Por Darys Estrella
Desierto, playas paradisíacas, valles fértiles, montañas majestuosas, saltos cristalinos, la primera ciudad de América, santuario de ballenas, un lago de 42 metros bajo el nivel del mar, el calor de su gente y su diversidad, su ritmo de merengue y bachata… Definitivamente, República Dominicana lo tiene todo. Y se encuentra en una de las islas del Caribe.
La oferta es extensa. Es por ello que la calidad, el desarrollo y la sostenibilidad del sector ecoturístico en el Caribe es un reto importante.
Pensar en ecoturismo sostenible es posible, y este reto supone acciones concretas en dos temas específicos:
Generación de empleo: El sector turismo, en general, es una industria marcada por la temporalidad, alta o baja, si lo analizamos desde el punto de vista de la demanda externa. El fortalecimiento del turismo interno significa una gran oportunidad de desarrollo y, por ende, de generación de empleos.
De acuerdo con datos de la Organización Mundial del Turismo (OMT), esta actividad representa la principal fuerza económica para un gran número de países en desarrollo y genera uno de cada 11 empleos en el mundo.
En el Caribe no está la excepción. Las empresas turísticas, debido a la naturaleza de sus actividades (basadas en servicios y atención personal), requieren un mayor volumen de empleados que otros sectores cuyos procesos se han tecnificado. La mayoría de los puestos de trabajo que genera esta actividad se caracterizan por un bajo nivel de calificación. Un reto importante, en este sentido, es la creación de empleos de calidad.
Medio Ambiente: Las actividades turísticas tienen un impacto sobre los ecosistemas, por lo que es necesario fomentar una gestión eficiente de los recursos e impulsar medidas contra el cambio climático.
Se debe considerar desde la fuente de donde se toma el agua para regar los campos de golf, hasta el abastecimiento de los hoteles, sin poner en riesgo el suministro de las comunidades aledañas a los proyectos turísticos, el tipo de pescados y mariscos que se sirve en los restaurantes, el respeto por las vedas establecidas, el disfrute de la naturaleza, pero con el fomento de su protección y conservación, y con la promoción de productos y servicios con baja huella ambiental.
Más allá de la explotación, resulta fundamental que el sector vele por la preservación de los destinos y la promoción de las ciudades sostenibles e inteligentes, que beneficien tanto a la población local como a los turistas.
Aunado a los retos pendientes, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se presentan como una herramienta para alinear la ruta y alcanzar las metas establecidas por el sector turismo. Los
ODS llaman a la implementación de medidas diseñadas para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar la paz mundial. Su aplicación en el sector turismo está directamente relacionada con el desarrollo económico inclusivo, el consumo sostenible y la adecuada conservación de las costas:
Trabajo decente y crecimiento económico (ODS 8): La ONU recomienda elaborar y poner en práctica políticas encaminadas a promover un turismo sostenible que cree nuevos puestos de trabajo y promueva la cultura y los productos locales.
Producción y consumo responsables (ODS 12): El sector debe elaborar y aplicar instrumentos encaminados a garantizar modalidades de consumo y producción sostenible.
Vida submarina (ODS 14): El Caribe presenta un ecosistema marino vasto y extenso. Es por ello que su preservación tiene un papel importante. Este principio se centra en la conservación y en la gestión responsable de prácticas como la pesca, la acuicultura y el turismo de playa.
A pesar de que en el Caribe aún queda un largo camino por recorrer en materia de turismo sostenible, tanto la población como las empresas del sector son cada vez más conscientes de las ventajas que ello reporta. De hecho, la demanda de destinos sostenibles ha crecido de forma exponencial en los últimos años, y se prevé que siga siendo una tendencia al alza.
*Conferencista y especialista en sostenibilidad.
Contacto:
Twitter: @darysita
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