Por Miguel Soto Enc.
I-III
Gastar más de lo que se produce es una de las razones de quiebra familiar, empresarial y pública; sobre producir un bien o servicio es causa de caída de valores y, por tanto caída desfavorable del productor.
El Estado es en sí mismo, el órgano micro que dirige las políticas públicas que administre de forma adecuada la generación de bienes y servicios y garantice felicidad general a quienes le componen.
República Dominicana es una empresa con bienes capaces de generar servicios y, por tanto riquezas generales que impulsen los parámetros de desarrollo señalados por el Banco Mundial; Educación, Alimentación, Salud y Vivienda. Yo le agregó deportes como eje temático.
La pregunta es, ¿Se está en ruta a capitalizar al Estado con politicas de desarrollo estructural o seguiremos en riesgo de quebrar?
Para el 2012, el Banco Mundial advertia que el tope de endeudamiento del país estaba alcanzando el limite.
Para el 2017, según fuentes económicas los dominicanos pagamos un 48% del producto interno bruto en pago de deudas; ambos datos ponen en perspectiva de colapso la economía dominicana en mediano plazo de no tomarse las medidas de lugar.
Hoy, es momento casi oportuno para definir prioridades.
Prioridad 1.
Sincerizacion económica.
Hay que poner las cuentas en perspectiva y asumir un control austero del gasto público, dejar en libertad la justicia en el tema de recuperación de activos producto de la corrupción y eliminar gastos de publicidad que se consideren excesivos e innecesarios.
La meta, como estructura de mando del Estado debe ser; Cero préstamo en los próximos 20 años y renegociar las deudas a 50 años con intereses calculados a 15, garantizando mercado de compra y venta en bienes y servicios a países que acepten negociación.
El Estado dominicano, debe asumir como eje transversal de planificación económica la agricultura, colocando las facilidades y seguridad de mercado interno y externo que proyecte la generación de riquezas a tal punto que nuestros campos y agricultores en totalidad sean generadores de empleos, inversiones paralelas y puntuales pagadores de impuestos.
Es imprescindible que el tema minero sea visto como prioridad de producción, y los espacios de Ciencias sociales en la escuela Dominicana sean Laboratorios de impulso a la explotación local y en coordinación con la Universidad Autónoma de Santo Domingo detectar la factibilidad local o no de nuestros recursos, negociando con inversionistas locales (primordialmente) el 29 % de las acciones; todo lo anterior sin afectar la flora y la fauna de forma desconsiderada.
Las economías agropecuarias locales pueden ser reactivadas, asumiendo el desayuno escolar como instrumento de adquisición por parte del Estafo de los bienes usados en las cocinas escolares.
Leche, frutas, huevos, carnes, pan, platanos, Auyanas son adquiribles municipio por municipio. La dinamización local de la economía genera circulación mayor e impulso de servicios informales.
Es indispensable convertir al agricultor e inversionista dominicano en protagonista y a quienes dirigen la cosa pública en sembradores de la economía que merece el país a largo plazo.
El gasto público es etiqueta de que no importa, y es una perspectiva que debemos cambiar a punta de educación, multas y de referendum.
Una butaca que debe durar por lo menos 20 años, no es posible que deba ser sustituida por fallas de construcción o porque estudiantes la destruyan sin un patrón de consecuencias.
La planificación económica de Estado debe tener como meta resolver los servicios básicos del ciudadano dominicano, pero más que todo es el empoderamiento de que quienes escogen cada 4 años son servidores públicos y que todo lo público es suyo y debe preservarlo y cuidarlo.
La apertura permanente de mercados de productores, es instrumento de movilidad de las micro economías al tiempo de que reduce el clientelismo y servilismo que producen los programas sociales de la presidencia que al final tiene un efecto negativo.
Continuará.
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