(II-III)
Por Miguel Soto Enc
El crecimiento económico no es sinónimo de desarrollo, y los dominicanos somos un ejemplo de ello.
Ser una economía pequeña no significa conservarse sub desarrollado y, Taiwán ejemplifica.
La economía es una Ciencia integral que estudia la producción con el objetivo de cubrir Necesidades y mi Profesor de economía en la UASD le agregó…. Placeres.
El tema está en cómo invertimos el tiempo en la generación de riquezas que en sí mismo, no es más que impulsar bienes y servicios. ¿Tiempo?
Si. Tiempo. La mayor riqueza de una inversión es el tiempo y nosotros nos ha faltado lo que organiza el tiempo; Planificación.
Negarle a los presidentes sus buenas intenciones para crear por lo menos la imagen de desarrollo sería mezquino, pero no es la forma y el fondo ha sido electorero en el 98% de los casos, y esto ha hecho que el crecimiento exhibido en los últimos 20 años se vaya por el caño de la corrupción, el gasto sin retorno y ausencia en la seguridad económica y social.
Y, es que planificar requiere organizar, delimitar, pedir rendimiento de cuentas y reinventarse en lo cuál como país todavía hoy, estamos perdidos. Somos improvisadores, del momento y básicamente muy emocionales lo que nos coloca en un gasto que no interesa el concepto, procedimiento ni la actitud de inversión.
Entonces, ¿estamos perdidos?
Todavía no.
Hay tiempo para enderezar el tema económico y, que en 20 o 30 años nuestros hijos/as no reciban como dominicanos una copia borinqueña, haitiana o griega actual.
Lo primero es sugerir que, en primer lugar se asuma el compromiso de no acelerar el proceso en la aplicación de un nuevo currículum que todavía no es currículum porque no ha sido aprobado; que se aplique la tanda extendida en donde existan las condiciones alimentarias, tecnológicas y de logística que se requieren. Incluso (Y esto lo comento un amigo), la tanda extendida debe ser para estudiantes de 85% de promedio; dejando espacios educacionales para estudiantes que no lleguen a este punto.
En lo personal estoy orgulloso de la implementación de la Tanda Extendida y de la Educación Técnica, pero con las debilidades alimentarias y de logística educativa, sumándole la indefinición curricular lo convierten en un gasto y no en una inversión en tiempo inmediato. Más bien podría considerarse una inversión electoral con el gasto público al sacar 8 horas de la casa a los muchachos y mandarlos supuestamente «jartos», aunque ese no sea el objetivo una mente maquiavélicamente opositora podría interpretarlo así.
Las decisiones en educación, sugiero yo deben considerar una educación sociológica. Las grandes potencias no son matemáticas, son sociológicas y esto porque nuestros ciudadanos deben y tienen que conocer las ventajas geográficas y geopolíticas de donde están ubicados, deben asumir los compromisos democráticos y, la democracia como la cimiente indefectible de la naturaleza libre en sociedad del hombre; nuestros dominicanos tienen que saber el resultado de 2+2, la raíz cuadrada de 9 y la naturaleza de la inmovilidad la materia pero, a su vez procedimental que el 4 del 2+2 será resultado de invertir no de gastar, que no importa construir si no asumo la geometría como la definición de espacios y triangulaciones que definan la inversión posible en lo que quiera hacer en un espacio determinado y de paso aplicar sus valoraciones sobre la inmovilidad de la materia considerando que según Albert ésta produce energía a pesar de su inmovilidad.
Nuestro Estado, debe asumir el tema educación como un tema 1A en el desarrollo a largo plazo de las estructuras económicas del país y, por tanto de la satisfacción de necesidades y el gozar de los placeres resultantes de esa economía que según las fuentes oficiales ha estado en crecimiento constante en Los últimos 20 años.
República Dominicana requiere ciudadanos libres y, para ello la educación es fundamental y de paso un Estado de ciudadanos libres tendrá una economía proactiva.
Continuará.
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