Por Amaury Santana
En los años 60 del pasado siglo XX, Ocoa era un municipio eminentemente agrícola y aún sigue siéndolo.
Sus habitantes residían mayoritariamente en la zona rural y sus principales productos eran el café, maní, papa, cebolla, repollo, gandules en grandes cantidades y habichuelas y maíz en menor volumen.
Para entonces, se desarrollaron las factorías de café de los Isa, Amílcar Báez, Font Gamundi y la manicera de Emilio Castillo.
Además se desarrollaba un comercio muy dinámico de compra de guandules en la mayoría de las comunidades rurales, cuyos compradores más destacados fueron Salomón Espinal y Arquímedes Díaz.
Esa producción y comercio generaban cientos de empleos directos e indirectos de hombres y mujeres.
Para aquellos tiempos nuestro municipio tenía una amplia cobertura boscosa. Arroyos y ríos permanecían con caudales constantes y las lluvias eran frecuentes, abundantes y los campesinos hasta sabían las fechas del año en las que caerían.
Es bueno poner algunos ejemplos de la abundancia de agua de la que disfrutábamos:
En Sabana Larga había una regola construida en piedra y cemento ( le queda llamaban la regola de Amancio) que cruzaba esta comunidad de arriba abajo y sus aguas cristalinas las utilizaban sus habitantes, hasta para tomarla en todos los hogares
Amancio Estrada usaba esas aguas para regadío y tal vez unos escasos agricultores más.
En el entonces paraje El Naranjal, de la sección La Ciénaga, existían los pozos de aguas superficiales de: Isidro, La Zata, Los Brea, Cañada Abajo, de José Santana, de Negra y la pequeña laguna de Rafael Abréu (Tijén).
Y en Parra había ( y aún hay en estado agónico) un caudaloso arroyo del cual se nutría el acueducto de Ocoa.
Pero debido a la deforestación indiscriminada de nuestras montañas, principalmente por parte de poderosos funcionarios de distintos gobiernos: gobernadores, diputados, síndicos, senadores y altos dirigentes políticos; hace décadas que desapareció la regola de Amancio en Sabana Larga.
Porque las montañas de dónde provenían sus aguas fueron brutalmente deforestadas con la mirada cómplice e irresponsable de los distintos gobiernos.
Por similares razones, en El Naranjal se secaron todos los pozos y la pequeña laguna.
Y el Arroyo de Parra dejó de ser la fuente para el acueducto de Ocoa, teniéndose que construir pozos subterráneos próximos al Río Ocoa para suplir precariamente de agua a los moradores de los distintos sectores urbanos de este lugar, porque las montañas de Parra fueron arrasadas por la deforestación.
Pero la eliminación despiadada de los bosques ha continuado a un ritmo acelerado en lo que es hoy la provincia de San José de Ocoa.
En la zona de El Pinar, La Toronja, La Mesa de Domingo, Las zonas montañosas de Sabana Larga, La Horma, El Naranjal, Parra, La Ciénaga, Rancho Arriba y en toda la provincia la deforestación no se ha detenido un solo día, ni en ningún gobierno.
Y de continuar este ritmo irracional de destrucción de nuestros bosques y montañas, todos los pozos que desde hace mucho más de 20 años se perforaron para extraer agua del subsuelo y emplearla en la agricultura a campo abierto y en invernaderos, se secarán irremediablemente.
Porque las aguas subterráneas se nutren de las lluvias vertical y horizontal y si estas no encuentran bosques para que los vientos se condensen y las aguas de las
nubes tampoco encuentran bosques para que permitan infiltrar esas aguas al subsuelo, en los próximos 20 años
todos los pozos que ahora se usan en nuestra provincia para regadío desaparecerán y Ocoa se convertiría en una de las provincias más pobres del país.
Eso debemos evitarlo y hacerlo a tiempo.
Por lo que proponemos que el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, el Gobierno central junto a los distintos ayuntamientos y Juntas de Distritos Municipales de Ocoa, estructuren y pongan en marcha un Plan para Salvar y Recuperar nuestras Aguas, reforestando con plantas endémicas y nativas, las cuencas altas y medias de nuestros ríos y arroyos.
En este proyecto se debe incluir también a la Asociación para el Desarrollo de San José de Ocoa (ADESJO) por su experiencia y capacidad en esa materia.
En dicho proyecto es necesario involucrar activamente a nuestros agricultores y sus familias, a los estudiantes y a las organizaciones sociales que siempre se han preocupado por el bienestar de nuestra gente.
Si en verdad amamos a nuestro pueblo, debemos hacer cuántos sacrificios sean necesarios para recuperar nuestros bosques y montañas y con esto a nuestras aguas, que es lo mismo que garantizar un luminoso porvenir para nuestra amada provincia.
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