NUEVA YORK-Mi padre es un hombre de poca ciencia y mucha sabiduría, no solo por sus noventa y seis años cumplidos, sino además por la intensidad con que los ha vivido y los distintos niveles en los que ha tomado parte. Tiene un amplio cuestionario para su encuentro con Dios, que esperamos se posponga por mucho tiempo, pero sobre todo siente una gran frustración, que es el motivo de este escrito.
Ponan, mi padre biológico, siente angustia ante lo que él llama “la incapacidad de dejar un mundo mejor al que encontramos”, se acongoja y hasta se le humedecen sus ojos ante la barbarie del hombre contra el hombre, del hombre contra el medio ambiente, del hombre contra la justicia.
Cuando se quiere se puede, o querer es poder, no es un “cliché”, es una frase parte de esa sabiduría parafraseada por generaciones, sin que nos hayan profundizado en su extraordinario contenido. Querer no es desear, desear no mueva a la acción y se solaza en la espera.
Querer afanosamente, es tal vez el mejor antídoto contra la angustia y la impotencia que causa la imposición de los que pueden frente a los carentes de poder. El mejor antídoto ante la indiferencia de todos frente a sus propios males. Querer afanosamente nos empuja, nos obliga, nos entusiasma, nos hace creativos, nos hace útiles y por vía de consecuencia, nos hace mejores, y si somos capaces de mejorarnos a nosotros mismos, entonces seremos capaces de influir positivamente en nuestro entorno.
Marys Mordan, mi esposa, acaba de obtener un título como maestra de ceremonia de la famosa escuela de locución Ray Carrión, en Nueva York. No es poca cosa, tomando en cuenta las grandes limitaciones que tiene el ser humano para mantenerse apegado a sus sueños.
Desde que la conocí, supe de su interés, que luego se convirtió en objetivo para ser hoy una realidad. Era uno de sus sueños y lo ha visto cumplir. La importancia de alcanzar un objetivo, por pequeño que sea, radica en la visión que te proporciona sobre tus propias capacidades, y el estímulo que genera para emprender nuevas y más grandes metas.
Marys Mordan demuestra una vez más, que no hay límites de tiempo, de edad, ni condiciones materiales que te impidan iniciar el camino de tus sueños. Que nos podemos marchar de este mundo sin angustia mejorando nuestro entorno. Ojala y sea para muchos ejemplo de que “Querer es Poder”.
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