Por Nóbel Mejía
Tras la alaraca mediática causada por la suspensión temporal del comunicador Kelvin Arias (juani) de la emisora Maniel FM debe imponerse el sano juicio, el sentido común y el respeto al derecho ajeno. Con mucho, insistiendo en el llamado del maestro Fabián Díaz, lo más importante es que debe prevalecer la libertad de expresión.
Sin ánimos de apilar más leña sobre el fuego o de atizar las llamas ardientes sobre Roma, se cuentan por muchos los casos de sujetos políticos que han intentado callar o cambiar voces de la comunicación y no dudo lo hayan logrado en contados casos. En Ocoa en Red podemos dar cuenta de ello y, en mi caso, al menos tres figuras que actualmente aspiran lo intentaron a través de emisarios y/o sugerencias indirectas a la administración. La cosa es que el agua tibia fue descubierta desde principios de la humanidad.
Hemos escuchado todas las campanas y, a juzgar por los hechos, el comunicador tiene ganancia de causa. Eso no quiere decir que tenga la verdad en sus manos, es más una cuestión de percepción. El ingeniero Geovanny Arias está en todo su derecho de tomar decisiones en torno a su empresa radiofónica, así como el senador Pedro Alegría sentirse mal frente a cualquier comentario negativo o no conveniente a su figura política.
La ligereza de los políticos ocoeños hacia los medios de comunicación es el resultado de la complacencia y el compadrazgo de los comunicadores con la clase política, incluyendo comerle platos, recibir dadivas, hacer publicidad a precio de vaca muerta y figurar en nominillas. Esa realidad permite creerse con el derecho a bajar líneas y establecer guiones. Desde luego, eso no quiere decir que los medios han cedido a las peticiones directas o indirectas.
Aunque es un derecho de la empresa, la suspensión no tiene sentido y hace mal a la persona del ingeniero Arias, sobre todo porque él es un ministro de gobierno y aspirante a cargo electivo y se puede interpretar como parte interesada que no quiere conflictos con un probable compañero de la lucha política, mucho menos con el poder ejecutivo. Aunque no sea así, a la mayoría le resulta más fácil creer que el senador Pedro Alegría influyó en la decisión adoptada.
Me es cuesta arriba pensar que Geovanny Arias haya actuado bajo presión y, a decir verdad, no creo que Pedro Alegría sea tan sensible. Si las cosas son como las dice el comunicador suspendido, estamos frente a un error del senador y un disparate mayúsculo del empresario radiofónico.
En todo caso, Kelvin Arias volverá a su posición porque el asunto es temporal y sigue activo porque paga su programa. No creo se deje amedrentar por retener un cargo, seguirá duro y curvero en Maniel FM o donde sea. Si baja el tono pierde credibilidad y, si la empresa lo expulsa por seguir en lo mismo, dará razón a su planteamiento. Por si las moscas, Maniel FM debe tener la carta de cancelación preparada y el suspendido las maletas hechas.
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