Escrito por: Yudelka Custodio
El uso de la madera comenzó con el nacimiento de la comunidad. De hecho, el primer nombre de Nizao fue Rancho Abajo, en contraste con Rancho Arriba por estar antes y denominadas así por ser éstas dos comunidades dedicadas al corte y comercio de madera, la cual transportaban por el río.
Los monteros construyeron primero ranchos rústicos para pernoctar durante la noche, luego pasaron a ser chozas y finalmente, cuando decidieron poblar y quedarse, las convirtieron en bohíos.Para éstos utilizaron madera rústica, tablas de palma, sobre todo amarradas con bejucos, pues no se conocían los clavos.
Se techaban con cogollo de Caña Brava, ya que, la yagua se dañaba muy rápido y el cohoyo era más resistente al agua y al sol. Los pisos eran de tierra pisoneados con ceniza del fogón.Al principio se labraba con hacha, luego surgieron los aserraderos en los cuales utilizaban la Sierra de Monte, la cual se colocaba sobre un tronco fuerte que llamaban “burro”.
A partir de ahí la modalidad de construcción cambió dependiendo de los diferentes tipos de madera aserrada y/o labrada que se conseguía: Tabla de Palma, costanera, que es una especie de tabla gruesa, bastante resistente, tablas de corazón de paloma, pino, roble, sabina, manacla, corbano, coruelillo, guayuyo, yagrumo, estos últimos eran palos utilizados como sostén y horcones de las casas.
La caoba no usada en ese entonces, por lo menos, no hay vestigios de esta madera en las viejas construcciones nizaeras.Para los años 1930, a raíz de llegar Trujillo al poder, se comenzaron los aserraderos oficiales. El primero lo construyó la familia Medina, abuelos de Don Andrés Medina, en Las Avispas. Luego se instaló otro en Las Auyamas de la familia Ortiz. En este se destacaron como aserradores: Carlos Enrique Velázquez, sus hermanos Andrés y Teudo. También Fabrí, Aníbal Peña, conocido como Lele Rosana, entre otros.Grandes carpinteros o constructores con madera se pueden citar a: Machito Herrera, Gumesindo Valdez, Laíto Sánchez, Marcial Cabral, Teudo Velázquez, que era además, aterrador y ebanista. Por supuesto, se debe mencionar a un excelente cobijador con Caña Brava: Mano Pancho.
El legado de estos hombres rudos, fuertes y afanadores está aún ahí, esperando ser reconocido y valorado por las actuales generaciones. Muchas de estas casas construidas con sus brazos están en pie, listas para ser apreciadas en Las Auyamas, El Callejòn, El Alto, Pinomocho, incluso en Los Macos.El cemento, el zinc, losetas, hierros han sustituido el uso de la madera pero no le han quitado vigencia, su importancia, su valor. Invitamos a explorarlas, conocer más de la patria chica.
Gracias a Carlos Velázquez por los aportes para confirmar este artículo.
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