le está dando una lección de vida al exgobernador. No hay de otra, ese es el Carlos Antonio Castillo Almonte que conocí como pocos durante el período 2010-2016.
José Antonio Castillo es de la familia y, en su momento, se entregó a la causa carlista pero todos sabemos que se encuentra en el ala leonelista. Además, negocios y lazos familiares son cosas aparte de cualquier actividad. Sería mucho pedir que Carlos también se haga el haraquiri.
Castillo cumple su palabra porque cuando presentó la retirada habló de “caminar” con los candidatos del danilismo. Particularmente pensé que se quedaría tranquilo hasta ver escenarios definidos tras las elecciones primarias. Quizás recibió alguna llamada de motivación o ya lo tenía agendado. Integrarse ahora no es mala idea porque le imprime calidad moral para dirigir la campaña o cualquier otra función que Danilo y Gonzalo le soliciten.
Si fue una decision personal, Carlos Castillo nunca debió retirar aspiraciones. Hoy sería el precandidato seguro de Gonzalo, siempre y cuando contara con la anuencia del presidente Medina. Desde luego, no sabemos si fuerzas mayores obligaron el retiro y este sabía lo que estaba en la agenda si el asunto de la reelección no progresaba.
El exlegislador debe seguir reflexionando acerca de lo que hará si los resultados nacionales y/o locales le son contrarios. No todo le conviene si desea retornar en 2024, incluso teniendo resultados positivos.
Con la integración de Carlos y Pedro los leonelistas están en una situación incomoda, aunque en el plano local el senador dice se quedará en las gradas. Félix incrementa las posibilidades de triunfo porque Carlos es un político con poder de atracción. Todo eso es harina de otro costal que analizaremos en su momento.
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