Por: Harris Castillo
Lo que acaba de hacer el senador Pedro Alegría, es histórico. Nos mueve a tener esperanzas en que todavía se puede construir una mejor sociedad, aunque parezca difícil.
Reconocer errores, no está en el diccionario de los políticos dominicanos. Como si el resto de los ciudadanos no reconociera en ellos su condición de humanos imperfectos. Piensan, los políticos del tercer mundo, que serían tildados de incompetentes o ineficientes, cuando la verdad es que la ciudadanía solo castiga la inacción, todo lo demás encuentra justificación.
El senador histórico escuchó la sensatez, la lógica. Prefirió escuchar a la verdad, antes que a la muchedumbre, sabedor de que quienes asumen la actitud de complacencia, lo hacen en su mayoría por las mieles que salen de su panal.
Con su acción, el senador logra sobreponerse a la mediocridad que adorna a la mayoría de nuestros representantes; y gana dos veces. Gana con los huérfanos de cerebro, que sin importar sus errores siempre le apoyaran y saldrán como jauría a decapitar a todo aquel que ose criticarlo, y también gana con la clase pensante, que critica las malas acciones, pero aplaude las buena.
Es importante que las personas que piensan en una sociedad que aspira a avanzar por acción y no por inercia, emitan sus criterios en los asuntos públicos. Es a ellos a quienes la impotencia les castiga y luego la conciencia les perturba, si se cruzan de brazos, si no opinan. Por dejarle a la muchedumbre los espacios, es que hoy tenemos una sociedad que no queremos, pues el estomago no es un órgano para pensar.
Cuando escribimos sobre el camión de bomberos que se estaba entregando en nuestro pueblo, dijimos que estaba en malas condiciones, pues era un descargo de la ciudad norteamericana de Paterson, que salía de operación luego de innúmeras reparaciones y lo habían convertido en una valla publicitaria, pues ni «Bomberos», decía por ninguna parte. Argumentamos mucho más sobre el tema.
El chorrito de prueba frente al ayuntamiento, fue justificado por la jauría pagada como, «Suficiente», para apagar un fuego. Salieron escritos de defensa del senador, aclaraciones en las redes, unas en busca de escenario, otras respetuosas, que solo repetían lo que nosotros habíamos dicho, decían «fue una donación aceptada por el senador, luego por los problemas legales del alcalde de Paterson hubo que pagar siete mil dólares». Muchos lectores entre líneas solo rieron ante tanta ingenuidad.
En una acción plausible, el senador retiró el camión del cuartel de los bomberos hacia destino conocido. No solo lo sometió a una segunda reparación, puesto que ya había sido reparado en Nueva Jersey, sino que además le cambió su letrero publicitario de senador en la parte frontal, y le puso en cambio el escudo de los bomberos.
Lo ideal hubiera sido que pintara de amarillo o rojo el camión y retirara toda la publicidad, pero también pudo no hacer nada y dejar que el ayuntamiento tuviera que incurrir en los gastos de reparación de una donación, algo impensable.
El camión ha sido entregado nuevamente sin la parafernalia de la primera vez. Está funcionando bien y el «chorrito» ahora es un verdadero torrente de agua. El hecho de que tenga el escudo de los bomberos en la parte frontal es otro acierto, así ya no se puede tildar exclusivamente de «valla publicitaria», y los que van al frente cuando le suenen la sirena y volteen, verán que aunque azul, es un camión de bomberos, y con gusto cederán el paso.
No nos sentimos bien porque los hechos confirmaran nuestra verdad, nos sentimos bien, muy bien, porque encontramos eco, en un funcionario electo que supo reconocer el error, algo muy difícil en nuestro medio.
Felicidades senador por la rectificación. Errar es de humanos, permanecer en el error es de necios, rectificar es de sabios.
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