Por Nóbel Mejía.
Poco tiempo después del triunfo electoral del senador Pedro Alegría dije algo que, quiérase o no, se convirtió en profecía. En aquel momento fuí criticado por varios de sus “acólitos” porque expresé que el reto era superar la “montaña” de actividades y gestiones agotadas por la gestión del exsenador Carlos Castillo. Fui claro y no me arrepiento de ello, Alegría está y estará sometido al efecto balanza, visto debajo de una gran lupa.
No hay que ser un genio, no tiene otra manera de ser. Pedro fue el primer senador de la provincia y, por ende, en esos años no había punto de referencia o contraste. Ahora hay sobrados criterios de juicio, un referente, alguien en la platina opuesta de la balanza. Carlos Castillo fue sacado de circulación por los “27 errores” que publiqué el miércoles 10 de agosto de 2016. El pueblo está siendo “muy exigente” con Alegría, sobre todo porque sacrificó una muy buena gestión en procura de otra superior.
El efecto balanza se manifiesta por doquier, en escenarios físicos y virtuales. Es un proceso mental, cuasi inconsciente, la gente está vigilando y contrastando hasta la picada de ojo. Es imposible que perdone una gestión que no supere con creces a la anterior. Por buena o mala suerte para Alegría, el pueblo reconoce la gran pegada y relaciones de este con las “habitaciones” del presidente Danilo Medina. De manera que, más allá de usar esa ventaja para quitar y poner fichas en el tren gubernamental, el colectivo espera un amplio abanico de soluciones y gestiones de alto impacto. Cabe destacar que el senador ha hecho varias, si no muchas.
Es un arma de doble filo, el mismo Pedro ha dejado saber su admiración y cercanía al presidente. En otros espacios ha criticado que los funcionarios no son humildes, afirmando que el máximo líder adopta una actitud y ellos andan en Belén con los pastores. Sucede que la mayoría del pueblo no necesariamente interpreta eso correctamente y, se entienda o no, exige que el senador cargue una cruz muy pesada sobre sus “limitados” hombros.
Alegría podría ser un hombre clave para las elecciones del año 2020, escenario donde existe la posibilidad de un Partido de la Liberación Dominicana (PLD) fraccionado y una oposición dando golpes al aire. Una pésima gestión senatorial puede ser caldo de cultivo para dar paso a una “aventura” que traiga mayores disgustos a la población. Desde luego, en el caso de ir unido, no hay garantías absolutas de que el danilismo o el PLD en conjunto apostará a otra gestión pedrista. Ahora bien, a todas luces se ve que el senador es un niño mimado en la cúspide del oficialismo. Ojo: frente a una ruptura del PLD, Pedro seguirá teniendo ganancia de causa y será el paño de lágrimas de muchos.
Alegría Soto debe mirarse en el espejo correspondiente, poner oído al más torpe de los hombres, hacer correcciones cuando sean demandadas mediante críticas constructivas y no descuidar la posición de juego, aunque esté sólo en la cancha. El senador es un fenómeno político y tiene herramientas de sobra para constituirse en el “segundo Amable Aristy Castro” del país, en cuanto a permanencia se refiere.
Hace mucho tiempo limité mi vida activa en las redes sociales y me dicen que allí el legislador ha bajado bonos. Si es así, debe tratar de corregir esa situación con carácter de urgencia. Le conviene hacer una parada en el camino, reconectar, revisar el comportamiento de sus equipos en calidad y calidez, estrategias de trabajo y divulgación. Las redes tienen el poder de derribar gobiernos. Verdaderos o falsos, manipulados o no, algunos sondeos formales e informales publicados no le dan ventaja o lo hacen de forma muy cerrada. He visto que el cuerpo de opinión de los carlistas es más contundente, mientras los pedristas ayudan poco o nada porque ofrecen pocos datos y reducen su discurso a nimiedades, en vez de resaltar y exponer la obra positiva del senador. Precisamente, uno de los grandes errores de la gestión carlista fue que muchos de sus adeptos no supieron capitalizar la montaña de cosas positivas. El discurso inteligente, con conocimiento de causa, calmado y frío es un arma poderosa porque deja al enemigo sin aliento. Las bravuconadas no ganan votos.
Veo con buenos ajos que, últimamente, se está poniendo mayor atención en publicar las obras que hace Pedro Alegría. Esa debe ser la idea, en política no hay que andar con “humildad exagerada” y los funcionarios públicos y electivos deben revelar su accionar porque cada peso procede de los bolsillos del pueblo. No importa si lo que se da es una menta, es mentira que sea ridículo decirlo. Ese dulce fue comprado con mi dinero y el suyo.
Si Carlos Castillo retorna, es señalado o participa y gana una elección interna en su partido, Pedro Alegría puede verse en aprietos, con serias posibilidades de perder. Sumar a eso que el ex gobernador Felix Estrella asoma la cabeza tras la misma posición y lo hace con vigor. Más adelante pretendo analizar la “interesante” participación de este último”.
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