
Permanecen encerrados unas 23 horas al día durante semanas y meses.
Para los detenidos más vulnerables, como los que padecen de trastornos mentales, la situación se agrava, llevándolos a la depresión y hasta el borde del suicidio.
La práctica de aislamiento de 15 días o más es considerada como tortura por las Naciones Unidas y por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, ICE por sus siglas en inglés, que la califica como un último recurso.
Ahora una investigación conjunta del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, incluyendo medidos de Estados Unidos como Univisión y NBC, y otros de México y Guatemala, además de El Informe, arroja que la práctica es utilizada como una primera opción dejando secuelas imborrables para los que se convierten en voces solitarias.
Mediante un comunicado, la vocera de ICE Danielle Bennett dijo que la política de la agencia es proteger a los detenidos, el personal, contratistas y voluntarios de cualquier peligro. En promedio, dijo, medio por ciento de la población estuvo en solitaria más de 14 días en 2018. Bennett también señaló que las pautas de la agencia permiten poner a personas en riesgo de suicidio en aislamiento como un último recurso. Añadió que debido a las limitaciones, el confinamiento solitario para vigilar este tipo de casos es una necesidad.
Aun así, en la actualidad hay más de media docena de demandas en contra de dos de las empresas que administran este tipo de centros donde se les acusa, incluso, de exigirles a los detenidos que trabajen por un dólar al día.
Ocoeño César Fernando Guerrero Casado
La pelota de básquet pica tres veces, el sonido sobre el concreto de la cancha en el parque Central de San José de Ocoa le confirma que respira aires de libertad.
El panorama es diametralmente opuesto a lo que César Fernando Guerrero Casado, más conocido como Valentín, vivió en dos centros de detención del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas en Estados Unidos, ICE por sus siglas en inglés.
“A veces yo estoy acostado y escucho un sonido y creo que se está abriendo la puerta, como ellos te la abrían,” narra. Son las secuelas que aún padece cuatro años después de su más reciente aislamiento en 2015 antes de ser deportado por segunda vez. Dice haber estado encerrado “23 horas al día”, en una celda de seis por nueve pies, con “el único acceso a la luz siendo la que entra de la unidad” de detención por una ventanita. Ya en 2007, luego de haber emigrado legalmente junto a sus hermanos, cayó preso por estar vinculado a una pelea en un juego de fútbol universitario en la que hubo heridos y poco después inició su proceso de repatriación. En el centro de detención de ICE en York County, Pennsylvania, dice tuvo “un alterado” con un compañero de celda. Lo sancionaron con 60 días en aislamiento, de los cuales cumplió 57. “Fueron los días más horribles que he pasado en mi vida,” relató. Guerrero Casado es uno de los miles de inmigrantes que anualmente son sometidos al aislamiento en los centros de ICE por periodos de dos semanas o más.
Por: Alicia Ortega, Julia Ramírez y periodistas del ICIJ
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