El próximo martes 19 se estarán cumpliendo 180 años de la Batalla 19 de Marzo o Batalla de Azua, que fue la primera batalla militar librada por el pueblo dominicano para defender la Independencia Nacional lograda y proclamada unas semanas antes. Como antecedente de todo esto hemos de recordar que estuvimos desde el 1822 sometidos al yugo haitiano del que logramos liberarnos la noche gloriosa del 27 de febrero de 1844; todo había iniciado a las 07:30 horas de la mañana en la ya histórica ciudad sureña.
Queda claro entonces, que con apenas 21 días posteriores a la declaración de independencia el gobierno haitiano intentó recobrar el territorio que habiendo ocupado durante 22 años creía de su propiedad y no escatimó esfuerzos en esa dirección, con la desventaja por parte nuestra de enfrentarnos a un ejército compuesto por efectivos militares muy superior en número, pues en su afán el presidente haitiano Charles Hérard Ainé organizó su ejército con 30,000 hombres, contando nosotros a su vez sólo con 2,500 para hacer frente a toda aquella decidida arremetida.
Por lo numeroso del ejército haitiano en relación con la disponibilidad de hombres del lado dominicano, el presidente Hérard pudo organizar sus 30,000 hombres en tres flancos para penetrar al territorio dominicano; flancos que estaban compuestos por columnas de 10,000 hombres cada una, las que entrarían, según lo pautado, una por el norte con intención de tomar Santiago y Puerto Plata, otra dirigida por el propio presidente Charles Hérard y que tenía como pretensión tomar Azua y San Juan de la Maguana y la tercera columna que debía entrar por Neiba, en ocasiones escrito como Neyba.
Nos concentraremos aquí en ese segundo flanco dirigido por el propio presidente de Haití para entonces, y que como se indica tenía como objetivo tomar Azua y San Juan de la Maguana. Es posible que aunque se hable aquí de San Juan de la Maguana, en realidad se trate de San Juan propiamente, en el sentido de que cuando hablamos de San Juan de la Maguana nos estamos refiriendo sólo al municipio, que es de hecho el municipio cabecera de la provincia de San Juan.
Llegado el día (19 de marzo de 1844) se produjo en Azua el enfrentamiento de las tropas dominicanas lideradas por el general Pedro Santana y las tropas haitianas encabezadas por el presidente haitiano. Lo allí escenificado significó, indefectiblemente, el inicio de lo que sería el afianzamiento de esas ideas de independencia inculcadas por Duarte y que lograron concreción tras el trabucazo disparado por Mella el 27 de febrero de 1844 en la Puerta de la Misericordia y el izamiento del lienzo tricolor por Sánchez en la Puerta del Conde, cuando pasamos a formar parte del concierto de los pueblos libres del mundo.
Claro está, una cosa eran los planes de Hérard y su ejército interventor y otra era la resistencia espartana que habrían de oponer los valientes dominicanos que se resistieron como fiera a perder lo que apenas semanas antes se había logrado. Los planes de Hérard de unir la columna del sur con la del norte para atacar a Azua no contaba con las tropas dominicanas que allí se apostaron de manera estratégica bajo el mando de Fernando Taveras, Vicente Noble y Dionisio Reyes, los que “atacaron las fuerzas del general Broum posicionas en Las Marías, desarrollándose el primer combate en la Fuente de Rodeo”.
Tampoco contaban las tropas haitianas comandadas por Suffrond que en su avance hacia Azua tendrían la resistencia firme que opusieron los dominicanos al mando de Manuel Mora en el Paso de la Hicotea. De igual manera ocurriría con las tropas del propio presidente Hérard, las que en su paso por “los Jovillos persiguiendo a Luis Álvarez” no contaban con que las tropas dominicanas del general Lucas Díaz, apostadas en el Paso del Jura, atacarían su ejército”, siendo sorprendidos cual ocurrió en Waterloo con Napoleón Bonaparte tras ser atacado y vencido por las tropas de Arthur Wellesley, duque de Wellington, y del mariscal prusiano Gebhard von Blücher.
La valentía del pueblo dominicano, para la ocasión representado por esos 2,500 hombres, se puso de manifiesto desde el primer momento en que la patria lo necesitó, como ocurrió cuando las huestes haitianas intentaron penetrar a San Juan de la Maguana, siendo enfrentadas por Francisco Soñé, Lucas Díaz, Jean E. Ceara y José Del C. García, desalojándolas del río Jura. Cuando a su vez las fuerzas del jefe haitiano Tomás Héctor entraron en Azua y la encontraron desierta, por igual el ataque fue rechazado por los dominicanos y cuando los haitianos atacaron por el camino de Los Conucos van a ser igual y resueltamente enfrentados por Matías de Vargas, José Leger y Feliciano Martínez.
La gloria del general Antonio Duvergé, con acierto nombrado como “El Centinela de la Frontera” iba a quedar sellada en el fragor de la batalla, pues supo enfrentar y vencer a las tropas haitianas en la comunidad de El Barro, lo mismo que ocurrió con Nicolás Mañón que las enfrentó en el Cerro de Resolí, provocando “la huida de los invasores de nuevo hacia el río Jura”. Preciso es destacar que tanto Duvergé como Francisco Soñé habían entrenado a valiosos jóvenes azuanos que participaron en la reyerta bélica en defensa de la Independencia Nacional.
De manera que el pueblo dominicano, que a través de la historia cuando ha participado en una contienda de este tipo siempre ha sido para defenderse del agresor, en la Batalla 19 de Marzo o Batalla de Azua, de la mano de valientes patriotas, dio otro “paso de avance en la consolidación de la Independencia Nacional”, y de ahí, entre otros aspectos, la significación histórica de aquel importante enfrentamiento bélico.
El autor es ocoeño y egresado de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
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