Por Nóbel Mejía
Hemos sostenido hasta la saciedad que el senador Pedro Alegría es un fenómeno político, sobre todo por la hazaña lograda en el proceso electoral 2016. La historia es conocida por todos y, por ende, obviamos detalles. Actualmente se encuentra en una posición «privilegiada», independientemente de que haya bajado puntos o no y del desgaste natural o relativo que causan las posiciones electivas.
Se asume que Alegría es senador por el binomio local Bloque Institucional Socialdemócrata (BIS) – Partido Reformista Social Cristiano (PRSC). El evidente o comprobado apoyo del sector danilista se hizo de manera no oficial, tras bambalinas. Esa realidad tiene sobradas lecturas y el senador debe cuidar sus pasos, ahora más que nunca. Declararse agente libre no creo exista en el diccionario de los partidos, aunque tendríamos que avocarnos a revisar estatutos. Es una estrategia inteligente pero hay que tener ciertos cuidados con ella.
Sabemos que el soberano y partido más grande es el pueblo y gana aquel que conquiste su voto pero, en materia política, República Dominicana es un país muy sectorizado e identificado. Los fenómenos políticos pueden ser coyunturales, no necesariamente sostenibles en el tiempo. Observo a un Pedro extremadamente confiado en sus altos niveles de popularidad, afectos o simpatías generadas en todos los partidos. Quizás eso le impulsa a una declaratoria de tal naturaleza. Sus seguidores también lucen estar en esa peligrosa zona de confort. Me convence eso último el hecho de ver a los pedristas estimulando una suerte de eslogan en cadena que dice algo así como «no es que cambie de partido, es que el pueblo lo quiere».
Para cualquier organización política sería un golpe de efecto o ganancia de causa «adquirir» al senador Alegría en estos momentos y creemos saludable que el legislador y candidato no espere mucho tiempo para definir o fijar una postura partidaria. No es secreto para nadie su afinidad y apoyo a la reelección del presidente Danilo Medina pero, sucede y viene a ser, el BIS apuesta al retorno del expresidente Leonel Fernández. Alegría debe verse y colocarse en todos los escenarios posibles, incluyendo uno a la cabeza del exgobernante y otro bajo una división oficial del partido de gobierno.
Desde luego, si la cosa es con Leonel y Pedro no objeta, el BIS puede proponerlo sin mayores consecuencias. Si la cuestión es con Danilo es muy probable sea el gallo dispuesto por esa parcela. Ahora bien, hay que ver lo que el presidente dispondrá para mantener «contentos» a Félix Estrella y Carlos Castillo, si es que realmente este último está interesado en retornar. Los estrellistas tienen una especie de obsesión inyectada por su líder, incapaces de hacer lecturas correctas de la actual coyuntura o de ver mayores posibilidades en otros puestos electivos. Carlos está en una situación donde no supone ser una traba.
En un escenario de división del oficialismo, sobre todo impulsado por una reforma a regañadientes, puede pasar cualquier cosa, incluyendo la salida del poder y la pérdida de muchas plazas locales. Candidaturas que se supone fuertes pueden verse menguadas. Pedro Alegría puede sobreponerse y ser paño de lágrimas en medio de tal escena pero las garantías no son absolutas. Todo será determinado por las consecuencias de esa división, incluyendo el rumbo tomado por los leonelistas. Es muy probable que el BIS siga a Leonel hasta las últimas consecuencias.
La estrategia es inteligente porque luce que Alegría observa desde las gradas y considera las posibles jugadas. Le oxigena declararse «libre» porque eso le permite manifestar apoyo al presidente Danilo Medina, en franca contradicción a los deseos del BIS, y mirar hacia cualquier dirección partidaria. Ahora bien, si no cuenta con alternativas o planes tácticos de movimiento, estará más pérdido que el hijo de Lindbergh. Pedro es del pueblo pero no existe un solo caso de éxito sostenible sin estar ligado a una estructura partidaria ganadora, máxime tratándose de RD.
No importando si el colega comunicador Kelvin Arias (Juani) lo refiere como camaleón y algunos así lo crean, Alegría debería dar un paso al frente si quiere cortarle la respiración a sus oponentes. Si bien le parece, Danilo Medina puede traer al exsenador Carlos Castillo o, en su defecto, soltar gallos en primarias. En una elección interna del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) hay que hilar fino para ganarle a Félix Estrella y, luego, derrotarlo en unas elecciones generales. No creo que al presidente le agrade la idea de que el BIS apueste a Leonel Fernández y, por ende, puede dar la espalda a cualquier propuesta que venga de allí, con mayor razón si esta se camufla a los fines de atraer la presa y garantizar victoria. La razón es muy sencilla, no conviene a largo plazo. Quiérase o no, en política los amigos y compadres son circunstanciales.
Esperemos a ver si el PLD se reserva o no la candidatura a la senaduría por San José de Ocoa, cosa que me parece sucederá. Sin lugar a dudas, en tal caso sólo hay dos posibilidades a la vista: Pedro Alegría o Carlos Castillo. Vista la situación difícil del segundo, las posibilidades del primero son más altas.
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