Por Nóbel Mejía.-San José de Ocoa
Odalisa Macea, reina Corte del Reinado Fiestas Patronales Ocoa 2017, es una exmonarca difícil de superar, al menos en el sentido farandulero o mediático donde se adjudicó ganancia de causa. No creo haya desfilado por nuestras alfombras otra majestad tan popular, empática y polifacética. Desde luego, para analizar eso de forma objetiva tendríamos que remontar a la época donde las reinas eran elegidas vigilando apellidos, carteras, caritas y venta de bonos.
El impacto de Macea no ocurrió por arte de magía; desde su adolescencia la vimos crecer en ambientes ligados a la cultura, muy cercana al legendario Mamilo Pimentel. Cantando y bailando le lleva la milla al resto de las exmonarcas, hasta haciendo featuring. Actualmente se le reconoce como una chica emprendedora, propietaria de un pequeño negocio, hecho que habla de una cabeza bien puesta y con ganas de escalar su propio Everest. De hecho, la muchachona recibió un premio en Estados Unidos.
Siendo objetivo, no he dado seguimiento a la labor social de la exreina y, más allá de las pinceladas antes señaladas, conozco poco o nada sobre su vida. De manera que no estoy en capacidad de enumerar las acciones que esta llevó a cabo como reina de la corte 2017, aunque leímos sobre una que otra actividad por aquí, por allá y por acullá. Asumimos que hizo mucho o un poco que le valió más que sus antecesoras.
Mi dejadez tiene fundamento en que siempre he aceptado el asunto del reinado y sus consecuencias como cuestión farandulera o de espectáculo. De hecho, la corte no tiene sentido porque la monarquía no existe en nuestro país, es más bien una reminiscencia de la época de la colonia, dicho sea de paso “la bota española pisoteando las tierras indígenas”.
El reinado es una excelente plataforma para que los muchachos se den a conocer. La manzana codiciada es la de ser reina, eso así porque el resto suele pasar desapercibido y la oportunidad no repite. Las mismas monarcas son olvidadas al poco tiempo y, por lo general, los éxitos futuros no se asocian a su paso por allí. De los que han desfilado por las cortes, los profesionales y triunfadores de hoy no necesariamente deben sus logros a ese hecho.
La corte 2018 tiene el reto de llevar el asunto a otro nivel, romper los moldes. Sin perder la originalidad, esencia o brillar con luz propia, la nueva reina tiene el enorme reto de superar la labor de su antecesora, una exmonarca difícil de superar. Sin ánimos de sofocar reyes, queda pendiente ver virreyes, principes y embajadores que se roben los flashes. La misma figura del rey se ha constituido en decorativa y eso no tiene porque ser así.
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