La familia es un pequeño sistema compuesto por varios miembros, y para que funcione, cada cual debe desempeñar el papel que le corresponde. La sana convivencia y la estabilidad son elementos básicos para su buen funcionamiento porque cualquier fallo que haya provocaría un desequilibrio a lo interno del seno familiar.
En esta ocasión nos referiremos al padre, al mismo que tradicionalmente ha sido visto como el proveedor, el defensor de la familia, el cabeza de hogar, el que para los pequeños es visto como un superhéroe, y el que con su ejemplo de vida cohesiona a ese grupo tan vital para el desarrollo de los pueblos.
En la literatura hay una maravillosa novela realista cuyo título es “Papá Goriot” escrita por Honoré de Balzac que relata la vida de un padre muy generoso que se dedicó en cuerpo y alma al trabajo para darle a sus dos hijas una dote cuantiosa al momento de contraer matrimonio con unos aristócratas, y las que aun estando casadas continuaban acudiendo a él para obtener más dinero y así rodearse de lujos y de todo tipo de comodidades, no obstante, fueron tan desalmadas que ni siquiera le permitían vivir junto a ellas, dejando al noble anciano viviendo en una mísera casa de huéspedes, en la que encuentra a un joven llamado Eugene Rastignac que se compadece y el mismo puede comprobar como las hijas de Goriot se divertían en las fiestas mientras su anciano padre agoniza y muere delirando, bendiciéndolas y maldiciéndolas a la vez. Al final solo van a su entierro dos personas de la posada y los criados de sus hijas.
En el otro extremo está “Hamlet” tragedia escrita por William Shakespeare, que trata de la historia de un joven heredero al trono danés, cuyo padre muerto se le aparece en forma de fantasma pidiéndole venganza ya que fue envenenado por su esposa Gertrudis y por Claudio, su hermano, el que además contrajo matrimonio con la madre de Hamlet; el joven logra urdir un plan para hacer que los culpables pagasen por el crimen desencadenando una serie de sucesos trágicos, todo esto fue ejecutado con la esperanza de vengar al padre que tanto amó.
Otro ejemplo de amor a la figura del padre se encuentra en la literatura medieval con el gran Jorge Manrique y la elegía Coplas a la Muerte de su Padre, en la que el poeta hace una reflexión sobre el tiempo, la fama, la fortuna y la caducidad de la vida terrenal, dando testimonio de la huella dejada en su vida por su excelente padre.
En su gran mayoría, la figura paterna ha desempeñado su rol de manera extraordinaria, y lo han demostrado con la actuación de hijos que han tenido una trayectoria ejemplar, que en lo adelante se han convertido en referentes y en un orgullo para la familia, sin embargo, como en todo lo humano, hay algunos hijos que valoran muy poco el sacrificio y la abnegación de ese ser tan importante y tan injustamente juzgado a través de los años, que a medida que avanza el tiempo están integrándose cada vez más a la dinámica familiar.
Definitivamente, es una bendición tener a quien llamarle papá, ese hombre al que se puede acudir en los momentos difíciles de la vida, pero además, ese padre a quien felicitar, no este próximo domingo, sino cada día por ser dador de vida. Pero tristemente, hoy somos muchos los que no tenemos ese privilegio, y es propicia la ocasión para sugerirles a los que aun los tienen a su lado, que los valoren en su justa dimensión, que los disfruten cada día más porque un padre, aun con el esquema de autoritarismo con que ha sido formado en nuestra sociedad, siempre busca dar lo mejor de sí y debería ser retribuido, demostrándole las mejores atenciones, la consideración y el amor que merece, y como dice el cuarto mandamiento “ Honra a tu padre y a tu madre para que se prolonguen tus días sobre la tierra”.
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