Por: Harris Castillo
Querido lector, si usted cree que dos y dos son cuatro, que la luna ilumina, que el agua conduce electricidad, que el hombre tiene cinco sentidos y que el romo calienta, por favor no lea este artículo.
Acuso recibo de su respuesta pública a nuestro artículo: “Mariel, por Méndez, debe renunciar”, seria descortés no hacerlo sería querer restarle méritos a su legítima exposición, y un irrespeto a su condición de dama. Le comunico que no me mueve el interés de la confrontación, sobre este debate es lo último que escribiré.
En el párrafo primero de su respuesta, señala dos aspectos que resalto: “mi nivel de interpretación es alto humildemente”; y “para que no comience con su llanto al decir: es que nunca me interpretan”. No pongo en dudas pueda usted tener ese nivel de interpretación y que lo acepte con humildad, pero sin lugar a dudas no lo ha ejercitado en la lectura de mi artículo, puesto que su interpretación ha sido errónea.
No habrá llanto por no ser interpretado, porque soy consciente de que es un acto inconsciente que afecta un porcentaje muy alto de las personas que venimos de los países de nivel tres, y que afecta incluso a personas en países de nivel uno. El analfabetismo funcional o incapacidad de utilizar la capacidad de lectura de forma eficiente, sustituyó, para mal, al analfabetismo absoluto, que es la incapacidad total de leer o escribir, debido a la necesidad de la era industrial en producir autómatas, paso previo a la robotización de la producción. El proceso de pensamiento lógico se lo estamos entregando a la inteligencia artificial, ya no leemos, no pensamos y por tanto no razonamos, gracias al dios google, tampoco parece necesario.
En su párrafo segundo, corroboro en casi todo su argumento. Difiero en cuanto a la idea de que haya querido yo, encasillar a todos en el mismo grupo. La escritura tiene una estructura. Los artículos, los informes, la literatura, los proyectos de leyes, en fin, obedecen por lo general a una estructura: introducción o diagnóstico, desarrollo, conclusión; considerandos, vistas, artículos, párrafos. Hasta la biblia: Libro, capítulo, versículo. Si usted siente que los párrafos primeros de mi artículo hacen referencia a su persona, esta errada otra vez, y me envía una señal preocupante en cuanto a su capacidad para interpretar o redactar informes, o resolución de conflictos en situación de estrés.
En su párrafo tercero, nos habla de los logros de su gestión y los programas anuales de su institución. Admito que puedo estar equivocado, más aun en estos tiempos de tantas noticias falsas y donde solo vende lo negativo. Pensaba, y quiero seguir pensando, que nuestros comunicadores de Ocoa, (y del país porque el problema es una epidemia nacional), hacen un trabajo profesional cuando informan de los desmontes, quemas, extracciones, talas, llevadas a cabo por dirigente políticos y sin sanciones. Pensé que las fotografías que publican eran de nuestra provincia.
En su párrafo cuarto y quinto, nos habla de su origen familiar y de usted en primera persona, confirmando lo que he dicho sobre los Méndez. No osaría cuestionar la honorabilidad familiar, ni la suya propia, no sé porque se siente aludida si cuando cito a los Méndez, lo hago en reconocimiento a su demostrada vocación de servicio y cuando hablo de usted, la distingo de una institución ineficiente, incapaz de proteger nuestros recursos naturales de forma eficiente, y la distingo de los dirigentes que no respetan nada, ni a usted?
Admiro su lealtad a la institución, pero le insto a verificar lo que piensa la población sobre las actuaciones de la misma. El solo nombramiento del ministro es una muestra de la falta de objetivos del gobierno en la gestión medioambiental, puesto que su actividad empresarial, de casi toda la vida, ha sido producir y comercializar agroquímicos. Un agresor del medioambiente, dirigiendo medioambiente. Y verifique lo que piensan los Ocoeños, sobre la gestión de nuestros recursos naturales.
Yo no le he mandado a renunciar, no tengo esa facultad. Propongo que lo haga, párrafo sexto, para preservarla ante tanta gente borracha de poder, pero si usted prefiere seguir intentando, adelante. Creo firmemente que su renuncia la engrandecería, enviaría un mensaje de que usted no apoya a los violadores de nuestros recursos naturales. Nos daría a todos argumentos para seguir creyendo que no todos son iguales. Llamaría la atención del gobierno sobre el grave problema en nuestra provincia. Llamaría la atención del partido sobre la actuación de sus dirigentes.
Renunciar el difícil, primero porque existe la creencia errónea de que es una muestra de debilidad, segundo porque se sabe de antemano que el partido le dará la espalda y difícilmente el gobierno le nombre en otra posición, pero todo eso es poco frente al honor del apellido, el legado de verticalidad a nuestros hijos, la defensa de nuestro pueblo y el bienestar de nuestra gente. Entre lo uno y lo otro, se plantea un dilema existencial, material, moral y ético. Cada quien elige.
Su párrafo final, escrito en mayúsculas como un reflejo señorial de la memoria hereditaria, y calificado por la sicología moderna como un elemento de la personalidad relacionado a complejos y autoestima (positivos o negativos), me hace un llamado a “hacer algo digno por su pueblo” y dice no conocerme por obras o aportes. En ese punto me asalta el temor de que no podré complacerla, porque como dijera Dryden “El secreto placer de un acto generoso es el mayor placer de un espíritu elevado”, y hace algunos años que junto a la lucha contra los molinos de Cervantes, libro una batalla feroz contra mi infinita ignorancia.
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