Por Nóbel Mejía.-San José de Ocoa
A pesar de que estamos en la denominada “ruta de los huracanes” y contamos con una historia de desastres causados por fenómenos atmosféricos, la República Dominicana todavía improvisa en la materia. Aparte de la miseria material y sus cordones, Irma puso al desnudo esa realidad de desorganización, falta de planificación y, por ende, causa de la improvisación al granel.
En virtud de que no hubo víctimas fatales, muchos del colectivo agradecen las medidas de prevención de parte del gobierno. He resuelto no coincidir con ello; si no tenemos muertos por un tubo y siete llaves es por la gracia y la misericordia de Dios (según los ateos, cuestión de suerte, casualidades o probabilidades matemáticas). La señora Irma fue “obligada” a una latitud que le impidió lastimar nuestra isla con toda su furia.
Eso así porque leí, escuché y ví entre líneas. El reporte de los medios era una constante, la gente fue atropellada en su dignidad, pasando hambre y piso frío en los refugios. Dada la escena no faltó quién, desafiando la autoridad, abandonó el albergue. Ojo: quizás las cosas fluyeron pero no de forma oportuna, a tiempo y con calidad. Eso último traduce en improvisación que, en ciertas circunstancias, puede ser detonante de desgracias iguales o mayores al fenómeno en cuestión.
La directora del Plan Social fue sorprendida dando muela. En una visita a las zonas afectadas, creo estando en Samaná, Iris Guaba fue abordada por una periodista o reportera. La funcionaria informó que no había podido trasladarse al lugar porque el paso estaba obstruido. La periodista le puso en aprietos al señalar que el equipo informativo pasó y no vio nada de lo que ella dijo. Guaba titubeo o gagueó y enfiló cañón en direccción al gobernador provincial. Es evidente que habló mentira y la periodista lo descubrió.
El Director del Centro de Operaciones de Emergencias (COE), General de Brigada ERD Juan Manuel Méndez García, fue sorprendido por la interrogante de un periodista. Se le demandó razón de la gente pasando hambre en los refugios y este, no encontrando una respuesta certera, solo atinó a decir que “no se trata de resort 5 estrellas”. Es evidente que el militar evitó ser aplastado por las gomas de una patana.
El director de los Comedores Económicos fue otro sorprendido. La mentira inicial dio cuenta que las cocinas móviles estarían antes en cada uno de los puntos, sobre todo ante la posibilidad de comunidades incomunicadas. Sucede y viene a ser que esto no necesariamente se llevó a cabo. Nicolás Calderón fue “atrapado” por un periodista que le abordó sobre el particular. Este salió de la patana contestando que las cocinas se mantuvieron distantes para preservarlas de los vientos. Eso no es todo, también se cuestionó que algunas cocinas no abrieron a tiempo. A esto último, Nicolás contestó algo así como: “la gente que tenía a cargo la tarea de cocinar no pudo llegar al lugar”.
Sin lugar a dudas, cada quién está por su lado y la data no es manejada de forma integra. Se habla mentira y se vende una planificación que solo existe en la mente de quienes difunden o fabrican la información. Es fácil verificarlo en las ruedas de prensa del COE, la pelota rueda y se nota la desconexión de acciones y actores.
Las evacuaciones no necesariamente son obligatorias, tal como sucede en otros países, y las facilidades son escasas. No se realizan simulacros nacionales, no hay un mapeo con ejes problemáticos, los refugios no se manejan con criterios científicos, no hay rutas alternas de movilización, no hay cultura ciudadana en estos menesteres…
Algunos dirán que siempre hemos tenido ciclones y salimos a camino. El asunto es que, debido al cambio climático, en algún momento experimentaremos fuerzas ciclónicas nunca vistas en la historia.
Ante tal improvisación y juegos de “Tin Marín de Do Pingüe”, imaginemos nuestra suerte si una bestia como Irma pasa su ojo medio a medio a la isla. Muertos por la primera bestia y muertos por la segunda bestia, los sobrevivientes nadando entre mierda, piso frío, infecciones y hambre. Desde luego, siendo justos, si ocurre una tragedia similar a la de Antigua y Barbuda es evidente que necesitaremos ayuda externa.
Es posible prevenir daños, organizarse y planificar de verdad, sin necesidad de recurrir a muelas baratas. Cuba aprendió la lección del Huracán Flora que dejó 1.200 muertos en 1963. Hoy cuenta con el sistema de prevención más avanzado del área, una envidia mundial que ha sido objeto de reconocimientos internacionales. A pesar de que, en esta ocasión, la naturaleza arrebató 10 vidas en esa isla. Es un hecho que los cubanos volverán a revisar protocolos en la mesa de la planificación.
No es verdad que se necesitan miles de millones, basta con tener a la gente en el centro de las políticas públicas y como activo principal de la patria. Si la muy preparada Cuba contó una decena de muertos, imagine usted lo que hubiese pasado en nuestra RD “manga por hombro”. Estamos en la ruta de los huracanes y, por ende, somos hijos de tales bestias.
La prevención debe esquematizarse en 4 niveles: antes, durante y después. Organizarse es una necesidad, una obligación del Estado.
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