Por: Roberto Santana
La Cámara de Comercio Domínico China fue creada en el año 2005 para contribuir a unas relaciones económicas y comerciales beneficiosas para los dos países y basadas en la reciprocidad y la igualdad.
En la actualidad realizamos un arduo trabajo para que dicho intercambio favorezca a todos los sectores económicos dominicanos y a su contraparte, en un marco de seguridad jurídica, transparencia y beneficio compartido.
Hace unos 9 años, y adelantándonos a lo que vendría, coordinamos con la Oficina de Desarrollo Comercial de la RPCH, la instalación del Instituto Cultural Confucio en la Universidad INTEC.
Desde entonces y de manera gradual, jóvenes dominicanos salen becados a las mejores universidades chinas.
A la vez, por la vía de la Asociación de Amistad Domínico China, fundada por nosotros en 1998, altos funcionarios de los distintos gobiernos dominicanos, ministros, Consultores Jurídicos de la Presidencia, empresarios, académicos y periodistas han visitado la República Popular China en los últimos 20 años para conocer la realidad del país asiático, en preparación y para el mejor aprovechamiento de las relaciones diplomáticas que en estos meses felizmente se han iniciado.
Desde nuestro primer viaje a China, hace 43 años, observamos sus múltiples esfuerzos para cambiar la vida de cientos de millones de personas muy pobres, situación muy parecida a la de nuestro país en esos años.
Pensamos desde aquel momento que allí podría ocurrir algo, y estuve más convencido cuando observé personalmente, a miles de kilómetros de Beijing, familias viviendo en cuevas, en cuevas en la tierra, en las que el gobierno colocaba una puerta de madera contra el frío y un caldero de metal empotrado en un fogón.
Mientras los funcionarios chinos que me acompañaban me explicaban que esa era la posibilidad real que tenía el gobierno, pues era un país pobre, en ningún momento escuché una promesa política o vi rodar un billete de lotería. Al revés, ahondaron en el tema diciéndome que una o dos décadas atrás en varias zonas de China la gente se saludaba con la pregunta: “¿Has comido hoy?”.
Luego del contexto antecedente y conociendo que China se ha convertido en tan sólo 43 años, con su línea estratégica de reforma y apertura, en un país sin hambre y en la segunda economía del mundo, quiero decir que hoy, desde la parte dominicana, favorecemos alianzas institucionales para impulsar el desarrollo sostenible de ambos países y pueblos, así como estrechar relaciones económicas para fortalecer nuestra capacidad empresarial y exportadora.
Así también, favorecemos el establecimiento de un acuerdo de libre comercio sobre la base de las realidades, peculiaridades e intereses de ambas partes.
De inicio, entendemos propicio el impulso de agro exportaciones libres de aranceles, en vegetales y productos nativos como el aguacate, a fin de competir en pie de igualdad con México, Perú y Chile cuyo producto ingresa a China libre de aranceles.
Conocemos del interés chino en ese rubro para fines alimentarios, cosméticos y farmacológicos, destinado principalmente a lo que, para nosotros sería una franja de clase media de unos 350 millones de chinos ubicados principalmente en las zonas del Este y Sureste de ese país.
Al momento de crearse la Cámara de Comercio Domínico China, ya existían antecedentes de negocios perjudicados por falta de transparencia en una u otra parte en el nivel privado, pero en la medida en que hemos intervenido, esas situaciones han desaparecido, en cuanto a operaciones que se canalizan o consultan con la Cámara o con las autoridades chinas.
Hay ciudadanos chinos en prisión en China producto de las situaciones ya señaladas. La severa medida tomada en estos días contra la máxima autoridad china de INTERPOL en Hong Kong nos brinda un ejemplo de actuación enérgica contra funcionarios que transgreden la ley.
¿Quién realmente estará del otro lado? Es la incógnita cuando el destino de la exportación o la compra está a miles de kilómetros de distancia y con un sistema jurídico distinto al nuestro.
¿Cómo sabemos si el interlocutor es una empresa real o si es una persona astuta frente a una simple computadora?
Una característica para la protección de las inversiones y las operaciones económicas en general entre ambos lados es que la persona no puede tener la nacionalidad de los dos países
Otra característica es que la persona o empresa china que opere en nuestro país debe estar registrada en la embajada china y autenticada como empresa radicada en China.
Al menos cuatro bancos de China se han acercado a nuestro país con fines exploratorios, son el Banco de China, el Banco de Desarrollo de China y dos bancos provinciales.
La Cámara ha contribuido facilitando el acercamiento de tres entre esas entidades bancarias chinas con la banca local. Se entiende que el resultado de dichas exploraciones arrojará un ponderado acerca del volumen razonable de financiamiento, en nuestro caso, al sector privado.
En el ínterin, se ha logrado avances para facilitar créditos a medianas y pequeñas empresas en los rangos de entre 25 y 500 millones de pesos.
Con los inesperados cambios políticos que frecuentemente ocurren en nuestra región latinoamericana, los inversores extranjeros en general han podido identificar al sector privado como un aliado estable y confiable en nuestros países.
