Por: Cesar Beltre
En estos primeros días del año 2018, me animo a escribir sobre este tema tan amplio, pero que considero de sumo interés para todos.
Por un lado, la sociedad contemporanea/actual; una especie de circo que parece complejisarse cada vez, un espacio ocupado por individuos sin norte, sin perspectivas; donde el fanatismo por consumir se impone sobre todas las cosas.. Qué sociedad esta!!! Donde el tener liquidez/dinero es la norma, sin importar la procedencia; donde hombres mal tallados, con greñas y entonando melodías sin letras sirven de paradigma a nuestros mas pequeños. Oh si, un conglomerado en que las niñas de 11, 12 y 13 años parecen mas convencidas del sexo y sus múltiples practicas que las mayores de 30 años. Dónde la rumba y gozo son la panacea de la mayoría, sin importar horario ni lugar. Ya las canciones con letras y los lugares de diversión cerrados (discotecas y cine) no en los pueblos; dando lugar a los sonsoneos estridentes (ruidos) y lugares abiertos o semiabiertos ( drinks, terrazas y colmadones), dónde se exponga al público lo que hay y lo que se trae… Pero algo muy delicado, los varones no van a la universidad; solo un 10 ó 15 % que termina el bachillerato aproximadamente.
Con este panorama, podemos esperar las buenas practicas de los valores humanos que nos han caracterizado como pueblo?. Ese es el punto, los valores hay que verlos desde la perspectiva de la sociedad. Si no hay un pueblo que se abraza a los valores, que cada día los usa como estandarte en todas sus acciones; entonces perdemos el tiempo tratando de explicar el por qué se han esfumado de nuestras entrañas los mismos. Las sociedades marcan sus principios, su cultura, su vida; con el fortalecimiento de los valores que les vio nacer, por encima de los insumos que se insertan con la modernidad. En el caso de nuestra sociedad dominicana, las buenas costumbres, los buenos modales, las normas de cortesía, el buen vivir con sus vecinos, la cordura, la moral, la vergüenza… se han dejado de lado para dar paso a otras formas no favorables para la nación. De ahí los maestros con más en servicio, los representantes de instituciones sociales, gubernamentales o no, los señores de más edad en el barrio; caen en la categoría de anticuados para la juventud. Pues, cada día tienen que hacer referencia de esas buenas prácticas del pasado y, hasta mueren, con el sueño de ver una sociedad como aquella: llena de valores…
En cuanto al uso de las distintas Redes Sociales, es una moda ya que jóvenes, adultos y hasta algunos muy mayores permanezca por horas en lo virtual; alejándose cada vez mas de lo físico, concreto y material. Andan como zombi, navegando en su mundo como si fuera en la tierra, en el medio natural. En muchos casos, dejan de alimentarse bien para obtener el último dispositivo tecnológico y estar a la vanguardia. Lo grande del caso es que nunca usan estos dispositivos para leer los periódicos o noticias del día, para investigar algún asunto importante para su desarrollo; no, sólo para comunicarse o estar al día en las redes sociales. Hoy estudios internacionales nos ubican como uno de las países de Latinoamérica con mayor uso de líneas de telefonía de la región. Sin embargo, nos sitúan en lo últimos lugares en materia educativa, algo muy paradójico. Parece ser que las herramientas TICs a nuestro alcance son usadas indiscriminadamente en las redes sociales, tales como: Twitter, Facebook y WhatsApp; en menor proporción el Instagram. En sus usos predominan los de: subir fotos, ataques de tipo político, religioso, deportivo, y en ocasiones, hasta personales. También, chismean Obviamente, que no sirve de mucho para la supervivencia de los valores humanos que nos caracterizan como nación.
Nuestra sociedad debe ser reorientada en múltiples aspecto, sobre todo, en estos tres que he tratado en estas líneas. En el primer caso, la sociedad dominicana debe reencontrarse con los valores patrióticos, con las buenas costumbres, con ese amor a la naturaleza y dejar de reproducir por todos los medios aquellas prácticas que representan a otras naciones. Debemos fortalecer la identidad ciudadana, el amor a uno mismo y al prójimo, nuestra gastronomía, nuestra música… Diseñar políticas públicas que favorezcan el uso adecuado de las nuevas tecnologías, ampliando el espectro y la calidad de uso de estas herramientas. Miremos hacia atrás para ver lo positivo y hacia adelante para marcar el camino a seguir.
El autor es subdirector del Distrito Escolar 03-03, San José de Ocoa
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