Escrito Por: Silvia Van der Linde
Una de estas tardes, estuve visitando a Dolores Arias, Lolín, una mujer dulce como las golosinas que fabrica en la factoría de dulces artesanales de su propiedad. La materia prima que utiliza para las exquisiteces de la casa son frutas tropicales, higo, cajuil, lechosa, maní, coco, naranja, piña, cereza…de cada una elabora diferentes presentaciones para satisfacer todos los gustos. Del higo, por ejemplo, forja conserva, seco o cristalizado, relleno y en pasta. El dulce de higo es considerado un plato autóctono de la cocina ocoeña.
. El higo es una inflorescencia no un fruto, es decir, flores que nacen agrupadas en un solo tallo. Introducido en San José de Ocoa a finales del SXIX, desde San Pedro de Macorís, por los libaneses procedentes de esa comunidad, según el proyecto “Salvaguarda de la Gastronomía Ocoeña”, de la Fundación Sabores Dominicanos, Hoy día, existe una nueva versión al respecto, Luis Subero, distinguido escritor ocoeño, sostiene haber encontrado un documento en el Archivo General de la Nación que demuestra que el higo se cultivaba en Ocoa antes de la llegada de los libaneses o sus descendientes y que lo trajeron de las Islas Canarias.
Al compás del suave balanceo de las mecedoras, fue narrando, Lolín, la historia de los orígenes y evolución del hoy próspero negocio. Después del paso del Ciclón David 1979 y del alza paulatina del dólar, su espíritu emprendedor le dijo que era necesario buscar otra fuente de ingresos adecuada a los nuevos tiempos, para seguir apoyando a los suyos. Hasta ese momento, se dedicaba a la venta de ropa extranjera a familias distinguidas de la comunidad ocoeña.
Un día, un vendutero, le ofrece, a través de la verja de su morada, dos docenas de higos frescos, los cuales convirtió en delicada conserva y así inició su emprendimiento como autodidacta, en su entonces residencia de la Andrés Pimentel esquina Manuela Mañana. En el 2003 se traslada a la prolongación Salvador Alcántara número 8, lugar céntrico del municipio cabecera de la provincia de San José de Ocoa, donde hasta hoy permanece. Siendo este un local privilegiado, en el cual terraza y jardín se integran, ofreciendo un ambiente acogedor, ideal para compartir, comprar y degustar las delicias de Lolín. Los fines de semana y días festivos visitantes locales, de otros puntos del país y extranjeros, abarrotan el establecimiento.
La Dulcería Lolín es uno de los atractivos socioculturales importantes, de la creciente oferta ocoeña a sus visitantes, que cada día son más. Ojalá otros emprendedores, aquellos ligados al sector gastronómico, se animen también a conservar otros platos autóctonos de la cocina ocoeña como arepa de maíz tierno, sancocho de habichuelas verdes, buñuelos de ñame, raspadura de caña y dulce de papa y los agricultores se estimulen a producir lo necesario para su elaboración, ya que el mercado existe y la demanda también.
silviavanderlinde3@gmail.com
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