En cuanto a un posible interés en la industria extractiva y debido a la fragilidad de nuestros ecosistemas e insularidad inferior a 48,500 Kms.2, es aconsejable el fomento de una minería sustentable y compatible con esa realidad en la que, la supervivencia de los asentamientos humanos es la prioridad indiscutible.
A partir de conocer y respetar esa realidad, es válida la prospección minera responsable y la explotación y mitigación sostenibles. Se sabe, por ejemplo, que empresas chinas se interesan en variedades ámbar y otras riquezas del subsuelo.
Un tema de importancia estratégica para la República Dominicana se refiere a la eliminación de la intermediación en las importaciones desde China. Los costos operacionales de los reembarques y los márgenes de ganancia de la intermediación perjudican a ambas partes, de manera que lo natural es que chinos y dominicanos hagan sus negocios directamente, de manera confiable y por vías reguladas.
Nuestra recomendación a los importadores dominicanos o a quienes entren en contacto con empresas chinas que visiten RD, es que consulten formalmente si dichas empresas chinas están registradas en la Embajada China en RD; y por igual, que realicen verificaciones institucionales antes de hacer compras u otras transacciones.
Ninguna empresa dominicana necesita hacer pagos para obtener información institucional, pues se conoce que la Embajada China y también la Cámara de Comercio Domínico China ofrecen ese servicio gratuito como parte de su naturaleza y funciones.
En el caso de que sean detectadas entidades o personas que cobren dinero por dar información pública, más bien nosotros agradeceríamos datos al respecto para prevenir sobre eventuales estafas.
El aprovechamiento de las oportunidades de negocios con China ya es un hecho y se dimensionará en la medida en que las empresas dominicanas estandaricen sus operaciones desde el punto de vista legal, financiero, impositivo, laboral y medioambiental, así como que armonicen con las regulaciones internacionales.
La cualificación del talento humano de las empresas en todos sus niveles, nos dará una medida de la capacidad nacional para absorber las inversiones chinas y negocios en general. Los chinos quieren hacer negocios y los realizarán preferentemente en los países que mejor preparados se encuentren.
Probablemente ha llegado el momento de acercarse a las entidades educativas del país para reclamar el personal formado, capacitado y entrenado que necesitamos.
No sólo queremos títulos y certificados académicos, requerimos personas aptas para empujar el desarrollo económico, el progreso y la prosperidad de todos.
No queremos más médicos, ingenieros y abogados dominicanos como taxistas en NY, luego de que el país y las familias han invertido dinero y tiempo en ellos; necesitamos principalmente que las universidades, en esta primera etapa, nos provean buenos técnicos superiores, competentes y experimentados, para hacer productivas y prósperas las empresas, para emprender, para manejar con destreza los negocios domésticos y los mercados internacionales.
Tenemos que liberarnos de la pereza y del supuesto confort de mezclar lo imprescindible para vivir con la esperanza de vivir mejor, del confort de tener buen clima todo el año y de que alguien nos ayudará si nos va mal.
Aunque no sea un aforismo dominicano y más bien oriental, no precisamente chino, debemos preferir el ahorro, la disciplina y el trabajo como ruta responsable para personas, familias, comunidades y país; de lo contrario seguiremos devorando en el presente, cada día, nuestro propio futuro.
Áreas en las que hemos recibido expresiones de interés por empresas de China son, de manera no limitativa, ingenios azucareros e industria ligera, sector inmobiliario, zonas francas, reexportaciones, energía, comercio al por mayor, equipamiento hospitalario, productos nativos (aguacate, por ejemplo), entre otros.
China y la RD deben avanzar hacia un tratado de libre comercio y, mientras tanto, es aconsejable un memorándum de entendimiento para buscar la viabilidad de ese TLC y rubricar un paquete de acuerdos institucionales y comerciales puntuales, en tanto son dos economías complementarias.
Entre esos acuerdos se puede incluir uno de promoción y protección de las inversiones por 10 años, otro sobre calificación del talento humano, otro designado a RD como país preferente en materia turística, y otros sobre exenciones para la agroindustria, y demás.
A partir de antecedentes públicamente conocidos, se entiende que China, en sus relaciones a nivel estatal con la RD podría estar en capacidad de acompañar al país y compartir experiencias en infraestructura: presas hidroeléctricas, puertos, carreteras y vías férreas, energía, industria e innovación, vivienda, así como en mejoramiento institucional y modernización del Estado (fronteras, seguridad pública y anti corrupción, por ejemplo).
Para contribuir con la sostenibilidad de las relaciones económicas e institucionales entre ambos países, nuestra Cámara de Comercio Domínico China favorece la creación de una mesa de cooperación entre empresas chinas y el sector empresarial dominicano, en la que participen los distintos niveles de asociatividad del sector.
Hay que estar listos para las oportunidades; y en este caso, no sabemos cuándo tendremos otra oportunidad de mutuo interés con el país más poblado del planeta y la segunda economía del mundo y en ascenso.
El autor es presidente de la Cámara de Comercio Dominico China
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